Lucía Medina Medel
Mantener la constancia sin perder de vista el bienestar personal es la clave para sobrellevar la preparación MIR, tal como lo describe la doctora Marta Dafne Cabañero, quien, tras años de dedicación y disciplina, ha sido galardonada con el prestigioso Premio Sanitas MIR 2024. Estos premios, que celebran su 28ª edición este año, elogian la excelencia de los médicos internos residentes de nuestro país, tanto a nivel formativo como profesional. La especialista en medicina interna del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, ha demostrado un gran compromiso con la investigación, destacándose por su tesis doctoral, titulada Estudio multicéntrico de la fisiopatología de la Inmunodeficiencia Común Variable con hiperactivación del Sistema Inmune y Enfermedad Pulmonar Intersticial Granulomatosa Linfocítica como modelo de disinmunidad, que obtuvo la calificación Cum Laude.
Su pasión por la medicina se hace notar en sus iniciativas en investigación. Ha contribuido en más de 30 publicaciones científicas y trabaja como líder del proyecto de investigación Caracterización genómica y clínica de la Inmunodeficiencia Común Variable: hacia un enfoque terapéutico personalizado (G-IDCV). Con estos logros, Cabañero se posiciona como una referente en su especialidad.
Premio MIR 2024, ¿Qué supone este reconocimiento después del esfuerzo realizado durante la carrera de medicina, la preparación MIR y la residencia?
Recibir el Premio Sanitas MIR 2024 es una gran alegría y un honor que llega después de muchos años de esfuerzo y dedicación. Estos años han sido un viaje exigente. Recuerdo desde las largas jornadas de estudio durante la carrera, pasando por la preparación intensiva del examen MIR, hasta los retos clínicos y emocionales de la residencia, combinado con la realización de una tesis doctoral y mi inicio de carrera como médico e investigadora.
“Este premio cuenta con una responsabilidad añadida: retribuir lo aprendido a través de mi práctica clínica, la formación e investigación”
Este reconocimiento no solo simboliza el trabajo duro, sino también el apoyo incondicional de mi familia mis amigos, mi pareja y mis compañeros. Para mí, este premio es un impulso para seguir trabajando con la misma pasión, ahora con una responsabilidad añadida: retribuir lo aprendido a través de mi práctica clínica, la formación de otros y la investigación.
¿Cómo valoras estos 11 años de formación? ¿Qué cambiarías para mejorar el proceso de formación?
Valoro estos 11 años como una etapa crucial en mi vida, no solo por lo que aprendí en términos médicos, sino también por cómo me transformaron como persona. Desde la curiosidad inicial en la carrera hasta la exigencia de la residencia y del doctorado, cada paso me ha ayudado a adquirir habilidades técnicas y emocionales.
Sin embargo, creo que hay aspectos que podrían mejorarse. Por ejemplo, sería útil incorporar más formación práctica desde el principio, enfocándose en habilidades como la toma de decisiones clínicas y el trabajo en equipo. También considero que debería prestarse más atención al bienestar del residente, con programas más robustos para manejar el estrés y prevenir el agotamiento profesional. Por último, creo que fomentar la investigación desde etapas tempranas sería muy enriquecedor para conectar la teoría con los avances médicos actuales.
“Fomentar la investigación desde etapas tempranas sería muy enriquecedor para conectar la teoría con los avances médicos actuales”
¿Qué recuerdas de la preparación para el examen MIR, cómo organizaste tu tiempo de estudio para afrontarlo?, ¿Tienes algún consejo para gestionar el estrés y evitar el agotamiento durante este proceso?
Lo recuerdo paradójicamente como una etapa bonita, con mucho trabajo y disciplina, pero con mucho afán de superación y de mucho cariño por parte de mis amigos y mi pareja. Establecí con ellos vínculos aún más fuertes. Me apoyé en una planificación estructurada y alterné bloques de estudio intensivos con descansos programados.
Para manejar el estrés, el ejercicio físico y pequeños momentos de desconexión fueron clave. También, como he indicado, intenté mantener un contacto cercano con mi familia y amigos, quienes me ayudaron a relativizar los nervios y mantener una perspectiva positiva. Mi consejo es que cada uno busque su equilibrio, respetando sus tiempos y entendiendo que este proceso es una carrera de fondo. Mantener la constancia, pero sin descuidar el bienestar personal, es la clave.
Dafne: “Mi consejo en la preparación MIR es que cada uno busque su equilibrio, respetando sus tiempos y entendiendo que este proceso es una carrera de fondo”
¿Qué te motivó a elegir la especialidad de medicina interna y en el Hospital La Fe, fue tu primera opción?
