El lipedema, una enfermedad infradiagnosticada que afecta a millones de mujeres cuyo tratamiento puede superar los 10.000 euros

La liposucción asistida por agua (WAL), una de las opciones más eficaces para los casos avanzados de lipedema, puede superar los 10.000 euros y no está cubierta por la sanidad pública

lipedema

Paula Baena
El lipedema es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta casi exclusivamente a mujeres. Se caracteriza por la acumulación anómala de grasa en las piernas y, en algunos casos, los brazos. Esta patología, aunque no está relacionada con la obesidad, es muchas veces diagnosticada erróneamente como tal debido a su similitud en los síntomas. Identificarla a tiempo es crucial, ya que su progresión puede ser devastadora tanto en el ámbito físico como emocional.

Poco conocida y frecuentemente confundida con la obesidad, esta patología crónica y dolorosa requiere de un diagnóstico temprano y un tratamiento integral para mejorar la calidad de vida de las pacientes

Esta afección se reconoció como enfermedad en 2018 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque sigue siendo infradiagnosticada. El lipedema afecta a una de cada diez mujeres, manifestándose generalmente después de la pubertad, el embarazo o la menopausia. Los síntomas incluyen una sensación de pesadez, dolor en las extremidades, hematomas frecuentes y una desproporción visible entre el torso y las piernas.

“Históricamente, las condiciones que afectan mayoritariamente a mujeres, especialmente las relacionadas con el peso o la apariencia física, han sido subestimadas o etiquetadas erróneamente como problemas estéticos o de comportamiento”, ha explicado la Dra. Laura Myriam Rodríguez, residente de segundo año de medicina familiar y comunitaria en el Hospital Príncipe de Asturias a iSanidad. “Al ser el lipedema una condición que impacta de forma exclusiva a mujeres, muchas veces se atribuyen sus síntomas a sobrepeso u obesidad, lo que desvía la atención de su origen patológico. Este sesgo puede retrasar el diagnóstico y tratamiento adecuado”, ha explicado.

Dra. Rodríguez: “Al ser el lipedema una condición que impacta de forma exclusiva a mujeres, muchas veces se atribuyen sus síntomas a sobrepeso u obesidad, lo que desvía la atención de su origen patológico”

El diagnóstico del lipedema se basa principalmente en la observación clínica. No existen pruebas diagnósticas irrefutables, por lo que es fundamental que los profesionales de atención primaria conozcan los signos distintivos. “El reconocimiento temprano del lipedema en atención primaria es crucial porque permite implementar medidas de manejo oportunas, evitar la progresión y mejorar la calidad de vida de las pacientes”, ha señalado la Dra. Rodríguez.

A pesar de ser una enfermedad progresiva, existen tratamientos conservadores que pueden aliviar los síntomas del lipedema. Entre ellos se encuentran el drenaje linfático manual, la terapia de compresión, ejercicios de bajo impacto y el uso de fármacos para el dolor.

No obstante, aunque estas medidas no eliminan la grasa acumulada, sí contribuyen a mejorar la movilidad y a reducir el dolor. Según ha señalado la Dra. Henar Nieto, cirujana plástica del centro especializado med-plast, a iSanidad, es esencial que las pacientes con lipedema sean conscientes de la importancia del tratamiento conservador antes de considerar una intervención quirúrgica.

lipedemaEl tratamiento quirúrgico más recomendado es la liposucción asistida por agua (WAL), una técnica menos invasiva que la liposucción tradicional. La Dra. Nieto ha indicado que, una vez finalizada la recuperación postoperatoria, se aprecia una mejoría de los síntomas de dolor y pesadez en la mayoría de las pacientes, además de mejoras en la movilidad. “A largo plazo observamos buen control de la patología en las zonas intervenidas, aunque es una enfermedad relativamente nueva y el tiempo de seguimiento postoperatorio más largo del que tenemos constancia es de pacientes que se operaron en nuestra sede en Alemania hace 12-14 años”, ha advertido la cirujana.

Inés Rodrigo: “Muchos médicos no están familiarizados con el lipedema y me hicieron sentir que era un problema de peso”

El impacto emocional del lipedema es significativo. Muchas pacientes, como Inés Rodrigo, quien fue diagnosticada tras años de incertidumbre, relatan un largo proceso de frustración y desesperación antes de obtener un diagnóstico adecuado. La falta de información y formación entre los profesionales de la salud es una barrera constante para quienes padecen esta enfermedad.

Inés ha explicado a este medio cómo, antes de su diagnóstico, muchos médicos atribuían sus síntomas al sobrepeso o a la retención de líquidos, ignorando la naturaleza progresiva del lipedema. Muchos médicos no están familiarizados con el lipedema y me hicieron sentir que era un problema de peso, de mi forma natural del cuerpo o una simplemente una cuestión estética, cuando en realidad era una enfermedad que iba progresando y cada vez me generaba más dolor”, ha remarcado.

“Físicamente hay que lidiar con la sensación constante de pesadez y dolor. A nivel emocional también es duro por la incomprensión que se puede llegar a sentir, tanto por parte de los médicos como de la sociedad, que muchas veces juzga la existencia del lipedema y lo relaciona con obesidad o malos hábitos”, ha señalado Inés, señalando el impacto físico y emocional que le ha acarreado su enfermedad.

