Redacción
El Covid persistente continúa siendo un desafío para la comunidad científica, que todavía desconoce sus causas exactas y posibles tratamientos efectivos. Según un estudio llevado a cabo por las universidades de Cambridge y Oxford, publicado en la revista Brain, el daño al tronco encefálico, parte crucial del cerebro, podría ser la causa de los efectos duraderos provocados por las infecciones graves por Covid-19.
Los investigadores británicos se sirvieron de escáneres 7 Tesla (7T), capaces de medir la inflamación en el cerebro. Mediante estos sistemas evaluaron los cerebros de 30 personas que habían sido hospitalizadas con casos graves de Covid-19 al inicio de la pandemia. Así, se observó que la infección por el virus daña la región del tronco encefálico relacionada con la disnea, la fatiga y la ansiedad.
“El tronco encefálico es la caja de conexiones fundamental entre nuestro yo consciente y lo que sucede en nuestro cuerpo. La capacidad de ver y comprender cómo cambia el tronco encefálico en respuesta al Covid-19 ayudará a explicar y tratar los efectos a largo plazo de manera más eficaz”, señala James Rowe, profesor del Departamento de Neurociencias Clínicas, quien codirigió la investigación.
Los estudios post mortem en pacientes fallecidos también mostraban inflamación en los troncos encefálicos
Al inicio de la pandemia, antes de las vacunas, los estudios post mortem en pacientes fallecidos por infecciones graves de Covid-19 revelaron inflamación en sus troncos encefálicos. Se creía que estos cambios eran causados principalmente por la respuesta inmunitaria al virus, y no por una invasión directa del cerebro.
“Las personas que estuvieron gravemente enfermas al comienzo de la pandemia mostraron cambios cerebrales duraderos, probablemente causados por la respuesta inmunitaria al virus”, explica Rowe. “Sin embargo, medir esta respuesta inmunitaria en personas vivas es complicado. Los escáneres de resonancia magnética convencionales no pueden ofrecer el nivel de detalle físico y químico que necesitamos”, añade el investigador. Así, gracias a los escáneres de ultra alta resolución 7T, los científicos pudieron analizar dichos detalles con mayor precisión.
A pesar de que el estudio comenzó antes de que se reconocieran los efectos a largo plazo del Covid-19, los hallazgos mostraron que regiones del tronco encefálico, como el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo presentaban anomalías asociadas a una respuesta neuroinflamatoria. Estas alteraciones se manifestaban semanas después del ingreso y afectaban zonas responsables del control respiratorio.
Además, muchos de los pacientes ingresados en los primeros días de la pandemia informaron de síntomas persistentes. Entre ellos estaban la fatiga, falta de aire y dolor en el pecho. Con ello, los investigadores plantearon la hipótesis de que estos síntomas estaban relacionados con el daño a áreas clave del tronco encefálico, un daño que persiste mucho tiempo después de la infección.
James Rowe: “Los cambios observados en el tronco encefálico también pueden estar relacionados con problemas de salud mental”
“El hecho de que estas anomalías aparezcan en áreas relacionadas con la respiración sugiere que los síntomas prolongados son consecuencia de la inflamación en el tronco encefálico tras la infección por Covid-19”, señala la Dra. Catarina Rua, del Departamento de Neurociencias Clínicas. Estos efectos, añade, son más evidentes en quienes tuvieron casos graves de la enfermedad, y se ven influenciados por la edad y el género.
Además de los síntomas físicos, los escáneres 7T también revelaron algunas de las secuelas psiquiátricas del Covid-19. El tronco encefálico, encargado de monitorear la disnea, la fatiga y la ansiedad, mostró que los pacientes con la respuesta inmunitaria más intensa experimentaron mayores niveles de depresión y ansiedad. “La salud mental está estrechamente vinculada con la salud cerebral, y los cambios observados en el tronco encefálico también pueden estar relacionados con problemas de salud mental”, señala Rowe.
Los investigadores creen que estos hallazgos podrían ayudar a comprender mejor otras enfermedades relacionadas con la inflamación del tronco encefálico, como la esclerosis múltiple y la demencia. Además, los escáneres 7T podrían servir para evaluar la eficacia de distintos tratamientos en patologías cerebrales.