Anuario iSanidad 2024
Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Farmacéuticos (Cgcof)
El año 2024 fue un año de grandes hitos para la farmacia española. El intenso trabajo que comenzamos hace ya una década para hacer de la profesión farmacéutica una profesión más digital, más social y más asistencial está plasmándose ya en éxitos que nos llenan de orgullo. El principal de ellos, saber que la farmacia es ya el servicio más accesible y mejor valorado por los españoles, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Hace tan sólo unas semanas hemos despedido un año en el que, entre otros grandes logros, se ha presentado el ‘I Mapa de Servicios Farmacéuticos España’, un documento que, por primera vez ha recopilado casi dos centenares de iniciativas en marcha en farmacias españolas que van más allá de la dispensación de medicamento. Se trata de servicios estrechamente relacionados con los medicamentos, como programas de adherencia terapéutica o servicios personalizados de dosificación (SPD). Pero también de servicios de salud pública ofertados por farmacias comunitarias para realizar cribados de cáncer, programas de cesación tabáquica o actuar como farmacias centinela alertando de brotes epidémicos.
Iniciativas, en definitiva, que están haciendo de la farmacia una pieza estratégica para el sistema sanitario tanto en lo asistencial como en la prevención, la educación, la promoción de la salud y la vigilancia epidemiológica, pero que deben extenderse de forma más homogénea y con un apoyo institucional más decidido a todo el país. Comenzamos ahora 2025 con el desafío, pero también la oportunidad que plantea la inminente presentación del anteproyecto de Ley de Medicamento, una norma que está llamada a consolidar el papel estratégico de la farmacia comunitaria en nuestro sistema sanitario.
«Es necesario revisar las actuales reservas singulares de medicamentos, eliminando barreras al acceso a los tratamientos desde la oficina de farmacia que no están justificadas desde una perspectiva sanitaria»
Es importante que esta ley se construya desde una visión amplia y de futuro sobre lo que la profesión farmacéutica puede aportar a la ciudadanía y al sistema sanitario ante retos presenten y futuros como el desafío digital, el envejecimiento y cronicidad de la población, los problemas de suministro de medicamentos, la escasez de profesionales sanitarios o los crecientes determinantes sociales de la salud. En ese contexto, la futura norma que regule el ámbito del medicamento debe ser una norma que consolide y fortalezca el modelo de farmacia español no sólo en lo que se refiere a planificación de farmacias sino también a la garantía legal de que donde hay un medicamento debe haber siempre un farmacéutico.
Es necesario que esta futura norma ayude a la extensión de fórmulas como la dispensación colaborativa entre farmacia hospitalaria y farmacia comunitaria para acercar los medicamentos a la población sin comprometer la sostenibilidad y viabilidad del modelo farmacéutico. También es necesario revisar las actuales reservar singulares de medicamentos, eliminando barreras al acceso a los tratamientos desde la oficina de farmacia que no están justificadas desde una perspectiva sanitaria.
«Es necesario revisar las actuales reservar singulares de medicamentos, eliminando barreras al acceso a los tratamientos desde la oficina de farmacia que no están justificadas desde una perspectiva sanitaria»
Es importante finalmente que la ley consolide en la normativa el papel del farmacéutico en la sustitución de medicamentos, ayudando con ello a paliar los problemas de falta de suministro de medicamentos. Estos cambios deben ir acompañados de un sistema de precios de los medicamentos estable, que no comprometa la continuidad y adherencia de los pacientes a los tratamientos ni la sostenibilidad de las farmacias. Sólo una ley que se comprometa con el avance profesional del farmacéutico y garantice una farmacia social, accesible y económicamente viable será una ley con vocación de futuro.
