Redacción
La investigación en cuidados enfermeros se ha convertido en una pieza clave para comprender el impacto de la pandemia en los colectivos más vulnerables. El proyecto Cuidamos +75, liderado por Milagros Rico Blázquez junto a un equipo multidisciplinar, busca visibilizar las necesidades de las personas mayores de 75 años y sus cuidadores familiares. En una entrevista para iSanidad, Rico Blázquez explica cómo este estudio, que involucra a más de 200 enfermeras en 10 territorios de España, aborda desde un enfoque integral las secuelas del Covid-19 y el confinamiento, apostando por un modelo de atención basado en la evidencia y la participación ciudadana.
¿De dónde nace la idea de impulsar la investigación Cuidamos +75?
La pandemia de COVID19 impulsó una gran cantidad de investigación sobre el impacto de la infección en la salud de diferentes grupos poblacionales en función de patologías previas, grupos de riesgo y mortalidad, entre otros.
Esta investigación, con un enfoque biomédico, no contemplaba el impacto en el estado de salud global y en las necesidades de cuidados que no solo la infección, sino también las medidas de contención de la transmisibilidad tuvieron en grupos especialmente vulnerables, como es el caso de las personas mayores y las personas cuidadoras.
Las enfermeras, especialmente en el ámbito de atención primaria, no perdimos el contacto con esta población, que necesitó reestructurar e incorporar cuidados en solitario dentro del hogar para satisfacer sus necesidades, que sufrió especialmente la situación de aislamiento social, de colapso del sistema sanitario y que no pudo lidiar con una brecha digital que dificultó aún más su adaptación a la nueva normalidad.
“Esta población necesitó reestructurar e incorporar cuidados en solitario dentro del hogar para satisfacer sus necesidades, sufrió especialmente la situación de aislamiento social, de colapso del sistema sanitario y no pudo lidiar con la brecha digital”
Conscientes de esta situación, vimos la necesidad de realizar un estudio epidemiológico que pusiera de manifiesto el impacto de la pandemia (infección y confinamiento) en la salud y necesidades de cuidados de las personas de 75 años o más y sus cuidadoras.
¿Cuáles son los principales aspectos que aborda esta investigación y cómo se espera que repercuta en la práctica clínica?
Esta investigación aborda tres aspectos, siempre desde la perspectiva integral de las personas y del cuidado enfermero desde atención primaria.
Por un lado, pretende describir el cambio en las necesidades de cuidados de esta población antes, durante y después de la pandemia, utilizando datos de vida real recogidos en la historia de salud de las personas que participan en el estudio. Esta epidemiología de las necesidades se describirá utilizando los lenguajes enfermeros estandarizados, y se pintará en un mapa georreferenciado de necesidades.
En segundo lugar, se quiere conocer el impacto de la infección en la salud de las personas de 75 años o más, en términos de mortalidad, capacidad funcional, cognitiva y calidad de vida relacionada con la salud.
Y, por último, tratamos de aproximarnos a la percepción y experiencia vivida por estas personas y sus cuidadoras familiares durante el confinamiento y la nueva normalidad, desde un enfoque cualitativo socio-crítico.
“Tratamos de aproximarnos a la percepción y experiencia vivida por estas personas y sus cuidadoras familiares”
Esta iniciativa cuenta con diferentes subproyectos, ¿Qué hitos destacaría de los que se han alcanzado hasta el momento dentro de los mismos?
Para dar respuesta a los objetivos que acabamos de señalar, diseñamos tres subproyectos con diferentes enfoques metodológicos.
El primero es un estudio de una cohorte poblacional que nos permitirá describir la epidemiología de las necesidades y el uso de servicios de la población en diferentes momentos. El tamaño de esta cohorte es un hito en sí misma, tiene en torno a un millón de personas mayores y podría convertirse en una de las más grandes dentro de los estudios enfermeros que conocemos. En este momento, con todas las variables y la información normalizada después de un largo pilotaje, nos disponemos a volcar toda la información y trabajar en el análisis.
El segundo es un estudio de cohortes de personas expuestas y no expuestas a la infección antes de iniciar el estudio, que nos permitirá evaluar el impacto de la infección en el proceso de envejecimiento de esta población. Actualmente, las enfermeras investigadoras del grupo clínico están finalizando el seguimiento a 18 meses de más de 1.000 personas en sus consultas.
