El torpe es quien teme a la IA

La tecnología siempre ha transformado el mercado laboral y la intuición y la creatividad siguen siendo territorios exclusivamente humanos

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Anuario-iSanidadLuis de Haro. Director general de iSanidad
Norberto Mateos
, CEO de Intel en Iberia, lo dijo claramente: “La IA no va a quitarnos el trabajo en los próximos años. Pero si no la usamos, alguien que sí la use puede hacerlo“. Este comentario refleja una verdad incómoda: tener miedo a la IA es de torpes. En lugar de temerla, debemos aprender a integrarla en nuestras vidas y trabajos, pues quienes la adopten tendrán una ventaja significativa sobre quienes se resisten al cambio. Temer a la IA es una postura torpe. En lugar de preocuparnos por cómo puede quitar empleos, deberíamos centrarnos en cómo puede mejorar nuestra eficiencia.

Temer a la IA es una postura torpe, en lugar de preocuparnos por cómo puede quitar empleos, deberíamos centrarnos en cómo puede mejorar nuestra eficiencia

Es cierto que la IA podrá eliminar puestos de trabajo de baja cualificación. Sin embargo, esto no es algo nuevo. La tecnología siempre ha transformado el mercado laboral, y la IA no es una excepción. Lo que cambia es la naturaleza de las habilidades demandadas. En lugar de temer la pérdida de empleos, deberíamos centrarnos en cómo podemos adquirir nuevas competencias para trabajar con, y junto, a la IA.

A pesar de sus impresionantes capacidades, la IA tiene limitaciones claras. No puede resolver problemas inesperados ni adaptarse a situaciones novedosas con la misma facilidad que los humanos. La intuición y la creatividad siguen siendo territorios exclusivamente humanos. Un médico, por ejemplo, realiza múltiples tareas durante su jornada, y para cubrir todas sus capacidades se necesitarían diversas herramientas de IA con diferentes características y funciones. La IA puede procesar grandes cantidades de información sobre temas muy específicos, pero no puede pensar lateralmente ni formar opiniones. Y, por supuesto, carece de sentimientos.

La IA tiene limitaciones claras, no puede resolver problemas inesperados ni adaptarse a situaciones novedosas

En el ámbito médico, la IA se está convirtiendo rápidamente en una parte integral de la atención moderna. Utiliza modelos de aprendizaje automático para analizar datos médicos y descubrir conocimientos que mejoran los resultados en salud y las experiencias de los pacientes. A eso se suman los algoritmos de IA en entornos clínicos y en investigaciones en curso, apoyando la toma de decisiones clínicas y el análisis de imágenes. Estas herramientas permiten a los proveedores tomar decisiones más informadas sobre tratamientos, medicamentos y necesidades del paciente. Además, analiza imágenes médicas para detectar lesiones u otros hallazgos que podrían pasar desapercibidos para un radiólogo humano.

La IA no sustituirá a los profesionales de la salud, ni a médicos, ni a investigadores ni a enfermeras. La IA les permitirá centrarse más en el paciente y descartar al sano de la atención médica innecesaria. Esto no solo mejorará la eficiencia del sistema de salud, sino que también permitirá una atención más personalizada y humana.

La IA permitirá a médicos y enfermeras centrarse más en el paciente y descartar al sano de la atención médica innecesaria

El verdadero desafío no es la IA en sí, sino nuestra capacidad para adaptarnos a su presencia y utilizarla de manera efectiva. La humanidad ha enfrentado desafíos tecnológicos antes y siempre ha salido adelante, no porque temiera la tecnología, sino porque la adoptó y la utilizó para avanzar. Tememos a lo desconocido, pero la historia nos ha demostrado que aquellos que abrazan la innovación son los que prosperan. El miedo a la IA es, en el fondo, un miedo a lo desconocido.

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