Nieves Sebastián Mongares
Situaciones de emergencia sanitaria como la pandemia de Covid-19 pusieron de manifiesto la necesidad de reconfigurar los sistemas de salud pública para anticiparse y poder dar una respuesta cuanto antes. Para ahondar en este desafío, la Embajada de Suecia y AstraZeneca celebraban en julio la primera ‘Cumbre de Prevención’. En este encuentro, expertos en salud pública pusieron sobre la mesa la necesidad de estar preparados, no sólo ante situaciones tan extremas, sino también ante picos de contagios como los de virus respiratorio sincitial (VRS) o gripe, poniendo el foco en los pacientes más vulnerables.
Así, en la cumbre se reunieron autoridades sanitarias de España y Suecia para debatir los retos pendientes y poner en común estrategias de salud pública, incidiendo en la prevención a través de herramientas como la inmunización y poniendo en valor la colaboración público-privada. Jorge del Diego, director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, participó en esta cumbre y explica en iSanidad algunos de los aspectos más relevantes que se abordaron durante el transcurso de la misma.
¿Cuáles son las lecciones más importantes que ha aprendido Andalucía durante la pandemia de COVID-19? Primero, la importancia de disponer de un sistema vigilancia en salud pública y de profesionales de salud pública altamente cualificados para lograr una respuesta rápida y coordinada. La capacidad de actuar rápidamente y adaptar nuestras estrategias a medida que la situación evolucionaba fue crucial para frenar la propagación del virus.
Necesitamos disponer de una mayor flexibilidad y liderazgo por las estructuras de gobernanza de la salud pública. En segundo lugar, comprendimos que disponer planes ágiles, conocidos y versátiles que puedan modificar la infraestructura sanitaria es esencial para manejar crisis de salud pública. La ampliación de camas de UCI, la creación de hospitales temporales y la redistribución de recursos fueron acciones vitales.
Además, la digitalización y el impulso de la telemedicina mostraron su gran valor, permitiendo mantener el seguimiento de pacientes crónicos y reducir la presión asistencial en momentos críticos. La visión de trabajo en conjunto en el ámbito de la salud pública quedó una vez más clarificada. La multidisciplinariedad y la “única salud” son conceptos que quedan muy bien, pero si no abordamos la salud pública desde su planificación con esa mentalidad, no sirven de nada.
“La pandemia subrayó la necesidad de una comunicación clara y transparente para mantener informada a la población y fomentar la confianza en las medidas adoptadas”
Y, finalmente, la pandemia subrayó la necesidad de una comunicación clara y transparente para mantener informada a la población, lo que fue esencial para evitar desinformación y fomentar la confianza en las medidas adoptadas. En momentos de pandemia y/ o crisis sanitarias con incertidumbres o potencial afectación poblacional, las medidas de salud pública no farmacológicas son fundamentales. Estas medidas deberían ser transparentes y tener origen en un comité científico independiente y reconocido; con mensajes claros y sencillos y fáciles de entender por la población; partir del conocimiento de las distintas actividades que se pretenden regular y, en consecuencia, deben ser instauradas en coordinación con los representaciones de los sectores afectados En definitiva se ha de establecer una comunicación y coordinación con los sectores a los que afectaban las medidas, a través de mensajes claros y sencillos.
¿Qué prácticas implantadas durante este periodo demostraron ser las más efectivas?
Las prácticas más efectivas incluyeron, sin duda, la vacunación masiva. La capacidad de organizar y desplegar puntos de vacunación de gran capacidad, junto con la gestión logística de las vacunas, fue determinante para controlar la pandemia. También es destacable el refuerzo de los sistemas de vigilancia en salud pública, que permitieron una detección temprana de brotes y la rápida intervención para frenar la propagación.
“Es destacable el refuerzo de los sistemas de vigilancia en salud pública, que permitieron una detección temprana de brotes y la rápida intervención para frenar la propagación”
Otro aspecto clave fue la adaptación de los protocolos en centros de salud, separando los circuitos de atención para pacientes con síntomas respiratorios de aquellos con otras patologías, lo que ayudó a reducir el riesgo de contagios en centros sanitarios.
