La pandemia Covid-19 no ha terminado y no terminará

No queremos volver a vivir algo parecido, pero tampoco queremos olvidarlo porque la huella es imborrable para los que la hemos vivido

Luis de Haro. Director general de iSanidad
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por Covid-19, una acción que cambió la humanidad. En España, el confinamiento comenzó el 14 de marzo de 2020, marcando el inicio del estado de alarma con medidas estrictas para limitar la movilidad y contener la propagación del virus. Este confinamiento, conocido como el primer estado de alarma, duró aproximadamente 100 días, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio de 2020. La declaración de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional  fue el 30 de enero de 2020, y su levantamiento el 5 de mayo de 2023.

El levantamiento de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional por la pandemia Covid-19 se produjo el 5 de mayo de 2023

La última actualización del Panel de Datos del Coronavirus de la OMS cifra los casos oficiales acumulados en más de 777 millones, con un saldo oficial de más de 7 millones de vidas perdidas. La distribución de vacunas, en un esfuerzo sin precedentes, ha superado los 13.300 millones de dosis administradas globalmente. Sin embargo, la batalla no ha terminado: el virus sigue mutando, cobrando vidas y desafiando los sistemas de salud de todo el mundo. El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advierte que la amenaza persiste y que la emergencia podría reavivarse con la aparición de nuevas variantes más agresivas.

La pandemia Covid-19 ha dejado secuelas imborrables. La desconfianza ha cambiado la sociedad porque ha sido un terreno en el que han proliferado tanto la desinformación como cientos de teorías conspirativas. No podemos nunca olvidar que el 1 de abril de 2020 se declararon en España 950 fallecimientos, en un solo día. Tampoco que los dos primeros médicos fallecidos fueron de atención primaria: Isabel Muñoz, de Salamanca, y Manuel Barragán, de Córdoba. Tampoco hemos olvidado los aplausos masivos a las 20:00 horas para todo el personal sanitario ni las sirenas que sonaban para felicitar los cumpleaños de algunos pequeños que sufrían el confinamiento y la soledad.

La desconfianza ha cambiado la sociedad porque ha sido un terreno en el que han proliferado tanto la desinformación como cientos de teorías conspirativas

Según datos oficiales hasta finales de 2021, 117 médicos y 70 enfermeras perdieron la vida en España por el Covid-19. Las cifras exactas para dentistas y farmacéuticos no están tan claramente documentadas, pero se enfrentaron riesgos considerables y muchos más de la cuenta fallecieron a causa del virus. Durante la pandemia, las farmacias desempeñaron un papel crucial en la respuesta sanitaria y en el apoyo a la comunidad por su compromiso social y sanitario. Su transformación digital permitió desde la protección de pacientes vulnerables hasta un apoyo emocional y comunitario.

Poco bueno se puede decir de toda esta época, que ha puesto de manifiesto la insoportable fragilidad tanto del hombre como de los sistemas sanitarios. Sin embargo, como de todo se puede aprender, la pandemia ha sido una oportunidad para abrir el corazón del hombre y aprender la importancia de la compañía y de estar pendientes del otro, incluso a distancia. Esta situación de emergencia y extrema soledad ha sido una oportunidad para profundizar en la importancia de tomar conciencia de que uno no está solo y que puede estar atento a las necesidades de las personas que nos rodean.

La pandemia ha sido una oportunidad para abrir el corazón del hombre y aprender la importancia de la compañía y de estar pendientes del otro, incluso a distancia

Los efectos más significativos han podido ser el estrés, el miedo o el nihilismo. Todo el tiempo de pandemia ha tenido un impacto emocional significativo en médicos, enfermeras, farmacéuticos y dentistas. La pérdida de pacientes, compañeros y seres queridos ha dejado cicatrices profundas. Además, la presión constante y la incertidumbre han contribuido a problemas de salud mental, como ansiedad y depresión. La pandemia no terminará nunca, aunque no queremos volver a vivir algo parecido no queremos dejar atrás lo que nos ha pasado. La huella es imborrable para los que la hemos vivido y podemos contarlo. La pandemia de Covid-19 ha dejado una marca indeleble en la vida de los supervivientes, con lecciones sobre la importancia de la salud, la comunidad y la resiliencia. Ha dejado una profunda huella en las personas, su impacto ha sido muy profundo como para dejarlo simplemente atrás.

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