Fátima Del Reino Iniesta (Alicante)
La migraña es una enfermedad silenciosa que impacta en la vida de miles de niños y adolescentes en España. El Dr. Pablo Irimia, coordinador del grupo de cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y neurólogo en la Clínica Universitaria de Navarra, resaltó la importancia de atender de manera adecuada a estos pacientes que representan alrededor del 9% de la población infantil y juvenil.
“La relevancia de la migraña en la población infantil y adolescente se basa en su elevada frecuencia en esa población y en que representa una de las principales causas de discapacidad en ese grupo de edad”, afirmó el Dr. Irimia durante el seminario Lundbeck Migraña: en cada capítulo de la vida, celebrado este viernes en Alicante.
“La relevancia de la migraña en la población infantil y adolescente se basa en su elevada frecuencia en esa población”
A diferencia de los adultos, estos jóvenes no siempre son capaces de describir con precisión el dolor que padecen. Por ello, suelen describir su dolor a través de dibujos para poder expresarse, lo que muchas veces complica el diagnóstico temprano y preciso. La migraña no es solo un dolor de cabeza. Para estos pacientes, representa una de las principales causas de discapacidad entre los 5 y 19 años, lo que se traduce en ausencias escolares, disminución del rendimiento escolar y de la calidad de vida.
“Cuando se comparar diferentes escalas que evalúan la discapacidad, se observa que la puntuación de los niños con migraña crónica es similar a la de aquellos con enfermedades graves como el cáncer o la artritis reumatoide, ampliamente reconocidas por su alto grado de incapacidad. Sin embargo, la migraña enfrenta un problema adicional: al igual que en los adultos, esta enfermedad es invisible”, destacó el neurólogo.
Esta discapacidad, al ser invisible, suele ser incomprendida tanto por el entorno escolar como por el familiar, que tiende a atribuir el dolor a problemas de hábitos o cansancio, y no a una condición médica real y debilitante.
“Cuando se comparar diferentes escalas que evalúan la discapacidad, se observa que la puntuación de los niños con migraña crónica es similar a la de aquellos con enfermedades graves como el cáncer o la artritis reumatoide”
Dificultades en el diagnóstico
Una de las barreras más importantes en la atención de los pacientes pediátricos con migraña es la dificultad de diagnosticar la enfermedad en etapas tempranas. A menudo, los niños son incapaces de expresar la magnitud del dolor y, en cambio, dibujan lo que sienten, mostrando con imágenes cómo perciben su migraña como “martillazos” en la cabeza o un “clavo” que se hunde en sus sienes. Esta peculiaridad, según el Dr. Irima, plantea un reto importante para los neurólogos y neuropediatras, quienes deben saber interpretar estos signos para confirmar que se trata de una migraña y no de otro trastorno neurológico.
Los niños con migraña también experimentan síntomas adicionales, como náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido, y pueden manifestar otros síndromes asociados, como la cinetosis o el “síndrome de vómitos cíclicos“. Estos episodios se caracterizan por presentar dolor abdominal recurrente y vómitos, sin necesariamente involucrar un dolor de cabeza. Esta variedad de síntomas puede llevar a diagnósticos erróneos y tratamientos inadecuados, retrasando la atención correcta y aumentando el sufrimiento de los jóvenes.
El Dr. Irima también destacó que aproximadamente el 70% de los niños con migraña tienen antecedentes familiares de esta condición, lo que sugiere una fuerte predisposición genética. En la adolescencia, además, se observa un aumento en la prevalencia de migraña entre mujeres, especialmente a partir de la menarquia, etapa en la que las fluctuaciones hormonales parecen jugar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad.
Factores desencadenantes y su impacto en la vida
La migraña en jóvenes puede desencadenarse por múltiples factores, muchos de los cuales son comunes a los que afectan a los adultos. Entre ellos, el Dr. Irima mencionó el sueño insuficiente, el ayuno, el estrés y la inactividad física. Sin embargo, uno de los factores que preocupa cada vez más es el sobrepeso y la obesidad, que se ha demostrado aumenta el riesgo de desarrollar migraña crónica. “La prevención de la obesidad en la infancia y adolescencia podría reducir el número de casos de migraña crónica”, subrayó el experto.
La importancia de cuidar estos factores en niños y adolescentes ha llevado a la creación de una regla mnemotécnica: Smart (por sus siglas en inglés). Esta regla recuerda la necesidad de mantener un sueño adecuado, una alimentación regular sin ayunos prolongados, realizar actividad física moderada, controlar el estrés y, por último, identificar y evitar desencadenantes específicos en cada caso. Según el Dr. Irima, estos cuidados en el estilo de vida son fundamentales para ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis en jóvenes que ya sufren esta patología.
Retos y necesidades no cubiertas en el tratamiento
Uno de los desafíos más importantes en el tratamiento de la migraña infantil es la falta de terapias específicas para esta población. Actualmente, los medicamentos utilizados para tratar la migraña en adultos son los mismos que se aplican en niños y adolescentes, aunque con evidencia limitada sobre su eficacia en menores de 18 años. Solo un 5% de los niños y adolescentes que necesitan tratamiento preventivo lo reciben, en gran parte debido a la falta de aprobación de estos medicamentos para menores y a la atención de ensayos clínicos en esta población.
“Es necesario que existan tratamientos específicos para niños y adolescentes que sean seguros y eficaces“
“Es necesario que existan tratamientos específicos para niños y adolescentes que sean seguros y eficaces“, afirmó el Dr. Irima, quien destacó el progreso de los ensayos clínicos en terapias avanzadas, como los anticuerpos monoclonales, que podrían estar disponibles en pocos años para pacientes pediátricos. Estos tratamientos han mostrado buenos resultados en adultos y, de ser aprobados para niños y adolescentes, representarían un avance significativo en la calidad de vida de estos jóvenes. A pesar de ello, las largas esperas para acceder a especialistas en neurología infantil y el desconocimiento sobre el manejo adecuado de esta condición en atención primaria son barreras adicionales que dificultan un tratamiento adecuado y eficaz.
El especialista también indicó que una de las mayores carencias es el bajo porcentaje de diagnósticos precisos. Se estima que solo el 20% de los niños que acuden a consulta médica reciben un diagnóstico claro de migraña, en lugar de una cefalea inespecífica. Sin un diagnóstico correcto, muchos jóvenes no reciben las opciones de tratamiento que podrían mejorar significativamente su bienestar y reducir la frecuencia de sus crisis.
Con un diagnóstico adecuado y tratamientos específicos, sería posible reducir significativamente el impacto de la migraña en niños y adolescentes, permitiéndoles retomar sus actividades cotidianas y mejorar su rendimiento académico y social. “Aunque la migraña no se puede curar, reducir el número de crisis mensuales mejora enormemente la calidad de vida de los pacientes”, finalizó el Dr. Irima.