La salud mental de los jóvenes empeora en las dos últimas décadas

Una nueva Comisión de The Lancet Psychiatry señala que la atención de la salud mental de los jóvenes debe ser sensible a los cambios biológicos, cognitivos, sociales y culturales específicos de este grupo de edad

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Redacción
La salud mental de los jóvenes ha empeorado durante las últimas dos décadas y está entrando en una fase peligrosa. Así lo sugiere una nueva Comisión de The Lancet Psychiatry que ha revisado las posibles causas para el aumento de los trastornos mentales en personas jóvenes de entre 12 y 25 años en las últimas décadas. El artículo cuenta con la opinión de expertos de los cinco continentes e identifica diferentes factores como la inacción frente al cambio climático, la desigualdad intergeneracional y la adversidad vinculada a la pandemia de Covid-19. En este trabajo participan personas con trastorno mental en primera persona.

Existen varios factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales que pueden explicar este incremento. Un factor que afecta a ese segmento de la población es el incremento drástico del uso de redes sociales. Como trastornos complejos presentan múltiples factores de riesgo por lo que se debe actuar en todos en su conjunto”, señala el Dr. Celso Arango, jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en declaraciones recogidas por SMC España.

Por ello, se recomienda que se reformen los modelos de atención mejorando la accesibilidad a los servicios de salud mental, se refuerce la prevención en salud mental en edades tempranas de la vida y se integren sectores implicados más allá del sanitario (educación, servicios sociales, justicia, etc.). “Los servicios deben estar alejados del estigma. Se debe invertir en una mayor concienciación escolar, universitaria y laboral, así como en promoción, programas de prevención y detección temprana”, afirma.

Dr. Celso Arango: “Se debe invertir en una mayor concienciación escolar, universitaria y laboral, así como en promoción, programas de prevención y detección temprana”

En este sentido, indica que algunas de las medidas propuestas no son solo eficaces, sino que tienen una buena relación coste-eficiencia, pero requieren de una inversión. “Un buen ejemplo es la colaboración entre el sistema educativo y la promoción de la salud mental en el mismo”, resalta.

Por su parte, el Dr. Alberto Ortiz Lobo, psiquiatra del Hospital de Día Carlos III – Hospital Universitario La Paz (Madrid), subraya a SMC que el artículo es “una llamada a la acción para los políticos, responsables de salud y la sociedad en general, para abordar la crisis de salud mental global en la población juvenil”. Además, señala que el análisis que realiza la Comisión el análisis es global y trasciende lo puramente clínico.

También asegura que el texto destaca la necesidad de priorizar la salud mental infantojuvenil a través de la atención primaria, que maximiza el acceso, la aceptabilidad y que ha de estar en el eje de la reforma que proponen. Asimismo, los autores subrayan que todas las medidas han de adaptarse a los contextos culturales y socioeconómicos de los diferentes países y esto puede requerir estrategias específicas y locales. “Si queremos mejorar la salud mental de los jóvenes tenemos que empezar por que sus vidas merezcan la pena ser vividas y con la esperanza de un futuro en un mundo a salvo y con menos desigualdades”, concluye el Dr. Ortiz.

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