Finalmente, admite haber encontrado respuestas gracias a su investigación personal y el apoyo de otras mujeres que compartían su experiencia en redes sociales. “Fui diagnosticada en el servicio de cirugía plástica de La Paz y fue un alivio encontrar por fin la explicación”, ha explicado.

La mayor parte de los tratamientos no están cubiertos por la sanidad pública en España

A pesar de que el lipedema afecta a un gran número de mujeres, aún no es plenamente reconocido por el sistema de salud. Muchos tratamientos, especialmente el quirúrgico, no están cubiertos por la sanidad pública en España. Esto deja a las pacientes con pocas opciones y, en muchos casos, con la necesidad de recurrir a clínicas privadas para obtener un tratamiento adecuado.

Uno de los principales obstáculos para las pacientes con lipedema es el alto coste del tratamiento quirúrgico. La liposucción especializada en lipedema, una de las opciones más eficaces para los casos avanzados, puede superar los 10.000 euros, dependiendo del número de sesiones necesarias y la gravedad de la enfermedad. A pesar de estar reconocida por la OMS, esta cirugía no está cubierta por la sanidad pública en muchos países, como España, lo que limita el acceso de las pacientes a este tratamiento que mejora considerablemente su calidad de vida.

La liposucción especializada en lipedema puede superar los 10.000 euros

“Como ideal a futuro sería algo a considerar. Sin embargo, la triste realidad a la que se enfrentan pacientes y asociaciones es que, actualmente, aún quedan muchísimos pasos por dar”, ha explicado la Dra. Nieto. Para la cirujana ha de priorizarse el realizar un diagnóstico adecuado desde la seguridad social. Además, ha señalado la importancia de que se puedan realizar pruebas como ecografías Doppler o linfogammagrafías que puedan posteriormente ser valoradas por un médico rehabilitador. Así, la especialista ha incidido también en que la importancia de que existan facilidades para recibir la baja laboral tras la cirugía de lipedema, al tratarse de una intervención de carácter médico funcional, y no una cirugía estética”, ha explicado.

No obstante, el impacto económico no solo rodea a las cirugías. Los tratamientos conservadores, como las medias de compresión a medida, conllevan también un gasto significativo. Como relata Inés Rodrigo, su precio puede llegar a los 500 euros, lo que representa una carga adicional para las pacientes que ya están lidiando con una enfermedad crónica.

Guías clínicas y módulos de formación, claves para un diagnóstico temprano

El retraso del diagnóstico de lipedema se produce por diferentes factores. Influyen circunstancias como la falta de conocimiento de la enfermedad, la confusión con otras patologías o la dificultad de acceso a profesionales especializados.

Por ello, “la atención primaria juega un rol central en la coordinación del manejo del lipedema”, señala la Dra. Rodríguez. Además, ha señalado la importancia de brindar un enfoque multidisciplinar. Pues, “en muchos casos, un tratamiento completo puede incluir manejo quirúrgico (como liposucción específica para lipedema), terapia de compresión, fisioterapia y asesoramiento nutricional”.

Así, ha incidido en la necesidad de aumentar la concienciación y formación sobre el lipedema, ya que muchos profesionales no están familiarizados con sus características. “Incluir el lipedema como parte del diagnóstico diferencial en pacientes con aumento de volumen en las extremidades inferiores y dolor no relacionado con el peso corporal sería una estrategia clave”, ha propuesto la Dra. Rodríguez.

Además, ha indicado que tanto la creación de guías clínicas como la inclusión de módulos de formación sobre esta enfermedad ayudarían a proporcionar un diagnóstico temprano. “Las herramientas de cribado como cuestionarios dirigidos a identificar los síntomas distintivos podrían implementarse en consultas de medicina familiar”, ha señalado.

“Incluir el lipedema como parte del diagnóstico diferencial en pacientes con aumento de volumen en las extremidades inferiores y dolor no relacionado con el peso corporal sería una estrategia clave”

Por su parte, la Dra. Nieto ha coincidido en la necesidad de aportar un enfoque multidisciplinar con el que los especialistas sepan orientar a los pacientes a los profesionales adecuados. “También son de gran utilidad los talleres y charlas para profesionales, que, en este sentido, debemos agradecer a las pacientes su implicación, pues muchas veces son ellas quienes posibilitan su organización y desarrollo”, ha remarcado la cirujana.

Las profesionales también han incidido en la importancia de que las pacientes que crean que pueden estar afectadas sean proactivas en buscar una evaluación médica personalizada, familiarizándose con la enfermedad y abogando por sí mismas durante las consultas. “Pueden llevar registros detallados de sus síntomas (como dolor, hematomas frecuentes, aumento de volumen en extremidades a pesar de dietas o ejercicio) y compartir esta información con su médico. También es útil buscar la segunda opinión de un médico familiarizado con el lipedema o consultar con especialistas como cirujanos vasculares o especialistas en linfología”, ha señalado la Dra. Rodríguez.

De esta manera, el lipedema se postula como una enfermedad que, aunque reconocida por la OMS, continúa siendo ampliamente subestimada y mal diagnosticada. Esto afecta la calidad de vida de las pacientes. Así, tanto el diagnóstico temprano como el acceso a tratamientos conservadores y quirúrgicos son esenciales para prevenir su progresión y mejorar los síntomas. La inclusión de estas terapias en la sanidad pública es una demanda urgente para asegurar que todas las pacientes puedan recibir el tratamiento adecuado.

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