Luis de Haro. Director general de iSanidad
La elección de la sanidad pública no puede ser por una persecución a la privada. La sanidad pública no es mejor o peor opción que la privada, pero una no puede ser impuesta ni la otra se puede desincentivar. La elección de la sanidad pública tiene que ser por el atractivo de un mejor servicio. El acuerdo de Sumar y PSOE para subir los impuestos a quien use la sanidad privada no tiene consistencia. Desde 2018 se han realizado más de 80 subidas de impuestos o cotizaciones sociales, esta sería otra más para el bolsillo del 25% de españoles.
La elección de la sanidad pública tiene que ser por el atractivo de un servicio mejor
Las listas de espera están recargadas como no lo han estado nunca. Según Antonio Burgueño, las listas de espera quirúrgica y de primera consulta de especialidades tienen a más de 3,65 millones de pacientes. Estas cifras no sirven para incentivar o desincentivar el uso de la sanidad privada. Tratan de hacer ver que hay que mejorar un sistema que está perdiendo su eficacia por la mala gestión. La propuesta de Yolanda Díaz de “pagarán más quienes más tienen” no es ayudar a los que menos tienen. Grabar el seguro de salud aumenta la recaudación pero no disminuye los impuestos a quienes tienen menos. Lo que si puede lograr es aumentar la presión asistencial de la sanidad pública, afectando a pacientes y profesionales.
La sanidad pública es un factor básico del estado del bienestar, y la asistencia privada tiene que ser una opción de libre elección. Es la libertad y el atractivo lo que tiene que hacer que un ciudadano elija la sanidad privada como complemento a la pública. Es el atractivo y no la imposición lo que tiene que decantar a cada ciudadano a pagar un extra para tener un doble aseguramiento. Desincentivar la sanidad privada elimina la libertad porque impone un recargo extra por pura ideología y un afán recaudatorio.
Desincentivar la sanidad privada elimina la libertad porque impone un recargo extra por pura ideología y un afán recaudatorio
Unespa, la asociación empresarial del seguro, asegura que el seguro de salud no es un bien de lujo como dice la vicepresidenta Yolanda Díaz. De hecho, al cierre de 2023, el seguro privado de salud contaba con 12,4 millones de asegurados distribuidos por toda España. Los datos indican que si el 25% de los ciudadanos contrata un seguro de salud es que alcanza a casi todos los perfiles socioeconómicos.
Estos ciudadanos no consumen servicios sanitarios públicos o lo hacen de una manera mucho más reducida. Así, el seguro de salud genera un ahorro de costes para el sistema sanitario público. Según el estudio RESA 2024 de Fundación IDIS, la actividad privada en 2023 suma 20 millones de registros en más de 600 centros, incluyendo 5,7 millones de urgencias y 387.000 intervenciones quirúrgicas. Demasiada actividad para llevarla al sistema público sin que se un gran problema, de hehco, desincentivar el uso de la sanidad privada obligaría a aumentar el gasto público en el sistema.
El seguro de salud cuenta con 12,4 millones de asegurados, si lo utiliza un 25% de la población no es un lujo
Los buenos datos de ambas prestaciones tienen que abrir el horizonte y la competitividad. Poner trabas a la sanidad privada no es un beneficio ni para la sociedad ni para la libertad. Desincentivar el uso de la sanidad privada parece un gesto de imposición ideológica. La libertad es mejorar el sistema público hasta que tenga tal atractivo que al paciente no le haga falta la privada. La mejor opción no puede ser hacer a un ciudadano dependiente de la sanidad pública, la mejor opción es hacer a un ciudadano libre, que pueda elegir. La realidad es que la sanidad privada reduce la alta presión asistencial de la asistencia pública.
De momento Junts y PNV han asegurado que no votarán a favor del aumento de impuestos a los seguros médicos propuesto por PSOE y Sumar. Para ambas formaciones un incremento de precio provocaría desincentivar el uso de la sanidad privada y reducir el número de asegurados. Es sorprendente que haya veces que vemos partidos que siguen defendiendo su programa electoral. Sin todos los partidos que apoyan la coalición de gobierno no es posible sacar adelante la medida. ¡Menos mal!