Por último, la inversión en recursos humanos resultó fundamental. La contratación de personal en el ámbito de la salud pública adicional y la redistribución de equipos especializados contribuyeron a aliviar la presión en momentos críticos.
Teniendo esto en cuenta, ¿Cuáles diría que son los principales desafíos a los que se enfrenta la región en términos de salud pública y cómo se está preparando para afrontar futuras crisis sanitarias?
Pues los conocidos para los cuales la Consejería se ha dotado de tres estrategias, las resistencias a los antimicrobianos, las enfermedades transmitidas por vectores y una mejor vigilancia en salud (para vigilar tanto las enfermedades transmisibles como las no transmisibles (cáncer prioritariamente)). No obstante, las estrategias requieren nuevas inversiones económicas, mejora de los sistemas de información y, por supuesto, más personal, pues salud pública trabaja en continuo, y cuanto mejor pueda trabajar esa, mejor preparados estaremos cuando vengan momentos de crisis.
“Hay dos temas que deben ser abordados en su plenitud y van enlazados: la salud pública en todas las políticas y un enfoque One Health”
Hay dos temas que deben ser abordados en su plenitud que van enlazados, la salud publica en, y para, todas las políticas y un enfoque One Health verdadero (Salud Humana, Salud Animal y Salud Ambiental). En esta línea resulta fundamental trabajar con todos los sectores tanto administraciones regionales como locales para el desarrollo de políticas de resiliencia ante los efectos del cambio climático (vigilancia y protección frente a las altas temperaturas, fotoprotección, etc.)
Por tanto, son retos el reforzar no solo la infraestructura física, sino también optimizar los sistemas de vigilancia epidemiológica y análisis de datos para prever futuras amenazas.
Tampoco podemos olvidar el desafío que ya hacíamos frente antes de la pandemia que es el manejo de las enfermedades crónicas, que siguen en aumento con el envejecimiento de la población. Durante los picos de contagio, muchas personas con enfermedades crónicas experimentaron interrupciones en su atención, lo que empeoró sus resultados de salud. Tenemos que garantizar la continuidad de la atención para estos pacientes, incluso en momentos de crisis. Todo ello exige soluciones integradas y sostenibles.
“Esperamos que la creación de un Comité Interdepartamental para la salud pública sea un instrumento que nos permita avanzar en esta línea”
Esperamos que la creación de un Comité Interdepartamental para la salud pública (mesa de trabajo donde se encuentran todas las Consejería, dirigidas y coordinadas por la de Salud para trabajar el ámbito de la promoción de la salud y sus determinantes sociales) sea un instrumento que nos permita avanzar en esta línea.
¿De qué manera cree que los Sistemas de Salud pueden adaptarse para manejar tanto las enfermedades respiratorias crónicas como las infecciosas, también teniendo en cuenta los picos de contagio y el consiguiente aumento de la presión asistencial?
Cuando abordamos la vigilancia en salud pública y cómo las distintas enfermedades nos afectan, debemos tener claro que, incluso en los momentos de mayor incidencia de una enfermedad infecciosa, como fue la pandemia, la mayor carga de morbilidad la tienen las crónicas. Por eso, en primer lugar, estamos trabajando en el fortalecimiento de la vigilancia en salud pública, a través de la Estrategia AVISTA, que tiene como objetivo mejorar la capacidad predictiva y la respuesta temprana ante emergencias sanitarias. También es fundamental continuar invirtiendo en infraestructura sanitaria, asegurando que nuestros centros de salud puedan escalar su capacidad rápidamente en momentos de alta demanda y disponer de una adecuada red de profesionales de salud pública para dar respuesta a los retos que nos enfrentamos en el manejo de las enfermedades respiratorias crónicas como las infecciosas.
