El impacto ambiental de la cirugía: un reto para un futuro más sostenible

El Prof. José Antonio Rodríguez Montes, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina de España, explica que el tratamiento de los pacientes en un hospital puede generar varios tipos de desechos que pueden afectar a la salud humana y al medioambiente y apuesta por la regla de las 3R: reducir, reciclar y reutilizar

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Especial RSC & Sostenibilidad 2024
Redacción

La actividad quirúrgica, además de ser esencial para la salud, también tiene un impacto ambiental considerable. De hecho, una operación quirúrgica produce casi 20 kg de desechos, mientras que una operación de cataratas puede liberar cerca de 181,8 kg de CO2, lo equivalente a las emisiones de un coche que recorre 506 kilómetros. Además, las prótesis de rodilla, por su parte, generan nueve kilos de residuos, de los cuales casi la mitad son de riesgo biológico. Estos son algunos de los datos que puso sobre la mesa el Prof. José Antonio Rodríguez Montes, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina de España (Ranme), durante su sesión científica El impacto de la cirugía en el medioambiente, celebrada en la Ranme en el mes de junio.

Por otro lado, el también catedrático emérito de Cirugía de la Universidad Autónoma de Madrid y exjefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital La Paz de Madrid, comentó que un centro hospitalario con cien camas produce entre 1,5 y 3 kg de residuos por día y cama. Entre el 20% y el 35% de estos residuos se generan en los quirófanos, donde se utilizan más de 50 tipos de artículos de plástico, además de envoltorios para preservar la esterilidad.

En concreto, los quirófanos son grandes consumidores de energía y generan una cantidad significativa de residuos, en parte por el uso de gases anestésicos y porque muchos de los artículos utilizados son productos desechables de un solo uso. En el caso de la anestesia, se estima que por cada paciente que recibe anestesia general se produce más de un kilo de residuos plásticos.

Los quirófanos son grandes consumidores de energía y generan una cantidad significativa de residuos, en parte por el uso de gases anestésicos y porque muchos de los artículos utilizados son productos desechables de un solo uso

Además, los anestésicos inhalatorios, los hidrofluorocarbonos (HFC) como el sevoflurano y el desflurano, son potentes gases de efecto invernadero. Según explica el cirujano, “estos gases anestésicos son los responsables de una liberación equivalente a tres millones de toneladas de CO2 afectando al calentamiento del planeta, ya que la emisión global de HFC aumentó un 128% entre 1990 y 2005, y se prevé que aumente un 336% para 2030”.

Otro ejemplo del impacto ambiental en los quirófanos es el uso de la electrocirugía, que se aplica en el 85% de las intervenciones. En este sentido, el Prof. Rodríguez Montes reconoce que hay estudios internacionales “que han demostrado que la ablación de un gramo de tejido equivale al humo de seis cigarrillos y que un día de exposición en un quirófano equivale a fumar 27 cigarrillos”.

“Un hospital siempre generará residuos y desechos de impacto medioambiental diferente, dependerá del lugar concreto donde se ejerza la actividad: en las consultas, laboratorios, quirófanos, áreas de urgencia, salas de exploración, etc. No se trata de reducir la actividad hospitalaria, sino de gestionar mejor sus costes”, afirma el Prof. Rodríguez Montes.

Para el Prof. Rodríguez Montes, la prestación de servicios quirúrgicos es básica si se quieren alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la Organización Mundial de la Salud. “Además de los 313 millones de cirugías anuales que se realizan en el mundo, se necesitarían 163 millones más de operaciones anuales, ya que en los países más pobres solo se realiza el 6% de los procedimientos quirúrgicos, siendo el volumen quirúrgico medio de 424,5 por 100.000 habitantes cuando el objetivo recomendado por la Comisión Lancet es de 5.000”, señala el académico.

Reducir el impacto de la cirugía es fundamental para proteger el planeta y garantizar la salud de las generaciones futuras

QUÉ HACER PARA REDUCIR EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA CIRUGÍA

La gestión sostenible de los residuos hospitalarios no solo es un desafío medioambiental, sino también una cuestión de salud pública. Reducir el impacto de la cirugía es fundamental para proteger el planeta y garantizar la salud de las generaciones futuras. En este sentido, aunque España cuenta con el Decreto 104/2002, del 26 de julio, de Ordenación de la Gestión de Residuos Sanitarios y otras normativas, el Prof. Rodríguez Montes propone la implementación de nuevas estrategias.

Por un lado, apuesta por aplicar la regla de las 3R: reducir, reciclar y reutilizar. Bajo su punto de vista, es clave establecer una dinámica eficaz de trabajo en relación con el reciclaje. También señala la importancia de “asumir el papel clave de la enfermería en el liderazgo del reciclaje en quirófano; la reducción del impacto ecológico y energético del área quirúrgica mediante adecuaciones y equipos eficientes; el reciclaje máximo posible del papel, el cartón y de los plásticos generados; la colocación de los elementos usados en recipientes de reciclaje; la regulación del consumo de agua y de la temperatura, así como el uso de dispositivos médicos reciclados cuando sea posible”.

Por otro lado, el especialista insiste en capacitar al personal sanitario en la gestión de residuos, utilizar tecnologías más eficientes, como luces LED y dispositivos médicos reciclados y optar por alternativas al plástico que sean reutilizables.

La comunidad médica debe trabajar de forma conjunta para encontrar soluciones innovadoras y sostenibles que permitan reducir el impacto ambiental de la cirugía sin comprometer la calidad de la atención al paciente

En definitiva, la comunidad médica debe trabajar de forma conjunta para encontrar soluciones innovadoras y sostenibles que permitan reducir el impacto ambiental de la cirugía sin comprometer la calidad de la atención al paciente. Así, la colaboración entre profesionales de la salud, investigadores, gestores hospitalarios y las autoridades competentes es clave para avanzar en esta dirección. “La mayor eficiencia radica en la conciencia social y ecológica de todos los implicados: personal sanitario, de mantenimiento y limpieza”, concluye el Prof. Rodríguez Montes.

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