Redacción
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. Sin embargo, gracias a los avances médicos y a los cambios en los hábitos de vida, las tasas de mortalidad por eventos cardiovasculares han disminuido un 5% en la última década. No obstante, un reciente estudio muestra que cada vez más jóvenes presentan factores de riesgo cardiovascular, antes asociados únicamente a personas de mayor edad, influenciados directamente por el estilo de vida actual.
El informe, publicado en la Revista Española de Cardiología del Deporte y realizado por investigadores de la Universidad de Alcalá, junto a la Universidad Europea de Madrid y la Universidad Europea Miguel de Cervantes, ha analizado los exámenes médicos de casi 80.000 jóvenes españoles de entre 18 y 30 años.
El 18% de los 800.000 jóvenes examinados presentaba un factor de riesgo cardiovascular
Los resultados han concluido que, a pesar de su corta edad, un 18% ya presentaba algún factor de riesgo cardiovascular como prehipertensión o hipertensión, prediabetes o diabetes, o hipercolesterolemia. Además, se realizó un seguimiento de entre 2 y 5 años a unos 45.000 jóvenes que no tenían riesgo cardiovascular al inicio del estudio y, durante ese periodo, un 2% adicional desarrolló algún factor de riesgo cardiovascular.
El estilo de vida es crucial a la hora de hablar de enfermedades cardiovasculares, aunque existen factores influyentes como la genética o el ambiente. No obstante, las tasas de inactividad física, sobrepeso y otros hábitos poco saludables están aumentando, incluso entre los jóvenes.
Tanto es así que, en Estados Unidos, la prevalencia de obesidad entre los jóvenes ha subido del 32% al 41% en la última década. Además, el estudio español muestra que solo la mitad de los jóvenes examinados cumplía con las recomendaciones de actividad física, mientras que un 40% tenía sobrepeso u obesidad, todos menores de 30 años.
Pedro L. Valenzuela: “El factor que más aumenta el riesgo cardiovascular es tener sobrepeso u obesidad”
Los resultados muestran que menos del 4% tenía un estilo de vida óptimo y cumplía con todos los factores: físicamente activo, normopeso, no fumador, consumo de menos de una bebida alcohólica al día y dormir entre 6 y 9 horas con buena calidad del sueño. Estos factores de estilo de vida mostraron una alta asociación con la presencia y desarrollo de riesgos cardiovasculares, pues aquellos con un estilo de vida completamente óptimo tenían un 38% menos de riesgo de desarrollar factores de riesgo cardiovascular en los años siguientes.
Cabe remarcar que, al valorar todos los factores de estilo de vida en conjunto, mantener un peso normal reducía el riesgo cardiovascular a corto plazo en un 39%, mientras que ser físicamente activo lo reducía en un 5%. Por el contrario, hábitos como dormir poco no parecían tener una influencia significativa a corto plazo en esta población.
“De todos los factores de estilo de vida que analizamos, como fumar, beber, dormir mal e inactividad física, el que más aumentaba el riesgo cardiovascular era tener sobrepeso u obesidad. La actividad física es beneficiosa por sí sola también, pero sobre todo es beneficiosa si consigues mantener un peso corporal estable”, señala el investigador Pedro L. Valenzuela.
Así, los resultados resaltan la importancia de implementar estrategias de prevención tanto a nivel individual como comunitario desde la infancia para evitar el desarrollo de patologías como la hipertensión o la diabetes, motivadas por la obesidad e inactividad física desde edades tempranas.