Pedro Soriano, enfermero y experto en Comunicación Digital en Salud. @Enfermero_enRed
Un nuevo estudio del NHS británico ha desatado la alarma al revelar una conexión directa y preocupante: a mayor rotación de enfermeras en un hospital, mayor es el riesgo de muerte para los pacientes. Este dato, lejos de ser una simple estadística, nos obliga a reflexionar sobre la situación en España, donde la falta de plazas adecuadas en las especialidades de enfermería agrava aún más este problema.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista BMJ, analizó datos de 148 hospitales del NHS en Inglaterra durante 9 años, incluyendo registros de más de 236,000 enfermeras y 8.1 millones de pacientes. Los resultados son contundentes: un aumento en la tasa de rotación de enfermeras se asocia a un aumento significativo en el riesgo de mortalidad a 30 días. Este hallazgo se observó de manera consistente en diversas especialidades, como cirugía y medicina general, y para diferentes tipos de enfermedades, incluyendo enfermedades infecciosas y de salud mental.
¿Por qué la rotación de enfermeras impacta la mortalidad?
La respuesta puede encontrarse en la importancia del rol de la enfermera en la atención al paciente. Las enfermeras son la cara visible del sistema sanitario, quienes brindan cuidado directo y continuo a los pacientes. Su conocimiento del paciente, su capacidad para detectar cambios en su estado de salud y su labor de coordinación con otros profesionales son esenciales para garantizar una atención de calidad.
Cuando las enfermeras rotan con frecuencia, se pierde esta continuidad en el cuidado, lo que puede traducirse en errores, retrasos en el tratamiento y, en última instancia, un mayor riesgo para la vida del paciente. Es ahora cuando cobra importancia el contar con un personal de enfermería estable que pueda desarrollar de forma segura sus competencias para garantizar la seguridad y el bienestar de los pacientes.
La situación en España es aún más preocupante. La falta de plazas adecuadas en las especialidades de enfermería no solo genera escasez de personal, sino que también fomenta la rotación de las enfermeras que buscan mejores oportunidades laborales o una mayor estabilidad. Esto crea un círculo vicioso que perjudica tanto a las enfermeras como a los pacientes.
No se ha de permitir que la rotación de enfermeras siga siendo un problema silencioso
Ante esta realidad, tomar medidas es urgente y no podemos permitir que la rotación de enfermeras siga siendo un problema silencioso que cuesta vidas de personas. En primer lugar, es necesario aumentar las plazas de formación especializada en enfermería, adaptándolas a las necesidades reales del sistema sanitario y las diferentes comunidades autónomas. Además, hay que mejorar las condiciones laborales de las enfermeras, ofreciendo salarios competitivos, oportunidades de desarrollo profesional y un entorno de trabajo saludable como puede ser, mejorar la conciliación laboral. Por último, se deben impulsar políticas de retención de talento que reconozcan y valoren la labor de las enfermeras, trabajando el desarrollo personal y profesional sin olvidarnos de la marca enfermera.
Invertir en enfermería es invertir en salud. Si queremos un sistema sanitario fuerte y eficiente necesita de enfermeras cualificadas, motivadas y con un fuerte sentido de pertenencia a su lugar de trabajo. Solo así podremos garantizar una atención de calidad para todos los ciudadanos.
Para concluir, me gustaría marcharme con una pregunta a modo reflexión; ¿Qué coste estamos dispuesto a asumir como sociedad si no priorizamos en invertir en nuestras enfermeras y en la calidad de la atención sanitaria?