Anuario 2024 iSanidad
Rocío Arroyo, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio)
La biotecnología se ha consolidado en España como clave para mejorar la salud y el bienestar de las personas, además de ser motor de impulso en términos de innovación y calidad en la atención a los pacientes de nuestro sistema sanitario. En el contexto actual, marcado por desafíos sanitarios crecientes, la integración de las innovaciones biotecnológicas es imperante.
Ejemplo de ello es la relevancia de las vacunas que forman nuestro Calendario Nacional de Vacunación, la implementación del catálogo de biomarcadores común, o la financiación de algunas terapias avanzadas en el Sistema Nacional de Salud, claves en temas de vital importancia para nuestro futuro como la autonomía estratégica de la Unión Europea. En estos últimos años, la biotecnología ha protagonizado un gran esfuerzo en I+D en terapias avanzadas en el mundo. Entre 2014 y 2023 en España se completaron o finalizaron 557 ensayos clínicos enfocados en terapia génica o celular. Hoy en día, hay más de 60 ensayos clínicos activos de terapia génica y más de 500 de terapia celular en España.
«En estos últimos años, la biotecnología ha protagonizado un gran esfuerzo en I+D en terapias avanzadas en el mundo»
La biotecnología es crucial en el desarrollo de medicamentos huérfanos destinados a satisfacer necesidades médicas no cubiertas. En este sentido, de los medicamentos provenientes de empresas biotecnológicas emergentes que fueron aprobados por la EMA entre 2015 y 2020, 39 (55%) eran medicamentos huérfanos.
El diagnóstico precoz y la medicina personalizada son bases para la mejora de la eficiencia de nuestro sistema sanitario. Disponemos de métodos de diagnóstico precoz, de estrategias de estratificación para la asignación de tratamientos específicos a grupos acotados de pacientes, y de herramientas predictivas con un enorme potencial de impacto sanitario y social. Sin embargo, sólo acceden a las técnicas diagnósticas más avanzadas la mitad de los pacientes que deberían hacerlo, porque su acceso al mercado y, sobre todo, a los sistemas públicos de salud, es lento y limitado.
«Debemos seguir colaborando y creando redes que posibiliten la transferencia del conocimiento y la tecnología para que se materialicen en soluciones reales para los pacientes»
Aunque el impacto positivo que está teniendo la biotecnología en la salud es real y percibido por la sociedad, aún podemos mejorar y anticiparnos a los desafíos que están por llegar. El cambio climático, la resistencia a los antimicrobianos, o las enfermedades emergentes, son solo algunos. Nuestro sector biotech es clave frente a este problema global, aportando soluciones desde la investigación, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Además, la biotecnología es esencial en el estudio de los mecanismos de resistencia, el diseño de nuevos métodos diagnósticos y el descubrimiento de nuevas terapias antimicrobianas.
Nos encontramos en un momento en el que no podemos hablar de salud sin hacerlo con una visión One Health, un enfoque multidisciplinar, integrador y coordinado que vele por el mantenimiento del equilibrio entre salud humana, animal y nuestro entorno por encima de otras consideraciones más cortoplacistas o carentes de perspectiva, ya que el 75% de las enfermedades emergentes tienen un origen animal, y se estima que 1,7 millones de virus actualmente «no descubiertos» existen en mamíferos y aves, de los cuales, hasta 827.000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas.
«Estamos ante una oportunidad única para crear un entorno regulatorio favorable y accesible para las empresas innovadoras»
España es una potencia científica en biotecnológica: somos la novena potencia en producción científica en biotecnología, y quinta ajustado a PIB en terapias avanzadas. Debemos felicitarnos, pero no conformarnos ya que contamos con suficiente experiencia y evidencia para saber que invertir en innovación es hacerlo en seguridad para el futuro. Cuando hablamos de inversión en I+D debemos hacerlo con un enfoque holístico que tenga en cuenta a todos los agentes del ecosistema: desde la academia a la producción final y, por último, los pacientes.
Debemos seguir colaborando y creando redes que posibiliten la transferencia del conocimiento y la tecnología para que se materialicen en soluciones reales para los pacientes. Una meta que pasa necesariamente por una continuada y férrea apuesta por la colaboración público-privada. A este respecto, en 2024 se ha dado un paso importante con la creación de Terafront y la recién aprobada Estrategia de la Industria Farmacéutica 2024-2028, que también apunta en esta dirección y en la que AseBio ha tomado parte para potenciar la innovación de nuestro sector.
Pero la innovación depende en gran medida de las políticas e iniciativas regulatorias que se apliquen. Nos encontramos en un momento idóneo para sentar las bases de futuro de nuestro sistema sanitario. Vislumbramos un horizonte complejo a nivel regulatorio y legislativo tanto a nivel nacional como europeo. El paquete farmacéutico, o los RD de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y de Precio y Financiación, amén de la nueva ley de garantías, son muestras de ello. Estamos ante una oportunidad única para crear un entorno regulatorio favorable y accesible para las empresas innovadoras, contribuyendo al desarrollo de las innovaciones biotecnologías y, finalmente, acelerando su llegada a los pacientes.