Redacción
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una advertencia alarmante sobre la disminución en el uso de preservativos entre adolescentes de 15 años en Europa. Según un reciente informe, el 30% de los adolescentes sexualmente activos no utilizó ningún método anticonceptivo en su última relación sexual. Este hecho expone al grupo a un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no deseados.
Los datos recopilados por la OMS muestran una caída preocupante en la utilización de preservativos desde 2014. En ese año, el 70% de los adolescentes varones y el 63% de las mujeres de 15 años reportaron haber usado un preservativo en su última relación sexual. Sin embargo, en 2022 estas cifras cayeron al 61% y 57%, respectivamente. Además, un tercio de los adolescentes no utilizó ni preservativo ni píldora anticonceptiva. Esta tendencia se ha mantenido constante desde 2018.
El informe también destaca una diferencia significativa en el uso de métodos anticonceptivos según el nivel socioeconómico. Los adolescentes provenientes de familias con bajos recursos económicos son más propensos a no utilizar protección, con un 33% de ellos reportando la falta de uso de anticonceptivos en comparación con el 25% de sus pares de familias más acomodadas.
El 26% de los jóvenes de 15 años afirma haber utilizado la píldora anticonceptiva en su última relación sexual
En contraste, el uso de la píldora anticonceptiva ha permanecido relativamente estable desde 2014. Según el estudio Health Behaviour in School-aged Children, que incluye encuestas a más de 242.000 adolescentes en 42 países y regiones entre 2014 y 2022, un 26% de los jóvenes de 15 años afirma que ellos o sus parejas utilizaron este método en su última relación sexual.
El informe subraya las graves consecuencias de la falta de protección en las relaciones sexuales de los jóvenes, entre ellas, el aumento de embarazos no deseados, abortos inseguros y un mayor riesgo de contraer ITS. La persistente prevalencia de relaciones sexuales sin protección refleja importantes deficiencias en la educación sexual integral y en el acceso a métodos anticonceptivos. Así, la OMS enfatiza la necesidad urgente de implementar intervenciones específicas para revertir esta tendencia.
Además, hace un llamado a la acción inmediata y sostenida, respaldada por datos y evidencias, para mitigar los efectos negativos de esta tendencia. Esto incluye un mayor riesgo de ITS, costos más elevados para los sistemas de salud y el impacto en la educación y las oportunidades futuras de los jóvenes.
Finalmente, profesionales como Margreet de Looze, coautora del informe y miembro de la Universidad de Utrecht, enfatizan la necesidad de invertir en educación sexual integral, servicios de salud adaptados a los jóvenes y políticas que respalden los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes. Según de Looze, los adolescentes merecen acceso a la información y recursos necesarios para tomar decisiones informadas sobre su salud sexual.