Y, por último, se está trabajando en el análisis de los grupos de discusión de personas cuidadoras familiares y en las entrevistas de las personas mayores que han participado en el proceso de investigación cualitativa. En breve, esperamos publicar resultados en este sentido.
De manera transversal, creo que una de las mayores fortalezas de este proyecto es contar con un Grupo Asesor Ciudadano, que permite a la sociedad civil, no experta en investigación, participar con nosotros en el desarrollo del trabajo. Así, contamos con un grupo de personas mayores, que, mediante reuniones periódicas, se involucra en la toma de decisiones, sobre todo, a nivel de divulgación científica de los resultados.
“Una de las mayores fortalezas de este proyecto es contar con un Grupo Asesor Ciudadano, que permite a la sociedad civil participar con nosotros en el desarrollo del trabajo”
En este sentido, en abril celebramos una jornada en el Instituto de Salud Carlos III en la que compartimos el alcance de la investigación con otros investigadores, enfermeras y población general, abordando uno de los grandes problemas sociales que entronca con Cuidamos +75, el edadismo y sus implicaciones. Creemos que el proyecto ayudará también en este sentido y en una doble vertiente: por un lado, da voz a los mayores de 75 años y, por otro, nos ayuda a entenderlos mejor y, por ende, a atenderlos mejor.
Dado que el diseño de este proyecto es multidisciplinar, ¿Cómo se está realizando la interlocución y coordinación entre todos los agentes implicados?
Cuidamos +75 es un proyecto coordinado liderado por enfermeras. Aunque contamos con otros perfiles profesionales, la mayor parte de las investigadoras e investigadores somos enfermeras de diferentes ámbitos, asistencial, docente universitario e investigador.
Sin embargo, cada subproyecto ha tenido sus propios desafíos internos. El primero, la poca homogeneidad de las historias clínicas que recogen información muy dispar, a pesar de tomar como punto de partida el conjunto mínimo y básico de datos de la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP). Aquí sí que estamos trabajando con profesionales expertos en informática y extracción de datos en las diferentes comunidades autónomas.
“El primer desafío ha sido la poca homogeneidad de las historias clínicas, que recogen información muy dispar”
En el segundo subproyecto el reto ha sido la coordinación de más de 100 enfermeras clínicas, de diez territorios de ámbito nacional, compatibilizando su actividad clínica con la investigación.
Y, por último, lo más complejo en la investigación cualitativa ha sido la formación de los grupos de discusión de personas cuidadoras que, como sabemos, tienen mucha dificultad para disponer de flexibilidad horaria para salir de su hogar y dejar de cuidar por unas horas.
Hemos sorteado las distintas complicaciones gracias a nuestra mayor fortaleza: un sólido grupo coordinador, liderado por las tres investigadoras principales y por los responsables de cada territorio y expertos de cada metodología. En total hay más de un centenar de enfermeras implicadas en 10 territorios de 9 comunidades autónomas sin las que hubiéramos sido incapaces de llevarlo a cabo.
Además, la creación de la página web Cuidamos +75 (Home – Cuidamos +75) nos ha facilitado la comunicación del proyecto en dos sentidos, una externa hacia la personas que tengan interés en este ámbito de estudio, con información dinámica y de acceso abierto y otra interna, mediante la que hemos puesto a disposición de las enfermeras investigadoras la documentación interna.
¿Qué mensaje lanzaría a otros profesionales de la enfermería para inspirarles a que inicien o formen parte de proyectos de investigación?
La investigación en cuidados es una necesidad de nuestra profesión, para avanzar en el cuerpo de conocimientos teórico de la disciplina, y también una responsabilidad con la sociedad, que necesita de unos cuidados enfermeros basados en la evidencia.
Si bien es verdad, que para investigar es necesaria la capacitación metodológica; nosotras animaríamos a las enfermeras a plantearse preguntas durante su práctica clínica y a colaborar con grupos y redes estables de investigación que les permitirán ir avanzando en este proceso de capacitación.
Las buenas preguntas, nacen en la práctica clínica.