“Cuando abordamos la vigilancia en salud pública, debemos tener claro que, incluso en los momentos de mayor incidencia de una enfermedad infecciosa, la mayor carga de morbilidad la tienen las crónicas”
Por otro lado, es crucial aumentar y mantener la campaña de vacunación frente a infecciones inmunoprevenibles (gripe, Covid-19, neumococo) con la suficiente antelación suficiente a la llegada del pico epidémico para alcanzar la mayor cobertura posible de la población diana cuando éste llegue, y favorecer las altas coberturas con acciones destinadas específicamente para personas con enfermedades crónicas. Por otra parte, en el ámbito de las enfermedades respiratorias crónicas, lograr la implementación de todas aquellas estrategias preventivas de demostrada eficacia. Debido a que todas estas enfermedades, tienen factores de riesgo que son modificables como el tabaquismo, la inactividad física, las dietas no saludables y el consumo de alcohol. Mediante el abordaje de estos factores modificables se puede disminuir la carga de todas ellas.
“Es crucial aumentar y mantener la campaña de vacunación frente a infecciones inmunoprevenibles”
En el ámbito de las infecciones respiratorias infecciosas, es necesario consolidar el marco de vigilancia que permita lograr anticiparnos a los picos de transmisión anuales permitiendo la adaptación de los recursos sanitarios a cada escenario. Además, la pandemia nos ha mostrado el valor de la colaboración interinstitucional, por lo que es necesario seguir reforzando la cooperación entre los diferentes niveles del gobierno, el sector privado y la sociedad civil para optimizar la distribución de recursos. A nivel comunitario, la promoción de hábitos saludables es esencial para mejorar la resistencia de la población frente a futuras crisis.
¿Qué papel juegan las campañas de vacunación en el control de enfermedades respiratorias infecciosas como el Covid-19 y la gripe en su comunidad? ¿Cómo contemplan estas estrategias de inmunización a grupos vulnerables como pacientes inmunocomprometidos o niños, entre otros?
En Andalucía, se ha creado el Foro Andaluz para la InmunoPrevención de Infecciones Respiratorias (FAIPIR), con todas las sociedades científicas andaluzas, con el objetivo de aunar los esfuerzos e ideas para mejorar las coberturas de la población diana, entre ellas las personas con patologías crónicas, inmunodeprimidos o la población infantil.
“Se ha creado el Foro Andaluz para la InmunoPrevención de Infecciones Respiratorias (FAIPIR), con todas las sociedades científicas andaluzas, para aunar esfuerzos e ideas para mejorar las coberturas de la población diana”
Entre las actividades principales se hallan la vacunación oportunista en la atención en primaria u hospitalaria, fomentar la captación activa, la mejorar accesibilidad con aumento de citas o días para vacunación sin cita. Se está realizando una campaña de comunicación que verá la luz al inicio de la campaña en la que los mensajes de los profesionales sanitarios para explicar los riesgos de las infecciones respiratorias y los beneficios de la vacunación son cruciales.
¿Podría compartir algún ejemplo específico acerca de cómo la colaboración entre el sector público y privado ha impulsado estrategias de prevención sobre alguna enfermedad?
Las políticas públicas, las cuales hemos de potenciar en su competitividad, y las privadas, deben ser capaces de generar sinergias que hagan avanzar la salud pública. En Andalucía, estas alianzas también nos han permitido impulsar estrategias de prevención especialmente en lo que respecta a programas de cribado de cáncer, de prevención de la violencia de género, de prevención del VIH y de vacunación.
“Las políticas públicas y las privadas deben ser capaces de generar sinergias que hagan avanzar la salud pública”
Respecto al cáncer de colon, en 2022, más de 862.000 andaluces participaron en el programa de cribado del cáncer de colon, casi duplicando la cifra del año anterior. Esto fue posible gracias a campañas de sensibilización llevadas a cabo por la Consejería de Salud y el Servicio Andaluz de Salud y las colaboraciones con instituciones del sector privado para mejorar el acceso y la difusión del programa. El cribado permitió realizar más de 28.000 colonoscopias y detectar 15.000 pólipos malignos y 500 casos de cáncer en estadios tempranos, lo que ha sido esencial para aumentar las tasas de curación, que alcanzan hasta el 90% en etapas iniciales. Ahora, además, queremos también trabajar en el ámbito de las oficinas de farmacia para aumentar la tasa de respuesta de las personas incluidas en este cribado.
