Plantean el uso de órganos linfoides artificiales para predecir la eficacia de las vacunas de refuerzo en perfiles de riesgo

Esta tecnología permite simular la respuesta inmunitaria humana y evaluar la eficacia de las vacunas de refuerzo, reflejando la diversidad de respuestas en diferentes individuos

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Redacción
Investigadores del Instituto Pasteur de Francia han logrado un avance significativo en la evaluación de vacunas al desarrollar “chips de órganos linfoides” artificiales. Estos dispositivos innovadores replican gran parte de la respuesta del sistema inmunológico humano, permitiendo evaluar la eficacia de nuevas vacunas de refuerzo basadas en proteínas y ARNm, cruciales para combatir enfermedades como la Covid-19.

El desafío de la rápida mutación y evolución del SARS-CoV-2 ha obligado a la comunidad científica a desarrollar vacunas de refuerzo a un ritmo acelerado. Sin embargo, prever la eficacia de estas vacunas ha resultado ser una tarea compleja. Un ejemplo reciente es la vacuna de ARNm bivalente contra la Covid-19, diseñada específicamente para combatir la variante ómicron. A pesar de las expectativas, su efectividad no superó a la de la vacuna monovalente original.

Esta imprevisibilidad se debe en parte a las diferencias entre los sistemas inmunológicos de los animales de laboratorio y los humanos, lo que dificulta la extrapolación de los resultados de los ensayos preclínicos a la población humana. Además, las respuestas a las vacunas pueden variar considerablemente entre individuos, influenciadas por factores como el historial de infecciones previas y la exposición a vacunas anteriores.

En este contexto, Lisa Chakrabarti, líder de la Unidad de Virus e Inmunidad del Instituto Pasteur, subraya la importancia de contar con sistemas preclínicos que permitan una evaluación rápida de las respuestas inmunitarias, especialmente en poblaciones de alto riesgo. Su equipo, en colaboración con el investigador postdoctoral Raphaël Jeger-Madiot, se ha encargado de desarrollar una versión artificial de los órganos linfoides secundarios, como los ganglios linfáticos y el bazo, utilizando chips microfluídicos.

Los chips se crean a partir de pequeñas muestras de células sanguíneas humanas

Estos chips se crean a partir de pequeñas muestras de células sanguíneas humanas, que son incorporadas en matrices de colágeno 3D dentro de los microchips. Luego, estos órganos linfoides artificiales son expuestos a proteínas virales y ARN, simulando el efecto de una vacuna en el cuerpo humano.

Samy Gobaa, líder de la plataforma Pasteur Microfluidics y colaborador en el estudio, explica que la perfusión continua de estos chips con antígenos y nutrientes facilita el crecimiento y activación de las células inmunitarias. Al exponer los chips a la proteína de pico del SARS-CoV-2, se observó una respuesta similar a la que ocurre en los órganos linfoides reales. Las células B y T se activaron y agruparon, y las células B comenzaron a producir anticuerpos neutralizantes contra el virus.

Este avance permitió al equipo de Chakrabarti observar respuestas inmunitarias variables entre diferentes donantes. Mientras que algunos chips respondieron bien tanto a la vacuna monovalente como a la bivalente, otros mostraron respuestas más fuertes a una de las dos. Esto refleja la diversidad de historias inmunológicas en la población humana y la variabilidad individual en las respuestas a las vacunas.

Chakrabarti concluye que, ante la variabilidad en las respuestas inmunitarias, el chip de órgano linfoide podría convertirse en una herramienta preclínica crucial para evaluar la eficacia de las vacunas candidatas contra las variantes actuales del SARS-CoV-2 en diferentes poblaciones humanas. Este enfoque, destaca, será especialmente valioso en un contexto de pandemia con virus en constante evolución.

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