Un estudio sobre 280.000 mayores indica un riesgo de demencia un 20% menor entre quienes se vacunaron del herpes zóster

La investigación, publicada en Nature respalda la teoría emergente de que los virus que afectan al sistema nervioso pueden influir en el desarrollo de la demencia

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Redacción
En el mundo de la oncología, son bien conocidos los oncovirus, un grupo de virus que se consideran como una de las causas de algunos tipos de cáncer. ¿Pueden aumentar los virus que afectan al sistema nervioso las papeletas de sufrir demencia? Es una teoría emergente para la que un estudio publicado este martes en la revista Nature, que recoge Europa Press, aporta datos significativos: un amplio estudio de población sobre personas mayores en Gales descubrió que quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster tuvieron un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia en los siguientes siete años que quienes no la recibieron. Hacen falta más investigaciones, pero si se confirman estos datos, los investigadores sugieren que una intervención preventiva para la demencia sería efectiva.

Hacen falta más investigaciones, pero los investigadores sugieren que una intervención preventiva, como puede ser la vacunación del herpes zóster, sería efectiva para la demencia

Estudios previos basados en historiales médicos han vinculado la vacuna contra el herpes zóster con tasas más bajas de demencia, pero no pudieron explicar una fuente importante de sesgo: las personas vacunadas también tienden a ser más conscientes de su salud de múltiples maneras difíciles de medir. Se sabe que hábitos como la dieta y el ejercicio, por ejemplo, influyen en las tasas de demencia, pero no se incluyen en los historiales médicos.

Pero hace dos años, Pascal Geldsetzer, profesor adjunto de medicina y autor principal del nuevo estudio reconoció un «experimento natural» fortuito en la distribución de la vacuna contra el herpes zóster en Gales que pareció eludir el sesgo. La vacuna utilizada en aquel momento contenía una forma viva atenuada o debilitada del virus.

El programa de vacunación, que comenzó el uno de septiembre de 2013, especificaba que cualquier persona que tuviera 79 años en esa fecha podía vacunarse durante un año. (Las personas de 78 años serían elegibles al año siguiente durante un año, y así sucesivamente). Quienes tenían 80 años o más el uno de septiembre de 2013 no tenían suerte: nunca serían elegibles para la vacuna.

El «experimento natural» fortuito que suponía la distribución de la vacuna contra el herpes zóster en Gales conseguía eludir los sesgos, así que los investigadores estudiaron los historiales médicos de 280.000 personas durante siete años

Estas normas, diseñadas para racionar el limitado suministro de la vacuna, también implicaron que la ligera diferencia de edad entre las personas de 79 y 80 años marcara la diferencia en el acceso a la vacuna. Al comparar a las personas que cumplieron 80 años justo antes del uno de septiembre de 2013 con las que los cumplieron justo después, los investigadores pudieron aislar el efecto de ser elegibles para la vacuna.

Las circunstancias, bien documentadas en los registros sanitarios del país, eran lo más parecido a un ensayo controlado aleatorio que se podría conseguir sin realizar uno, comenta Geldsetzer. Los investigadores analizaron los historiales médicos de más de 280.000 adultos mayores de entre 71 y 88 años que no padecían demencia al inicio del programa de vacunación.

Centraron su análisis en aquellos que se encontraban más cerca del umbral de elegibilidad, comparando a quienes cumplieron 80 años la semana anterior con quienes los cumplieron la semana posterior. «Lo que hace que el estudio sea tan poderoso es que es esencialmente como un ensayo aleatorio con un grupo de control (aquellos que son un poco demasiado mayores para ser elegibles para la vacuna) y un grupo de intervención (aquellos que son lo suficientemente jóvenes para ser elegibles)», señala el investigador.

Para 2020, uno de cada ocho adultos mayores tenían un diagnóstico de demencia, pero entre los que tenían la vacuna del herpes zoster las probabilidades caían un 20%

Durante los siguientes siete años, los investigadores compararon los resultados de salud de las personas con edades más cercanas que cumplían y no cumplían los requisitos para recibir la vacuna. Como se esperaba, la vacuna redujo la incidencia de herpes zóster durante ese período de siete años en aproximadamente un 37% en las personas que la recibieron, similar a lo observado en los ensayos clínicos de la vacuna.

Para 2020, uno de cada ocho adultos mayores, que para entonces tenían entre 86 y 87 años, había sido diagnosticado con demencia. Sin embargo, quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster tuvieron un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia que quienes no se vacunaron «Fue un hallazgo realmente sorprendente», destaca Geldsetzer. «Esta enorme señal protectora estaba presente, independientemente de cómo se analizaran los datos».

Pascal Geldsetzer: «Fue un hallazgo realmente sorprendente. Esta enorme señal protectora estaba presente, independientemente de cómo se analizaran los datos»

Los científicos buscaron exhaustivamente otras variables que pudieran haber influido en el riesgo de demencia, pero descubrieron que los dos grupos eran indistinguibles en todas sus características. El equipo de investigadores analizó los datos de maneras alternativas, utilizando diferentes rangos de edad o mirando sólo las muertes atribuidas a la demencia, por ejemplo, pero el vínculo entre la vacunación y las tasas más bajas de demencia se mantuvo.

En un hallazgo adicional, el estudio mostró que la protección contra la demencia era mucho más pronunciada en mujeres que en hombres. Esto podría deberse a diferencias de género en la respuesta inmunitaria o en la forma en que se desarrolla la demencia, reflexiona Geldsetzer. Por ejemplo, las mujeres, en promedio, presentan una mayor respuesta de anticuerpos a la vacunación, y el herpes zóster es más común en mujeres que en hombres.

El estudio mostró que la protección contra la demencia era mucho más pronunciada en mujeres que en hombres

Todavía se desconoce si la vacuna protege contra la demencia estimulando el sistema inmunológico en general, reduciendo específicamente las reactivaciones del virus o mediante algún otro mecanismo. También se desconoce si una versión más nueva de la vacuna, que contiene sólo ciertas proteínas del virus y es más eficaz para prevenir el herpes zóster, puede tener un impacto similar o incluso mayor sobre la demencia. Geldsetzer espera que los nuevos hallazgos inspiren más financiación para esta línea de investigación.

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