Desde que inicié mis prácticas clínicas me fascinó la visión integral del paciente que caracteriza a la medicina interna, sin preocuparse únicamente de un órgano o sistema aislado, sino en la conexión entre todos ellos. Es una especialidad que exige una mente analítica, capaz de conectar síntomas y patologías aparentemente aisladas para encontrar un diagnóstico y un tratamiento adecuado. Esa capacidad de abordar al paciente en combinación entre ciencia y humanismo, fue lo que me atrajo desde el principio.
El Hospital La Fe fue mi primera opción porque sabía que me ofrecía la oportunidad de formarme en un entorno de excelencia. Es un centro que no solo destaca por su capacidad asistencial, sino también por su apuesta por la investigación y la innovación, lo que me permitió combinar mi interés por la clínica con proyectos de investigación en áreas que me apasionan, como las inmunodeficiencias.
“Esa capacidad de abordar al paciente en combinación entre ciencia y humanismo, fue lo que me atrajo desde el principio de medicina interna”
¿Con qué experiencias te quedas de estos años de formación?
Me quedo con los momentos en los que he sentido que mi trabajo ha marcado una diferencia para los pacientes, especialmente en casos complejos. También con la oportunidad de aprender de grandes médicos y compañeros, y con el sentimiento de entusiasmo y motivación que me ha aportado realizar proyectos de investigación. Me han permitido explorar áreas que me apasionan, como las inmunodeficiencias. Cada desafío superado y cada aprendizaje adquirido han hecho que estos años valgan mucho la pena.
La medicina interna es una especialidad que abarca una amplia variedad de enfermedades y condiciones. ¿Cuáles dirías que son los principales desafíos en el día a día de un internista?
La medicina interna tiene un fuerte componente asistencial, ya que el internista es el especialista que aborda al paciente desde una perspectiva global, considerando múltiples patologías y condiciones. Uno de los mayores desafíos es gestionar esta complejidad clínica y coordinarse con otras especialidades para ofrecer una atención integral. También es un reto equilibrar la alta carga asistencial con el tiempo necesario para reflexionar sobre cada caso y para formar parte de equipos multidisciplinares en hospitales donde cada decisión puede marcar una gran diferencia.
“Considero firmemente que un internista debe tener un papel activo tanto en la práctica clínica como en el avance del conocimiento médico”
Además, existe un mito extendido de que la medicina interna no es una especialidad “investigadora”. Durante mi formación, muchos médicos me dijeron que si quería investigar, debería optar por otras especialidades más focalizadas como neurología, cardiología o hematología. Sin embargo, he comprobado que no solo es posible investigar en medicina interna, sino que es algo que enriquece la asistencia clínica. Los internistas podemos y debemos liderar proyectos de investigación, especialmente en áreas trasversales como las enfermedades infecciosas, inmunológicas o las patologías crónicas complejas. La investigación es clave para mejorar los estándares de atención, y creo firmemente que un internista debe tener un papel activo tanto en la práctica clínica como en el avance del conocimiento médico.
¿Qué consejos darías a los médicos jóvenes que se inician en la especialidad de medicina interna?
Mi primer consejo es que no se dejen intimidar por la complejidad de la especialidad. La medicina interna puede parecer abrumadora al principio, por la amplitud de patologías y situaciones que abarca, pero ahí reside su riqueza. Es una especialidad que te enseña a pensar de manera integral y a buscar conexiones entre problemas aparentemente desconectados. Por ello, que no se limiten a ver la medicina interna únicamente como una especialidad asistencial.
“No hay mejor manera de mejorar la atención al paciente que combinando el trabajo clínico diario con el análisis crítico y la curiosidad científica”
Es cierto que tiene un componente clínico muy fuerte, pero eso no significa que no sea compatible con la investigación. De hecho, investigar como internista puede ser una experiencia enriquecedora, porque te permite responder preguntas relevantes desde un enfoque global, que es la esencia de nuestra especialidad. Tienen que animarse a participar en proyectos de investigación, ya sea en colaboración con otros servicios o liderando sus propias iniciativas. No hay mejor manera de mejorar la atención al paciente que combinando el trabajo clínico diario con el análisis crítico y la curiosidad científica.
Como último consejo, sería que cuiden su equilibrio personal. La medicina interna es exigente, pero con el tiempo descubrirán que cada esfuerzo vale la pena, especialmente cuando ven el impacto que tienen en la vida de sus pacientes. Y, sobre todo, que nunca pierdan el entusiasmo por aprender y por innovar, porque son las cualidades que los convertirán en buenos internistas.