“Es la primera vez que en España se miden los neurofilamentos de cadena ligera en la depresión con la técnica Simoa”

Roberto Carlos Agís-Balboa, integrante del grupo de Investigación Traslacional en Enfermedades Neurológicas (ITEN) del Instituto de Investigación Sanitaria en Santiago (IDIS), profundiza en los resultados del estudio pionero en depresión mayor con la técnica Simoa

Lucía Medina Medel 
El grupo de Investigación Traslacional en Enfermedades Neurológicas (ITEN) del Instituto de Investigación Sanitaria en Santiago (IDIS) ha publicado un estudio en la revista Frontiers in Psychiatry, denominado Niveles plasmáticos de cadena ligera de neurofilamentos en el trastorno depresivo mayor: breve informe de investigación. Dicho estudio tiene como objetivo detectar biomarcadores que faciliten el diagnóstico de la depresión mayor. Roberto Carlos Agís-Balboa, uno de los investigadores que lidera el estudio del grupo ITEN, detalla los resultados del estudio pionero con la técnica Simoa y los futuros proyectos en marcha. 

¿Cuál fue el detonante para realizar el estudio en depresión mayor? 
Este trabajo lo inicié en la Universidad de Vigo con un reclutamiento de muestras de pacientes con depresión y personas con control sano. Trabajaba en el ámbito de la depresión y esquizofrenia. Ahora, en el centro de investigación de Santiago, estoy más enfocado en demencias y esclerosis múltiple. 

En ITEN nos centramos en enfermedades neurodegenerativas y, en este caso, psiquiátricas. Decidimos hacer este estudio en depresión porque mis muestras lo facilitaban y, además, mi intención era buscar la interacción entre enfermedades, ya que la depresión es un factor de riesgo para la demencia. 

Al principio de la investigación, nos centramos en entender por qué una persona tiene el trastorno y buscamos herramientas para hacer un diagnóstico precoz. Para ello, tenemos que saber si el tratamiento funciona y si tiene una eficacia terapéutica. Las herramientas nos interesan porque facilitan el trabajo clínico y aumentan la calidad de vida del paciente. Además, ya sabemos la valoración clínica de depresión, pero nuestra intención es investigar en las proteínas.  

“En ITEN queremos centrarnos en las proteínas y estudiar el neurofilamento, porque la valoración clínica ya la sabemos” 

Los neurofilamentos son proteínas que cambian y aumentan con la edad. Además,  aumentan en alguna enfermedad psiquiátrica, pero en depresión no está claro. Existen estudios que concluyen en un aumento, pero son estudios que se basan en tratamientos anestésicos, como la anfetamina. En el caso, se sabe que aumenta pero no se sabe si es debido a la depresión o a la anfetamina. En otros estudios, aparece que no hay diferencias. De este modo, como la situación no es clara, nosotros también decidimos hacer el estudio, pero mediante la técnica Simoa. 

¿Qué es la técnica SIMOA y cómo de accesible se encuentra actualmente en la práctica clínica y científica en España? 
Hace un año, la Consejería de Sanidad compró el equipo en Santiago. Dicho equipo se utiliza en clínica e investigación. Desde el grupo ITEN, voy a gestionarlo. Simoa funciona con unas partículas magnéticas con un sistema robotizado y lleva consigo una cámara de alta resolución. El equipo que usa mi grupo, es automatizado y tiene un nivel de sensibilidad aumentado. Como este, solo hay seis en España que suelen estar en los hospitales y en los centros de investigación más potentes. 

Simoa es hasta mil veces más sensible que otra técnica que mide niveles de proteínas denominada, Elisa. Son equipos pensados para hacer un procesamiento y un análisis de muchas muestras. En España hay instalados entre 16 y 18. En los hospitales, esta técnica va permitir que se realicen más muestras y se den resultados más rápidos. 

“Nuestro equipo Simoa es hasta mil veces más sensible que otra técnica que se utiliza en laboratorios denominada Elisa” 

¿En qué consiste el estudio?
Es el primer estudio en España que mide los neurofilamentos de la depresión mayor con la técnica de Simoa. Trabajamos con personas entre 45 y 50 años y pasamos una serie de escalas que miran temas cognitivos. Además, nuestra intención es ver si la depresión puede ser un factor de riesgo del Alzheimer, ya que sabemos que el neurofilamento aumenta con el Alzheimer. 

