El protagonista del Día Mundial del Cáncer de Mama no es el rosa

Lo que debería ocupar el centro de la conversación sobre el cáncer de mama es la educación y la inversión en investigación

Luis de Haro. Director general de iSanidad
Cada 19 de octubre, el mundo se tiñe de rosa con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama. Este día tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de la detección precoz, la piedra angular en la lucha contra esta enfermedad que afecta a 1 de cada 8 mujeres en el transcurso de su vida. Sin embargo, tras los eventos, conciertos y campañas mediáticas, la pregunta clave sigue siendo: ¿y después del Día Mundial del Cáncer de Mama, qué?

Cada 19 de octubre, el mundo se tiñe de rosa con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama

Es innegable que la visibilidad es fundamental. Ver camisetas, pañuelos, e incluso edificios iluminados de rosa por el Día Mundial del Cáncer de Mama genera impacto. Pero debemos recordar que en el cáncer de mama no todo es de color rosa. Así lo ha señalado una campaña reciente: El cáncer de mama no es rosa, es un marrón muy grande. Este lema acierta en lo esencial: no podemos permitir que el simbolismo del rosa oculte la cruda realidad de una enfermedad devastadora. Sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial.

La detección precoz es, sin duda, la mejor arma que tenemos para combatir esta enfermedad. Las campañas de concienciación, como la del Día Mundial del Cáncer de Mama, juegan un papel fundamental en educar a la población sobre la necesidad de realizar revisiones periódicas, especialmente a partir de cierta edad. Sin embargo, esto debe ir acompañado de una inversión sólida en educación y recursos para la investigación y el tratamiento. El objetivo es que cada mujer tenga acceso a un diagnóstico temprano y a los tratamientos más eficaces.

La detección precoz es, sin duda, la mejor arma que tenemos para combatir esta enfermedad

La ministra Mónica García lo expresa de manera contundente: la prevención no da titulares. Los titulares se centran en los fallecimientos, en los tratamientos dolorosos o en las historias de lucha que acaban bien. Pero lo que debería ocupar el centro de la conversación es la educación y la inversión en investigación, pilares esenciales para cambiar el panorama del cáncer de mama. El resultado de todos esto es que la concienciación ha tenido un papel clave en el caso de cáncer de mama. La adherencia a los cribados es altísima, sin comparación con los del cáncer de colon.

La concienciación no debe quedarse en los días señalados ni limitarse a un color. Es necesario que tomemos medidas concretas para educar, detectar y tratar. Solo así podremos mejorar el pronóstico y reducir la mortalidad. El cáncer de mama no es una fecha en el calendario ni una campaña de marketing, es una realidad que miles de mujeres enfrentan cada día. Dejemos de disfrazarlo y enfrentémoslo con las armas que realmente importan: educación, detección precoz, investigación y acción continuada.

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