Dra. Inmaculada Fernández Vázquez, jefa de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario 12 de Octubre
Los profesionales de la salud no olvidamos lo vivido. No hace muchos años la hepatitis C suponía la principal causa de enfermedad hepática avanzada y observábamos cómo pacientes con hepatitis C fallecían sin poder llegar al trasplante hepático por complicaciones como la cirrosis terminal o el desarrollo de hepatocarcinoma.
Los últimos años han supuesto una revolución. Se han logrado avances significativos en el diagnóstico y tratamiento de las hepatitis virales, especialmente en la hepatitis C. Desde la llegada de los antivirales de acción directa (AAD), se ha conseguido diagnosticar y tratar a más de 165.000 pacientes. Nada de esto habría sido posible sin el compromiso continuo de todos los implicados en la investigación y abordaje de la enfermedad.
A pesar de estos avances, la hepatitis C sigue representando un desafío para la salud pública y se estima que todavía quedan entre 20.000 y 30.000 personas con hepatitis C en España. Debemos tener presente que el perfil de las personas afectadas ha cambiado con el tiempo. Por ello, es crucial enfocarse en la búsqueda activa de posibles pacientes con hepatitis C que todavía no han sido diagnosticados, así como de aquellos que, a pesar de estar diagnosticados, no pueden acceder al tratamiento debido a diversas barreras, como los usuarios de drogas inyectables, personas sin hogar o aquellos en entornos de privación de libertad, donde el acceso al sistema de salud puede ser más limitado.
La hepatitis C sigue representando un desafío para la salud pública y se estima que todavía quedan entre 20.000 y 30.000 personas con hepatitis C en España
Sin duda, es importante continuar trabajando y mejorando las estrategias actuales, como la promoción del diagnóstico y facilitar el proceso del tratamiento. Además, debemos tener en cuenta que la falta de medidas preventivas efectivas aumenta la tasa de reinfección.
España fue uno de los primeros países en atreverse a lanzar un plan estratégico nacional, el Plan Nacional de Salud Hepática. Inicialmente, este plan permitía el acceso prioritario a los pacientes más graves y, posteriormente, el acceso universal tras una negociación con la industria farmacéutica. Este logro ha ayudado a situar a España a la cabeza en la eliminación de la hepatitis C y nos acerca al objetivo de la OMS de eliminar la hepatitis C para 2030.
Por otro lado, los profesionales sanitarios apoyamos la implantación de estrategias de búsqueda de pacientes infectados y la puesta en marcha otras nuevas, como el “Decálogo para la Eliminación de la Hepatitis C en los hospitales”, creado por importantes sociedades implicadas en el manejo de esta patología. El proceso de certificación de los hospitales, promovido por la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y con la colaboración de AbbVie, servirá para dar a conocer este decálogo e invitar a su cumplimiento.
Es crucial enfocarse en la búsqueda activa de posibles pacientes con hepatitis C que todavía no han sido diagnosticados y aquellos que, a pesar de estar diagnosticados, no pueden acceder al tratamiento por diversas barreras
No debemos subestimar el problema de la hepatitis C. Aunque en España hemos tratado a muchos pacientes, no debemos considerar el problema como resuelto y nuestro compromiso no puede cesar. Quedan pacientes por tratar y habrá personas que adquirirán la infección si no están bien informadas sobre los métodos para evitarla y las consecuencias de no eliminarla. Por ello, son necesarias políticas a nivel global que permitan intensificar la detección de la infección en la población de riesgo y políticas de información que impidan la propagación de la hepatitis C.