Al comparar controles con gente con depresión y sin depresión, nos enfocamos en la sangre. Esos estudios se solían hacer en líquido cefalorraquídeo, pero al ser un equipo tan sensible, permite detectar cantidades muy pequeñas de proteínas. Si cogemos proteínas en sangre, están más diluidas y son más difíciles de detectar, pero con este equipo se puede hacer. Al hacerlo en sangre es más barato, más rápido, y a la vez tenemos una técnica que nos permite detectar cantidades de proteína en sangre muy pequeñas, más sensibles y más específicas. 

Trabajamos con muestras de personas con 45 y 50 años y pasamos una serie de escalas que miran temas cognitivos

¿Cuáles son los resultados tanto positivos como negativos del estudio? 
En el estudio no encontramos cambios significativos entre gente sana y gente con depresión, fue como un estudio piloto. Cierto es que en otros estudios similares, algunos dicen que los neurofilamentos aumentan y otros que no hay cambios. El nuestro resuelve que no hay cambio pero hay una tendencia a aumentar, que no es significativa. Pensamos que los factores limitantes podrían ser pocos pacientes para las muestras o que los tratamientos alteran los niveles de neurofilamentos. 

“Nos encontramos con que hay una tendencia a aumentar de los niveles de neurofilamentos pero no es significativa”

¿Hay planteados otros estudios para entender esa pequeña alteración de neurofilamentos?
Nuestra intención es hacer otro estudio para resolver si esa tendencia a aumentar significa que hay realmente un aumento o es que no hay cambios. Estamos cogiendo las muestras para un estudio con más pacientes y, en vez de medir solamente una proteína, vamos a medir varios marcadores de demencias, como la proteína amiloide, la tau y GAP. Con estos nuevos cambios, podríamos saber si la depresión aumenta estas proteínas o si podrían ser marcadores tempranos de desarrollar una posible enfermedad neurodegenerativa. 

También sería interesante comparar el grupo de personas con depresión sin tratamiento y con tratamiento. Pero sería complejo gestionar la parte de recogida de muestras y seguimiento. Además, me gustaría hacer una investigación para estudiar los MicroARNs en colaboración con la institución alemana en la que trabajé durante cinco años. Cuando vine a España, publicamos un artículo de MicroARNs en esquizofrenia y junto a los investigadores Hugo López y Daniel Pérez, creamos un software para analizar los MicroARNs en enfermedades neuropsiquiátricas que resultó finalista del premio Críticas de Galicia en investigación en ciencias y tecnología.

“Actualmente estamos recogiendo muestras de más pacientes y vamos a medir varios marcadores de demencias como la proteína amiloide o la tau”

En este primer estudio en depresión mayor mediante la técnica Simoa, ¿se pueden observar resultados que mejoren la práctica clínica en el seguimiento del tratamiento, mejoría del diagnóstico o detección precoz? 
La práctica clínica podría tener mejoras a la hora de diagnóstico y seguimiento de tratamiento de cara al futuro, después de realizar más estudios. A la hora del diagnóstico, si encontramos que en este marcador hay un aumento y en sanos no, se podría utilizar para mejorar el diagnóstico. De ese modo, las personas con depresión tendrían más neurofilamentos que las personas que no tienen depresión y serían más propensas a adquirir demencia.

De cara al tema del seguimiento, habría que hacer un estudio donde se realice un seguimiento en el mismo paciente, al menos, cada dos meses. Después del tratamiento antidepresivos, habría que ver si el tratamiento produce una alteración de estos neurofilamentos. En las personas con demencia el indicativo de la edad es un marcador temprano, ya que cuanto mayor sea el paciente, mayor riesgo tiene de adquirir esa enfermedad. También podría ocurrir con la depresión. Si miramos otros marcadores y están alterados al compararlo con personas que no tienen depresión de la misma edad, podría ser un indicativo de que al cabo de los años esas personas tendrían más probabilidad de contraer demencia. Pero todo habría que estudiarlo. Todo es teoría. 

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