Nieves Sebastián Mongares
A pesar de que la atención intermedia no sea un nivel asistencial que se caracterice por una alta complejidad tecnológica, sino por otros rasgos característicos como el abordaje holístico de la enfermedad, sí que existen dispositivos que contribuyen a mejorar esta atención. Francisco Javier Capilla, director de enfermería en el Hospital San Rafael de Granada, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, explica que estas innovaciones se incorporan progresivamente y que, en algunas de las áreas, no existe demasiada investigación al respecto.
A rasgos generales, ¿Cómo diría que han impactado los avances tecnológicos de los últimos años de cara a mejorar la atención intermedia?
La atención intermedia se presta en hospitales de baja complejidad siendo el elemento esencial los cuidados, y situándose como puente entre la atención primaria y el hospital de agudos. En este último dispositivo es donde más se implementa la alta tecnología, por lo tanto, cuando nos referimos a avances tecnológicos están más orientados a un modelo de atención aguda y, no tanto, a un modelo de atención intermedia que estaría orientada a promover la recuperación funcional, a disminuir los ingresos innecesarios en hospitales de agudos y a favorecer el retorno al domicilio de los pacientes.
¿Cuáles diría que son los principales retos a los que se enfrenta la atención intermedia actualmente?
En mi opinión, el mayor reto al que se enfrenta la atención intermedia en la actualidad no es tanto en el aspecto tecnológico, sino que tiene que ver más con la capacidad de llevar a cabo de forma organizada y coordinada un acuerdo de colaboración entre las diferentes administraciones que permitan un abordaje proactivo de la atención intermedia mediante hospitales que dentro de su cartera diferentes servicios. En primer lugar, unidades de subagudos para pacientes con enfermedades crónicas fundamentalmente respiratorias y/o cardíacas avanzadas que no requieran tratamientos agresivos y/o invasivos.
También unidades de recuperación funcional para pacientes neurológicos (ictus) y/o traumatológicos (fracturas de cadera) que requieren de equipos interdisciplinares en cada uno de sus procesos. Asimismo, es necesario disponer de unidades de continuidad de cuidados para pacientes que precisan de cuidados de enfermería. Y no se pueden dejar de lado las unidades de cuidados paliativos para pacientes oncológicos y no oncológicos subsidiarios de recibir este tipo de atención para mejorar su calidad de vida.
El desarrollo de este modelo de atención intermedia estaría justificado por el envejecimiento de la población; el aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas con la edad; el elevado consumo de recursos motivado por una hiperfrecuentación de los servicios de urgencias hospitalarias de personas de edad avanzada por descompensación de sus patologías crónicas con el riesgo de colapso de los hospitales de agudos; estancias innecesarias en hospitales de agudos por motivos no clínicos con un coste asociado y mayores riesgos durante la hospitalización.
Respecto a las tecnologías ya disponibles, ¿Qué nivel de implantación tienen en centros como el Hospital San Rafael de Granada y qué queda por hacer?
Desde la creación de nuestra unidad de ventilación mecánica en enero de 1998 hasta la actualidad destacaría una evolución progresiva en lo referente a la implantación de tecnologías. Entre ellas, las tipologías de ventiladores utilizados, cada vez menos voluminosos y más fácilmente manejables con incorporación de nuevos parámetros. Por otra parte, estarían los asistentes de tos para la movilización de secreciones como tratamiento complementario a la terapia manual y los dispositivos de aerosolterapia para fluidificar las secreciones. Por otra parte, estarían los sistemas de información para facilitar la comunicación con los pacientes. A nivel de gestión, están los sistemas de llamada de enfermería para garantizar una respuesta rápida ante cualquier necesidad o la digitalización de la historia clínica.
“Desde la creación de nuestra unidad de ventilación mecánica en enero de 1998 hasta la actualidad destacaría una evolución progresiva en lo referente a la implantación de tecnologías”
Actualmente estamos trabajando en un proyecto de telemonitorización que nos permitirá conocer la situación clínica del paciente en su domicilio y un registro continuo de sus constantes vitales sin necesidad de contar con la presencia in situ de éste y con un sistema de videovigilancia desde el control de enfermería.
En su centro cuentan con una unidad de ventilación mecánica pionera y referente en España para pacientes de ELA. ¿Cómo funciona y cómo diría que ha repercutido en la atención que reciben estos pacientes?
Atendemos a pacientes ventilo-dependientes que presentan alguna enfermedad neurodegenerativa procedentes de la UCRI (Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios) del Hospital Universitario San Cecilio y/o de su domicilio proporcionando cuidados especializados por un equipo de profesionales formado por médicos, enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos, trabajadora social, agente espiritual y auxiliares de enfermería con formación específica en este ámbito.
El objetivo del programa es devolver al paciente a su entorno familiar salvo que esté desaconsejado por circunstancias personales, familiares, sociales que imposibiliten su estancia en el domicilio. Los motivos de ingreso son la adaptación a la ventilación mecánica y entrenamiento de pacientes/cuidadores (pacientes en fase aguda y/o reagudizaciones puntuales ingresan en el Hospital Universitario San Cecilio); sustituto del domicilio en aquellas situaciones familiares y/o sociales que lo aconsejen o el respiro familiar que permita el descanso del cuidador principal.
La unidad está compuesta por ocho habitaciones individuales que garantizan el derecho a la intimidad de los pacientes y con mobiliario adicional para proporcionar el confort y bienestar al enfermo y su familia con acceso directo a la terraza del hospital. Pretendemos que sea un lugar lo más parecido posible a su domicilio con flexibilización de las normas y adaptación a sus necesidades.
¿Qué investigaciones o líneas abiertas en la actualidad considera que pueden suponer un punto de inflexión de cara al futuro en cuanto a la atención que se brinda a los pacientes en estos centros?
La atención al paciente ventilodependiente y su familia fuera del ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos no está muy desarrollada en el campo de la investigación. En líneas generales hay pocos estudios que versen sobre las necesidades asistenciales de estos enfermos y sus familias.
Un ejemplo lo vemos en el estudio del Dr. Ramón Fernández-Álvarez, centrado en 66 pacientes con un mínimo de seis meses con ventilación mecánica domiciliaria en situación clínica estable. A través de un estudio descriptivo y transversal se denotó que el 30% era totalmente dependiente según el índice de Katz (instrumento de evaluación que permite valorar el grado de dependencia física de un sujeto para la realización de las actividades básicas de la vida diaria. En referencia a los cuidadores, según la escala de Zarit (escala de 22 preguntas diseñada para valorar la sobrecarga del cuidador) el 35% tenía un valor por encima de 40 (sobrecarga intensa) lo que demuestra un gran esfuerzo y dedicación para cuidar a este tipo de pacientes.
Otro estudio es el de Escarrabil centrado en pacientes con EPOC en la fase final de la vida. En fases avanzadas del EPOC, el impacto de la enfermedad también afecta al cuidador, especialmente en lo que se refiere a la limitación de sus relaciones sociales y al hecho de ser testigo del sufrimiento del paciente durante un largo periodo de tiempo, período en el que el paciente puede estar con ventilación mecánica no invasiva que palia sus síntomas (mejora de forma aguda la tolerancia a la disnea). Ambos estudios realizados en el año 2019 se centraron en el nivel de dependencia y la necesidad de cuidados en el domicilio de pacientes con ventilación mecánica.