J. L. G.
Uno de los aspectos que más influye a un residente a la hora de elegir dónde se especializará es el económico. El MIR en 2024 se enfrenta a una pérdida de poder adquisitivo que oscila entre el 25% y el 30% respecto al estudiante de Medicina que entraba a una residencia en 2009. Se da por hecho, explica el Dr. Vicente Matas, médico jubilado y coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada (Simeg) en un nuevo informe, que la única manera de incrementar ese salario es la realización de las guardias-atención continuada.
“Con la realización de estas horas ‘extra’ –por las tardes, las noches, en sábado, domingo y festivo- puede incrementar un poco, este sueldo tan bajo para el alto nivel de exigencia y responsabilidad”, reprocha. Así, una retribución neta mínima se sitúa en 1.094 euros al mes para un residente de primer año, por los 1.405 euros mensuales netos que gana el de quinto.
El problema está también en que ese extra sufre una retención del IRPF progresiva, por lo que se le aplica una deducción a toda la nómina. Al final, entre un 30% y un 37% del sueldo bruto por hora de guardia va directamente a Hacienda, entre retención y la parte que se va para la Seguridad Social.
Los facultativos residentes del Ingesa tienen unas retribuciones mucho más altas debido a los complementos asociados en concepto de extrapeninsularidad
Las diferencias entre comunidades autónomas profundizan en esa brecha ya patente a nivel salarial. Por ejemplo, un R1 en Baleares estará cobrando un sueldo base neto mensual de 1.351 euros mientras que otro que realice su residencia en Navarra percibirá 1.094 euros. Una diferencia de 257 euros cada mes.
Por otra parte, el Dr. Matas analiza también desde la óptica de las retribuciones anuales brutas y netas las diferencias totales en España. Desde los 17.397 euros anuales netos de un R1 hasta los 21.805 de un R5 en Canarias, la comunidad en la que más gana un residente, hasta los 15.517 del R1 navarro, el peor pagado, o los 19.355 que el profesional en formación de quinto año ingresa en Asturias o Castilla-La Mancha. En total, 2.450 euros limpios de diferencia.
En la ecuación no entran aquellos futuros facultativos que trabajan en el Ingesa, ya que sus retribuciones son notablemente más altas debido a los complementos asociados a la extrapeninsularidad (Ceuta y Melilla). Lo que hace que un R1 en estas ciudades autónomas comience con un sueldo base de 26.266 euros netos y un R5 alcance cada año los 31.720 euros.
25% menos de poder adquisitivo
La hipótesis sobre la que trabaja el Dr. Matas es la de un residente que realiza una guardia semanal (“con frecuencia son más”, apunta). 80 horas más cada mes, de las cuales 50 son días laborables, 17 a domingo o festivo y otras 13 a los sábados. Así, las diferencias brutas pueden ir desde los 266 euros al mes para R1 (el 20,42%) hasta los 302 euros brutos anuales (el 16,82%) en el caso de R5.
Por hora trabajada, esta brecha puede alcanzar los 7,75 euros en R1 y los 9,80 euros para el R3.
No obstante, si el residente hace una media de 80 horas de guardia al mes, el mínimo que percibirá será de 2.445 euros brutos en R1. Después de impuestos, se quedará en un salario neto de 1.854 euros. Cuando esté en su quinto año, este ascenderá hasta los 3.417 brutos que se recortarán en mil euros después de las deducciones fiscales: 2.417 euros mensuales netos.
En 2009 un residente tenía de media un 22% más de poder adquisitivo que el facultativo en la residencia en 2024
A todo ello se suma que mientras las retribuciones han crecido en el periodo 2009-2024 una media del 14%, la inflación acumulada lo ha hecho en un 36,6%. El residente no ha dejado de perder poder adquisitivo en más de una década, con las consecuencias colaterales que ha tenido para las condiciones laborales y las oportunidades de desarrollar su carrera profesional en nuestro país.
Como detalla el informe, el máximo alcanza los 6.333 euros al año (26,1%) para los facultativos residentes de primer año y llega hasta los 8.121 euros al años (26,1%) en los de quinto. La pérdida acumulada si se tiene en cuenta además el incremento de la jornada en 2,5 horas semanales, aún vigente en muchos servicios de salud, es de entre un 25% y un 30%.
“Las retribuciones son muy bajas para el nivel de exigencia y responsabilidad, las diferencias entre comunidades autónomas muy importantes, los recortes fueron progresivos y las subidas lineales son insuficientes, necesitamos una rectificación urgente”, concluye el Dr. Matas.