La ambliopía, una afección silenciosa que requiere atención temprana

El Dr. Carlos Palomino Bautista, jefe de servicio del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, destaca la importancia de la detección precoz del ojo vago para evitar secuelas irreversibles

Ojo-vago

Paula Baena
La ambliopía, comúnmente conocida como ojo vago, es una enfermedad oftalmológica que, aunque rara, afecta aproximadamente al 2% de los niños. El Dr. Carlos Palomino Bautista, jefe del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica en la plataforma Doryos que esta afección, pese a su baja prevalencia, es ampliamente reconocida debido a sus significativas implicaciones en el desarrollo visual de los menores.

La ambliopía se caracteriza por una descoordinación entre uno de los ojos y el cerebro durante la etapa de desarrollo visual del niño. Este trastorno provoca que uno de los ojos, conocido como ojo director, se desarrolle con normalidad, mientras que el otro, el ojo ambliope, experimenta una menor capacidad visual. “Este desequilibrio puede deberse a diversos factores, como una catarata monocular, defectos refractivos como la miopía, hipermetropía o astigmatismo, o incluso a causas desconocidas”, señala el Dr. Palomino.

Carlos-Palomino-Oftalmología-Quirónsalud-Madrid

El diagnóstico de la ambliopía se realiza a través de la observación de la diferencia en la capacidad visual entre ambos ojos. En este sentido, el tratamiento de la ambliopía se centra en estimular el desarrollo del ojo afectado mediante la penalización del ojo sano. “Para ello, se emplean métodos como la oclusión del ojo director, el uso de gafas con lentes tintadas o correcciones ópticas específicas”, detalla el especialista.

Uno de los aspectos más críticos que subraya el Dr. Palomino es la importancia de realizar revisiones oftalmológicas a los niños entre los tres y cinco años. “Es vital detectar la ambliopía antes de los ocho años, ya que después de esta edad el problema no tiene solución. La intervención temprana es clave para evitar que la ambliopía deje secuelas permanentes en la visión”, advierte.

Dr. Palomino: “Es vital detectar la ambliopía antes de los ocho años, ya que después de esta edad el problema no tiene solución”

El Dr. Palomino concluye que, aunque la ambliopía puede parecer una condición menor debido a su baja prevalencia, su impacto en la calidad de vida de los niños afectados puede ser significativo si no se trata a tiempo. Por ello, hace un llamamiento a los padres y profesionales de la salud para que no subestimen la importancia de las revisiones oftalmológicas en la infancia.

La ambliopía es un recordatorio de que, en muchas ocasiones, la prevención y el diagnóstico temprano son las mejores herramientas para combatir enfermedades que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas hasta que es demasiado tarde.

Doryos

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