“En cáncer de colon, queremos también trabajar en el ámbito de las oficinas de farmacia para aumentar la tasa de respuesta de las personas incluidas en este cribado”
También, la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica ha implementado importantes colaboraciones entre el sector público y privado para la prevención y tratamiento de VIH e ITS. Un ejemplo clave es el Plan Andaluz de ITS, VIH y Sida (PAITSIDA) 2023-2030. Este plan, desarrollado por la Consejería de Salud y Consumo con el apoyo de diversas entidades, se centra en reducir el estigma, promover la salud sexual y mejorar el diagnóstico precoz del VIH. En este marco, Andalucía se ha sumado a la iniciativa global Fast-Track Cities, cuyo objetivo es acelerar la respuesta al VIH en áreas urbanas, siendo la primera comunidad autónoma en adherirse a esta red. El programa Fast-Track Cities es una iniciativa global que tiene como objetivo acelerar la respuesta al VIH en ciudades de todo el mundo, y aunque está liderado principalmente por organismos públicos y ONG, cuenta con participación del sector privado.
Empresas privadas han apoyado y, también a través de investigaciones clínicas para el desarrollo de tratamientos y la mejora del acceso a los mismos, así como en diferentes acciones formativas. En esta colaboración, el sector privado suele aportar recursos tecnológicos, tratamientos innovadores (como la PrEP), y apoyo a campañas de concienciación, mientras que el sector público se encarga de la implementación en el sistema de salud. Estas asociaciones son esenciales para alcanzar los objetivos de la iniciativa, como los de ONUSIDA (90-90-90 y 95-95-95), que buscan reducir las nuevas infecciones y mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH.
En algunos países se ha creado ya una Agencia Estatal de Salud Pública y parece que está dando frutos en cuanto al impulso de políticas de prevención. ¿Qué impacto espera que tenga la creación de esta agencia que ya se encuentra tramitándose en España?
La Agencia Estatal (AESAP) surge ante la necesidad de ampliar y reforzar las capacidades de nuestro Sistema Nacional de Salud y hacerlo de manera coordinada, también con organismos de ámbito supranacional como la Unión Europea de la Salud y el refuerzo de organismos como el ECDC, la EMA y o la Autoridad de Preparación y Respuestas ante Emergencias Sanitarias (HERA), para estar mejor preparados ante las necesidades de salud pública. Además, promoverá el liderazgo de España a nivel internacional en la detección, vigilancia, evaluación y gestión de riesgos para la salud.
“La AESAP se configura como una institución de excelencia técnica y científica que tiene como objeto la preparación, prevención, detección y respuesta rápida frente a amenazas y riesgos para la salud de la población”
La AESAP se configura como una institución de excelencia técnica y científica que tiene como objeto la preparación, prevención, detección y respuesta rápida frente a amenazas y riesgos para la salud de la población. Suponiendo, asimismo, dar un paso decisivo para abordar con garantías las respuestas en el actual contexto de cambio climático y su afección a la salud, así como a nuevas zoonosis o a enfermedades emergentes, reforzando la coordinación con las instituciones de Salud Pública, impulsando el trabajo en red y contribuyendo al diseño y evaluación de políticas One Health. Por último, será el centro encargado de promover la información y comunicación a la ciudadanía de los riesgos y amenazas para la salud.
Nos parece tan relevante su creación, que ya anunciamos hace más de un año la candidatura de la ciudad de Granada como sede, al entender que es la mejor opción para un organismo como este.
¿Qué importancia tienen encuentros como la Cumbre de Prevención celebrada por la Embajada de Suecia y AstraZeneca como herramienta impulsar nuevas políticas de prevención y fomentar el debate y la colaboración entre profesionales del sector salud?
Encuentros como la Cumbre de Prevención celebrada el pasado julio son muy útiles e interesantes porque posibilitan que se compartan experiencias en materia de salud pública. Además, al poner en común las distintas estrategias en materia de prevención se pueden alcanzar respuestas innovadoras a los desafíos y retos para la salud pública, al tiempo que se establecen lazos de colaboración entre distintos países y territorios. Resulta imprescindible priorizar la prevención en nuestra comunidad y nuestros sistemas sanitarios.