Redacción
Este martes, la Fundación para la Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial (FCOMCI) y Médicos Sin Fronteras (MSF) ofrecieron un seminario conjunto, Claves para la intervención en salud ante situaciones de catástrofe, para aportar al personal sanitario las herramientas en salud mental necesarias para ayudar a los afectados por la DANA. La Dra. Rosa Arroyo, vicepresidenta segunda de la OMC y de FCOMCI, moderó este encuentro y matizó el objetivo de esta jornada: “Hemos pensado que una manera de ser útiles para los profesionales sanitarios que están en terreno es ofrecer esta formación básica y transversal en aspectos psicológicos”.
Este encuentro contó con la participación de la Dra. Cristina Carreño, psiquiatra y referente de salud mental de MSF, y Ariadna Pérez, psicóloga y responsable de actividades de salud mental de MSF. La Dra. Carreño comenzó explicando el impacto que tienen las catástrofes de esta magnitud, las pérdidas económicas, la pérdida de familiares o diversas sintomatologías relacionadas con el trauma.
Rosa Arroyo: “Una manera de ser útiles para los profesionales sanitarios es ofrecer esta formación básica y transversal en aspectos psicológicos”
La psiquiatra incidió en la necesidad de fomentar las muestras de solidaridad, la apertura de colegios o la normalización, es decir, “reacciones normales de los individuos ante situaciones anormales”. Además, la psiquiatra explicó la forma en la que deben intervenir los profesionales sanitarios. “Deben Ayudar a recuperar la sensación de seguridad; promover la calma; promover la autoeficacia y la eficacia colectiva; generar conexiones y vínculos; y promover esperanza. Debemos no patologizar, mantener una actitud abierta, de escucha, normalizar (sin dejar de validar la importancia del problema) y dar información certera”, explica.
Ariadna Pérez incidió en la necesidad de fomentar las muestras de solidaridad, la apertura de colegios o la normalización
La Dra. Carreño subrayó varias manifestaciones en salud mental para actuar de la manera más precisa y temprana posible. “Emociones ambivalentes y fluctuantes; culpa, vergüenza o rabia; pensamientos negativos intrusivos; aislamiento o reducción de la cohesión familia”, explica la doctora. Para ello, la experta reflejó algunas recomendaciones: “El cuidado con el lenguaje que utilizamos, permitir que los familiares reconozcan sus propias capacidades para continuar o promover el contacto con otras personas en situación similar son algunas herramientas que nos ayudarán a abordar estas relaciones de la forma adecuada”.
Cómo tratar a los más jóvenes
Ariadna Pérez explicó algunos de los síntomas más comunes en los más jóvenes, como la culpa, la tristeza o el aislamiento, que desaparecen entre los primeros tres o seis meses. “Cuando estos síntomas pasan esta temporalidad o se agravan, es importante recomendar apoyo de un especialista”, subraya la psicóloga. Además, indicó recomendaciones adaptadas a las diferentes franjas de edad en los más jóvenes. “Para los más pequeños, entre cero y tres años, es recomendable dar mensajes cortos, usar un lenguaje simple, mantenerse cerca de ellos, mantener rutinas diarias y no solicitar no llorar, no tener miedo”, señaló.
Es importante recomendar apoyo de un especialista cuando los síntomas en jóvenes se agravan
En los niños entre los tres y los seis años, la psiquiatra resaltó la importancia de preguntarles cómo se sienten y responder a sus preguntas con ejemplos de la vida diaria. En el trato con los jóvenes de siete a 11 años, “conscientes de sus propias emociones y las de otros”, la experta recomienda mantener conversaciones de forma regular para actualizar la información que tienen y resolver sus dudas.
