J.P.R.
La reducción del tiempo de diagnóstico de la enfermedad inflamatoria intestinal se encuentra entre los principales retos del Grupo de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (Geteccu). Así lo ha manifestado su presidenta, la Dra. Ana Gutiérrez, antes de la inauguración de las 35 reunión nacional de Geteccu que se celebra entre el jueves y el sábado en Madrid.
La demora en la detección de la enfermedad ha disminuido en la última década pero aún existe margen de mejora. “El objetivo es diagnosticar la enfermedad cuando no hay síntomas. Hemos mejorado. Hace unos años, se tardaba más de siete años en diagnosticar estas enfermedades, hoy se detecta la enfermedad de Crohn en siete meses y la colitis ulcerosa en dos”, ha manifestado la Dra. Gutiérrez.
Esta necesidad responde a dos realidades. Por un lado, el incremento de la incidencia de estas patologías. Se estima que, por un lado, el 1% de la población española padecerá enfermedad inflamatoria intestinal en 2030. En colitis ulcerosa, la sociedad ha registrado 8,2 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que en enfermedad de Crohn la incidencia es de 5,4. “Nos acercamos a los niveles europeos”, ha manifestado la Dra. Gutiérrez.
La demora en el diagnóstico de la enfermedad inflamatoria inestinal ha disminuido en la última década pero aún existe margen de mejora
La mejora del diagnóstico responde a una colaboración más estrecha con atención primaria. Geteccu ha elaborado un documento con Semergen. Este documento, que será publicada en las revistas de ambas sociedades, contiene “información adaptable de la informacción inflamatoria intestinal para el médico de familia que tiene atender otras patologías como diabetes, hipertensión, traumatismos…”, ha subrayado la Dra. Gutiérrez.
Por otro, la mejora del diagnóstico resulta clave en un momento marcado por la llegada de innovaciones con diferentes mecanismos de acción. La realidad de la enfermedad comenzó a cambiar hace 25 años con el primer tratamiento biológico, en concreto, los inhibidores del TNF-alpha (infliximab, adalimumab y golimumab).
“Actualmente, tenemos un conocimiento bastante profundo sobre la EII y, al conocer mejor la fisiopatología, no solo encontramos nuevas dianas y podemos desarrollar nuevos tratamientos, sino que también tenemos otros ingredientes como la genética, la epigenética o el medio ambiente”, indica Yamile Zabana, vicepresidenta de GETECCU y médico adjunto del servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Mútua Terrassa. La especialista explica que los avances terapéuticos también se han producido en el ámbito de la inmunología o en investigación en endoscopia. “Tenemos objetivos cada vez más ambiciosos: queremos conseguir la remisión profunda”, asegura.
Disfunción sexual
Más allá de los síntomas gastrointestinales, esta patología crónica afecta en múltiples esferas de la vida de quienes la padecen. Esto incluye la salud sexual, aspecto al cual los pacientes dotan de gran relevancia para mantener una óptima calidad de vida. Sin embargo, a menudo, suele ser una cuestión subestimada y poco abordada.
“Aunque su impacto en la calidad de vida de los pacientes es considerable, la disfunción sexual es un tema poco tratado en la EII. Se discute con poca frecuencia tanto en la literatura médica como en las consultas”, asegura Dra. Marta Calvo, médico adjunto al Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Puerta de Hierro – Majadahonda y miembro de la Junta Directiva de Geteccu.