J. L. G. / G. M.
La mayoría de las especialidades médicas forma a sus residentes en base a un programa formativo desactualizado, de media, en casi dos décadas. Algo que contraviene la normativa. El Real Decreto 589/2022, en vigor desde el pasado 20 de julio de 2022, que regula la formación transversal de dichas especialidades en Ciencias de la Salud, detalla entre otros aspectos que los títulos de especialista deberán revisarse “al menos, cada diez años”. Esta es una condición previa, según detalla la legislación, a la posterior actualización del programa formativo.
Por lo tanto, actualmente solo hay cuatro especialidades que cumplen con esas exigencias: Medicina Legal y Forense, cuyo texto fue aprobado en 2022; Psiquiatría (2023); Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia (2023), y el más reciente, el de Medicina Familiar y Comunitaria (2024). Este último llevaba 19 años sin modificarse, a pesar de los evidentes cambios demográficos y la inclusión de innovaciones clave en la evolución del Sistema Nacional de Salud (SNS).
En el otro extremo, son seis las especialidades que forman a sus residentes con lo elaborado por sus respectivas comisiones nacionales de especialidad en 1996. Es decir, camino de treinta años sin que se haya realizado una actualización en las competencias a adquirir durante la residencia. A pesar de la llegada de nuevos tratamientos, productos sanitarios, técnicas diagnósticas o revoluciones en toda regla, como la robótica en el área de Cirugía. Las afectadas por este anquilosamiento son Anestesiología y Reanimación; Cirugía Cardiovascular; Cirugía Torácica; Medicina Intensiva; Radiofísica Hospitalaria y Medicina Nuclear. Esta última ya tiene su programa formativo en tramitación; actualmente, se encuentra en fase de audiencia pública para recibir propuestas hasta el 6 de agosto.
La mayor parte de las especialidades van camino de los 20 años sin novedades en sus respectivos textos, que se remontan a los años 2006 y 2007
No obstante, según la relación de programas formativos que ofrece en su web el Ministerio de Sanidad, la mayor parte de especialidades van camino de los 20 años sin novedades en sus respectivos textos, que se remontan a los años 2006 y 2007. Ya se haya comenzado el proceso para revisarlo o no (a iniciativa de cada comisión nacional o de Sanidad), de lo que no cabe duda es que no se ha completado el proceso hasta su aprobación final.
Al respecto, la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) manifestó públicamente durante una rueda de prensa del Foro de la Profesión Médica que una de las principales preocupaciones es “la obsolescencia de los programas formativos y la inactividad de las comisiones nacionales de las especialidades”. Su presidente, Javier García Alegria, fue tajante: “Nadie se puede formar en 2024 con programas de hace 25 años”. De ahí que la entidad haya pedido a la directora general de Ordenación Profesional la “renovación urgente” de estas comisiones y “un aceleramiento” en el abordaje de los programas de las especialidades.
No todas han vivido las mismas innovaciones y en la misma intensidad. La incorporación en la cartera de servicios de terapias innovadoras (CAR-T, terapia génica, biomarcadores…) impensables en los primeros años de siglo hace que algunas, como Hematología, reclamen una actualización de su programa formativo para pasar de cuatro a cinco años.
Una de las principales preocupaciones para Facme es “la obsolescencia de los programas formativos y la inactividad de las comisiones nacionales de las especialidades”
Algo que, recuerdan desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), tiene el beneplácito de la Asociación Europea de Hematología (EHA, por sus siglas en inglés). Pero los trámites para actualizar el programa formativo llevan parados en el ministerio desde el 29 de enero de 2017, cuando se mandó el último borrador consensuado entre la SEHH y la comisión nacional de esta especialidad.
Consultada también por esta cuestión, fuentes de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cuyo programa formativo es de 2013, consideran que su texto sigue aún “muy vigente” y no ven prioritario que se someta a una nueva revisión.
