Paula Baena
La dislipemia se ha consolidado como uno de los principales factores de riesgo cardiovascular debido a su relación directa con el desarrollo de arteriosclerosis y otros eventos cardiovasculares. El Dr. Roberto Martín Reyes, jefe del departamento de cardiología del Hospital Quirónsalud Sur, aborda en Doryos la importancia de identificar y tratar tempranamente este trastorno de los lípidos en sangre.
El Dr. Martín Reyes señala que, en España, según estudios como el de Hispalipid, el 24,3% de la población ha sido diagnosticada con dislipemia. Esta condición se caracteriza por niveles elevados de colesterol, especialmente LDL, o de triglicéridos en sangre, y es un importante desencadenante de arteriosclerosis, que puede afectar a distintas arterias del organismo, con consecuencias para la salud cardiovascular de los pacientes.
A pesar de su alta prevalencia, la dislipemia es un factor de riesgo cardiovascular modificable, lo que significa que su adecuado diagnóstico y tratamiento puede reducir significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares graves. El especialista señala que “la detección precoz y el tratamiento adecuado pueden incidir decisivamente en la reducción de eventos, a través de un abordaje integral que incluya tanto intervenciones farmacológicas como no farmacológicas”.
Arteriosclerosis y dislipemia: una relación de riesgo
La arteriosclerosis es una enfermedad progresiva que comienza de forma subclínica y se manifiesta clínicamente cuando el flujo sanguíneo se ve gravemente comprometido. La dislipemia desempeña un papel central en este proceso, ya que el exceso de partículas de colesterol LDL, que circulan más tiempo en el organismo, tienden a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos. Esto desencadena una respuesta inflamatoria e inmunitaria que provoca un engrosamiento progresivo de las arterias, aumentando el riesgo de complicaciones como infartos y accidentes cerebrovasculares.
Los datos destacan que alrededor del 71% de los pacientes con dislipemia presentan un perfil de riesgo cardiovascular alto o muy alto, lo que hace necesario un enfoque terapéutico más riguroso para lograr objetivos de reducción de LDL, recomendados en menos de 70 mg/dL para pacientes de alto riesgo y menos de 55 mg/dL para aquellos con riesgo muy alto, según indica el cardiólogo.
Solo el 36% de los pacientes de alto riesgo alcanza el objetivo de menos de 70 mg/dL
En la última década, las guías europeas y americanas han endurecido los objetivos de control del LDL, debido a que la reducción de esta lipoproteína se asocia con una disminución proporcional en el riesgo de eventos cardiovasculares. Sin embargo, a pesar del tratamiento con estatinas de alta intensidad, solo el 36% de los pacientes de alto riesgo alcanza el objetivo de menos de 70 mg/dL.
El Dr. Martín Reyes enfatiza la necesidad de terapias innovadoras que puedan reducir aún más los niveles de LDL, bloqueando nuevos pasos en la síntesis del colesterol y mejorando la tolerancia en los pacientes, ya que muchos de los tratamientos actuales presentan efectos adversos. Las nuevas terapias deberán ser capaces de reducir los niveles de LDL de forma más efectiva y sostenida para que los pacientes puedan alcanzar sus objetivos terapéuticos y reducir así el impacto de las enfermedades cardiovasculares en el sistema sanitario, cuyo coste anual se estima en 9.000 millones de euros en España.
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