Redacción
La resistencia a los antimicrobianos (RAM) ha dejado de ser una amenaza silenciosa para convertirse en una crisis sanitaria inminente. Un estudio reciente publicado en The Lancet advierte que, para 2050, 39 millones de personas podrían morir a causa de infecciones por bacterias resistentes a los medicamentos. Este grave pronóstico es resultado de décadas de uso inadecuado de antibióticos tanto en humanos como en animales, lo que ha permitido que las bacterias evolucionen y se vuelvan inmunes a los tratamientos existentes.
El microbiólogo Bruno González-Zorn destaca a iSanidad la complejidad de cuantificar la RAM, ya que “se produce por distintas bacterias con diversas resistencias y patologías”. Esto contrasta con enfermedades más directas, como el Covid-19, lo que hace que sea más difícil medir su impacto. Sin embargo, la magnitud del problema es clara. “Seguimos utilizando los antibióticos mal tanto en países en vías de desarrollo como en países desarrollados”, señala González-Zorn. Según el especialista, la resistencia a los antibióticos se ha acelerado tras la pandemia, y las predicciones iniciales sobre el número de muertes asociadas a esta resistencia, calculadas en 10 millones anuales para 2050, han quedado desfasadas.
El uso inapropiado de estos medicamentos es una de las principales causas de la propagación de bacterias resistentes. En muchas partes del mundo los antibióticos todavía se usan como promotores del crecimiento en la ganadería, y en algunos países es posible adquirirlos sin receta en las farmacias o incluso en supermercados. Este acceso sin control fomenta el uso indiscriminado de antibióticos, lo que agrava la situación. En España, a pesar del Plan Nacional de Lucha Contra la Resistencia a los Antibióticos establecido en 2014, “queda mucho por hacer”, incide González-Zorn.
Las estimaciones anteriores indicaban 10 millones de muertes anuales para 2050
Un aspecto crucial es cambiar la actitud de la población hacia estos medicamentos. El microbiólogo advierte que el 90% de los españoles tiene antibióticos en casa, algo que debería reducirse a cero. La automedicación y la idea errónea de que los antibióticos son una solución rápida para cualquier malestar son factores que alimentan la crisis. “Hay que aprender a no automedicarse y a devolver los antibióticos a la farmacia cuando sobran”, insiste González-Zorn.
A pesar de que las soluciones no son sencillas, existe consenso en la importancia de aplicar políticas basadas en el concepto One Health, que abarca la salud humana, animal y ambiental. Este enfoque integral requiere la cooperación de diversos sectores, incluyendo médicos, veterinarios y comunicadores, para modificar las prácticas de prescripción y el comportamiento de los consumidores. Según González-Zorn, esta estrategia multidisciplinaria será fundamental para combatir la resistencia a los antibióticos y mitigar sus efectos a largo plazo.
Además, la relevancia del tema ha llevado a que la ONU convoque una nueva reunión centrada exclusivamente en la resistencia a los antibióticos, la segunda en su historia tras la celebrada en 2016. Esto subraya la urgencia de actuar antes de que la crisis sanitaria se vuelva irreversible.
Así, el artículo de The Lancet presenta nuevas predicciones alarmantes sobre la resistencia antimicrobiana, actualizando estimaciones anteriores y subraya la necesidad urgente de políticas y medidas para contener el avance de la RAM.