El peso del estrés: cómo la salud mental afecta tu espalda

Expertos advierten que el dolor crónico de espalda puede estar vinculado a la depresión, la ansiedad y el estrés, afectando gravemente la salud mental y la calidad de vida

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Redacción
El dolor de espalda es una dolencia que afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente durante los meses de verano, cuando el calor y las actividades al aire libre pueden exacerbar los síntomas. Aunque muchos lo asocian con factores físicos como la postura, el sedentarismo o el esfuerzo excesivo, cada vez más estudios revelan una conexión menos evidente, pero igualmente significativa: la relación entre el dolor de espalda crónico y la salud mental.

Recientemente, el Estudio Internacional sobre Salud y Bienestar Mental 2024, realizado por el Grupo AXA, arrojó datos preocupantes: un 34% de los españoles experimenta algún tipo de problema de salud mental, como depresión, ansiedad o estrés crónico. Lo que a menudo se pasa por alto es cómo estas condiciones pueden manifestarse físicamente, siendo el dolor de espalda una de las formas más comunes y debilitantes de esta expresión somática.
Carlos Villarón, profesor de Fisioterapia en la Universidad Europea, subraya la importancia de reconocer esta conexión: “Existe una fuerte relación entre la depresión y el dolor crónico de espalda. Las personas con depresión no solo son más propensas a experimentar este tipo de dolor, sino que, además, el dolor tiende a ser más intenso y prolongado”. Este fenómeno se debe a que la depresión puede alterar la manera en que el cerebro procesa las señales de dolor, haciéndolo más sensible y amplificando la percepción del malestar.

Carlos Villarón: “Existe una fuerte relación entre la depresión y el dolor crónico de espalda. Las personas con depresión no solo son más propensas a experimentar este tipo de dolor, sino que, además, el dolor tiende a ser más intenso y prolongado”

Pero el problema no se detiene en la depresión. La ansiedad y el estrés crónico también desempeñan un papel crucial en la aparición y el mantenimiento del dolor de espalda. “Las personas con ansiedad tienden a tener una respuesta exagerada al dolor y a preocuparse más por sus síntomas”, explica Villarón. Este ciclo de preocupación y dolor crea una espiral difícil de romper, donde el malestar físico perpetúa la angustia emocional, y viceversa. Además, el estrés crónico desencadena la liberación de hormonas como el cortisol, que aumenta la inflamación y agrava el dolor muscular, afectando directamente a la espalda.
El impacto de este dolor va más allá de lo físico. La frustración y el sentimiento de impotencia que produce el dolor crónico pueden llevar al aislamiento social, ya que las personas afectadas evitan participar en actividades que antes disfrutaban. Esta desconexión con el entorno social puede, a su vez, agravar los síntomas de la depresión y la ansiedad, creando un círculo vicioso que dificulta aún más la recuperación.
Para abordar este problema de manera efectiva, los especialistas recomiendan una combinación de terapias físicas y psicológicas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las herramientas más eficaces, ya que ayuda a los pacientes a identificar y modificar los pensamientos negativos que podrían estar exacerbando tanto el dolor como la angustia emocional. Junto a la TCC, las técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga se presentan como aliados poderosos para reducir el estrés y mejorar el manejo del dolor. En algunos casos, es necesario recurrir a medicamentos antidepresivos o ansiolíticos para controlar los síntomas más severos de la depresión o la ansiedad.

Los especialistas recomiendan una combinación de terapias físicas y psicológicas

Además de las terapias, Villarón resalta la importancia de la prevención. Detectar y tratar de manera temprana problemas como la depresión y la ansiedad puede ser clave para evitar la cronificación del dolor de espalda. “La prevención y la intervención temprana son esenciales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas”, afirma el experto.
En definitiva, el dolor de espalda crónico no es solo una cuestión de salud física, sino un reflejo del bienestar mental de una persona. La salud mental y física están intrínsecamente conectadas, y abordar ambas es la clave para un bienestar integral y duradero.

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