La medicina defensiva mata al médico

Trabajar bajo la presión de posibles reclamaciones puede llevar a altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento emocional

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Anuario-iSanidadLuis de Haro. Director general de iSanidad
La medicina defensiva se ha convertido en un problema alarmante que está teniendo consecuencias devastadoras para el sistema. La medicina defensiva son las desviaciones de la práctica clínica de los profesionales sanitarios debido al temor a que el paciente les interponga una reclamación. Los médicos, en lugar de centrarse en la medicina basada en la evidencia, tienen que priorizar su protección legal. Así, realizan un aumento significativo de pruebas y procedimientos innecesarios.

Los médicos, en lugar de centrarse en la medicina basada en la evidencia, tienen que priorizar su protección legal

El impacto económico de la medicina defensiva es enorme. Se estima que el 20% del gasto médico se destina a pruebas innecesarias solicitadas por miedo a demandas de los pacientes o sus familiares. Esta cifra no solo refleja un desperdicio de recursos, sino también un aumento en los costes para el sistema que afecta a todos los ciudadanos. Se consumen valiosos recursos en procedimientos que, en muchas ocasiones, no benefician al paciente y que podrían haberse destinado a áreas más críticas.

Los datos son contundentes: alrededor del 90% de los profesionales sanitarios aseguran que la medicina defensiva ha condicionado su práctica profesional. Además, el 89,8% admite realizar pruebas diagnósticas de “utilidad dudosa” para prevenir posibles problemas legales con los pacientes. Según un estudio de la OMC, SESPAS y SEMES, dos tercios de los profesionales creen que la posibilidad de ser demandados condiciona su ejercicio profesional. Este ambiente de miedo y precaución excesiva afecta a la calidad de la atención médica e incrementa el estrés y la presión profesional.

Dos tercios de los profesionales creen que la la medicina defensiva condiciona su ejercicio profesional

El problema se agrava cuando los buenos resultados en otros pacientes generan altas expectativas que no siempre pueden ser alcanzadas por todos. Este desajuste entre las expectativas y la realidad puede desencadenar una insatisfacción significativa respecto a la calidad de la asistencia sanitaria recibida. Cuando un paciente considera que ha recibido algún daño o perjuicio, es más probable que interponga una queja o reclamación, perpetuando así el ciclo de la medicina defensiva.

El aspecto más trágico de la medicina defensiva es su impacto en la salud mental y el bienestar de los profesionales sanitarios. Trabajar constantemente bajo la presión de posibles demandas y reclamaciones puede llevar a altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento emocional. Este entorno laboral hostil no solo afecta la vida personal de los médicos, sino que también puede llevar a errores médicos. Así se reduce aún más la calidad del cuidado que reciben los pacientes.

El aspecto más trágico de la medicina defensiva es su impacto en la salud mental y el bienestar de los profesionales sanitarios

Es imprescindible que se aborde el problema de la medicina defensiva de manera integral. Los sistemas de salud y las políticas deben enfocarse en proteger tanto a los pacientes como a los profesionales sanitarios. Esto incluye la implementación de reformas legales que reduzcan el temor a demandas injustificadas y promuevan una práctica médica basada en la evidencia. Además, se deben fomentar programas de apoyo y bienestar para los médicos, asegurando que puedan ejercer su profesión sin el constante temor a repercusiones legales. La medicina defensiva no solo desperdicia recursos y compromete la calidad de la atención médica, sino que también afecta profundamente la salud mental y el bienestar de los médicos. Solo así podremos garantizar un sistema de salud eficiente y humano para todos.

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