La infrafinanciación, motor del infradiagnóstico del alzhéimer

La carencia de inversiones en investigación, diagnóstico y tratamiento del alzhéimer limita gravemente la capacidad de abordar la enfermedad de manera efectiva

Anuario-iSanidadLuis de Haro. Director general de iSanidad
El alzhéimer es una enfermedad devastadora, no solo para quienes la padecen, sino también para quienes cuidan de los pacientes. Aquellos que conviven con estnfermedad conocen de primera mano el sufrimiento diario, las dificultades emocionales y el agotamiento físico que conlleva. A pesar de esto, el infradiagnóstico del alzhéimer sigue siendo alarmante. Es una cuestión que hay que volver a destacar el 21 de septiembre, Día Mundial del alzhéimer.

Entre el 30% y el 40% de los casos de alzhéimer estarían sin diagnosticar y solo estaría identificado el 20% de los casos leves

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) el infradiagnóstico en alzhéimer es altísimo. Sus datos indican que entre el 30% y el 40% de los casos de Alzheimer estarían sin diagnosticar y solo estaría identificado el 20% de los casos leves. Estas cifras muestran una gran deficiencia en la detección temprana de la enfermedad, una situación que tiene consecuencias críticas para los pacientes, las familias y el sistema sanitario en general. El infradiagnóstico del alzhéimer no se debe únicamente al desconocimiento o al miedo al diagnóstico. Las limitaciones del sistema sanitario para identificar el deterioro cognitivo leve, uno de los primeros síntomas dela enfermedad, juegan un papel crucial. Los profesionales a menudo no disponen de los recursos suficientes para realizar evaluaciones exhaustivas. Todo ello se traduce en una falta de detección en fases tempranas de la enfermedad.

En este contexto, la infrafinanción se ha vuelto un factor clave. La carencia de inversiones en investigación, diagnóstico y tratamiento del alzhéimer limita gravemente la capacidad de abordar la enfermedad de manera efectiva. Los fondos destinados a la formación de los profesionales, la implementación de programas de detección precoz y el acceso a tecnologías avanzadas son insuficientes, lo que perpetúa el problema del infradiagnóstico. Detectar la enfermedad en sus fases iniciales permite la implementación de intervenciones terapéuticas que pueden prolongar la calidad de vida del paciente. Además, un diagnóstico temprano abre la puerta a una mayor amplitud en la investigación, permitiendo avances en el desarrollo de tratamientos y terapias más efectivas.

El infradiagnóstico del alzhéimer no se debe únicamente al desconocimiento o al miedo al diagnóstico

El alzhéimer no solo afecta emocional y físicamente a los pacientes y sus familias; también representa una carga económica considerable. Según un informe de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), el coste medio anual por paciente alcanza los 31.890 euros. Los gastos directos, como los medicamentos, representan entre el 18% y el 23% del total, pero los costes indirectos, como la pérdida de productividad y el tiempo que los cuidadores deben dedicar a los enfermos, son invisibles pero devastadores. Estos números evidencian la urgencia de una mayor financiación. Es necesaria tanto en la atención a los pacientes como en el desarrollo de políticas públicas que apoyen a los cuidadores y faciliten el acceso a recursos.

El Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023, aprobado por el Gobierno, fue una promesa que nunca se materializó. A pesar de haber sido diseñado para mejorar la detección, el tratamiento y el apoyo a las familias, el plan no se puso en marcha por falta de fondos. Esta es una muestra clara de cómo la falta de inversión condena tanto a los pacientes como a sus familias.

El Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023, aprobado por el Gobierno, fue una promesa que nunca se materializó económicamente

Mientras que la financiación para el alzhéimer se estanca, de destinan cientos de millones de euros a proyectos e iniciativas de menor impacto en la calidad de vida de los ciudadanos. Por ejemplo, se han aprobado 500 millones para Mauritania, Gambia y Senegal, y 40 millones para fomentar el uso de bicicletas en las ciudades, además de 100 millones para embajadas catalanas. Estos gastos, importantes en otros contextos, contrastan con la desesperante necesidad de recursos para la lucha contra el Alzheimer en España.

La falta de financiación en la atención y diagnóstico del Alzheimer no solo perpetúa el infradiagnóstico, sino que también condena a miles de familias. Es imperativo que los gobiernos reconsideren sus prioridades y destinen los recursos necesarios para abordar el Alzheimer de manera eficaz. Una mayor inversión no solo permitiría mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores, sino que también reduciría los costes a largo plazo. Solo con un compromiso real y sostenido en la financiación podremos hacer frente al reto del alzhéimer y brindar la atención digna que merecen quienes lo padecen.

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