“En los últimos 10 años la quimioterapia ha sido prácticamente abandonada en LLC y sustituida por tratamientos dirigidos y personalizados»

Dra. Mª José Terol, jefa de Sección Clínica de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Valencia, adscrito al Instituto de Investigación INCLIVA

Anuario iSanidad 2024 
Dra. Mª José Terol, jefa de Sección Clínica de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Valencia, adscrito al Instituto de Investigación INCLIVA
Se estima que, en España, más de 20.000 personas sufren leucemia linfocítica crónica (LLC). Esta neoplasia hematológica representa en torno al 30% de casos de leucemia del adulto en países occidentales y, además, el 70% de casos se presen tan en mayores de 65 años. El abordaje de esta enfermedad ha avanzado sustancialmente, cada vez con opciones de tratamiento más eficaces, seguras y finitas, lo que impacta positivamente en la calidad de vida de los pacientes.

La Dra. Mª José Terol, jefa de Sección Clínica de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Valencia, adscrito al Instituto de Investigación INCLIVA, explica en una entrevista realizada con la colaboración de BeiGene cómo ha evolucionado el manejo de la LLC y, además habla del papel de la telemedicina en el control de esta y otras patologías, sobre todo en situaciones de emergencia.

¿Cómo evalúa el nivel de conocimiento que tiene la sociedad sobre patologías hematológicas como la leucemia linfocítica crónica (LLC)? ¿Qué se puede hacer para sensibilizar a la población?

El conocimiento general sobre la LLC es limitado, en parte porque hablar de la sangre tiende a generar cierto rechazo y, además, porque, aunque sea la leucemia más común, sigue siendo poco conocida y con frecuencia se confunde con la leucemia aguda.

Es fundamental aprovechar la influencia de los medios de comunicación: programas de radio, entrevistas en programas de salud y artículos en prensa, ya que son clave para transmitir estos mensajes.

A largo plazo, mejorar la educación en los más jóvenes podría marcar la diferencia, pero, a corto plazo, el foco debe estar en utilizar los medios como un altavoz hacia la sociedad y colaborar con asociaciones de pacientes para llegar a más personas.

Muchos diagnósticos de LLC son incidentales, a través de pruebas rutinarias. ¿Qué recomendaciones ofrecería a las personas mayores de 70 años para fomentar una detección temprana? Por otro lado, al comunicar un diagnóstico de leucemia crónica, que suele gene rar un gran impacto emocional en los pacientes, ¿cómo aborda esa conversación, especialmente cuan do el tratamiento inicial puede no ser necesario?

Recomendaría a las personas mayores de 70 años hacerse una analítica anual. Esto ya es una práctica común en atención primaria para controlar condiciones como la hipertensión o la diabetes. Una analítica puede detectar valores anómalos, como un aumento de linfocitos, que podría indicar la potencial existencia de LLC.

A la hora de comunicar el diagnóstico, es importante explicar que la LLC es una enfermedad crónica que no tiene nada que ver con una leucemia aguda. Esencialmente, les digo que la LLC es como un “envejecimiento de la sangre” y que muchas veces no requiere un tratamiento inmediato. Insisto en que se realiza un seguimiento hasta que haya criterios claros para tratar, como aparición de ganglios, anemia, pérdida de peso o fatiga extrema.

Este enfoque está respaldado por estudios de hace décadas que demostraron que tratar prematuramente no mejora los resultados. Enfatizo que la mayoría de los pacientes, especialmente en etapas iniciales, pueden llevar una vida normal, y que los avances médicos futuros les ofrecerán aún mejores opciones.

«Enfatizo que la mayoría de los pacientes, especialmente en etapas iniciales, pueden llevar una vida normal, y que los avances médicos futuros les ofrecerán aún mejores opciones»

En los últimos años, se han producido importantes avances en el tratamiento de la LLC. Desde su experiencia, ¿cómo han evolucionado las opciones terapéuticas y de qué manera han transformado la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes con esta enfermedad?

En menos de una década, la LLC ha vivido una revolución. En los últimos 10 años la quimioterapia ha sido práctica mente abandonada en LLC y sustituida por tratamientos dirigidos y personalizados, muchos de ellos orales.

Estos nuevos tratamientos tienen ventajas importantes, como una menor frecuencia de efectos secundarios en comparación con la quimioterapia, y mejor tolerancia y calidad de vida para los pacientes, ya que no requieren hospitalización ni provocan caída del cabello o vómitos.

Además, estos avances han mejorado significativamente el pronóstico, alargando la supervivencia incluso en casos más complejos. Sin embargo, es crucial que los pacientes se adhieran al tratamiento de forma constante para mantener la enfermedad controlada.

En España, ¿cómo percibe el acceso a los tratamientos más avanzados para enfermedades hematológicas en comparación con otros países?

Aunque no estamos a la cola, sí hay un retraso considerable. Desde que la Agencia Europea del Medicamento aprueba un fármaco hasta que se financia en España, puede pasar mucho tiempo, habitualmente más de un año. Esto genera desigualdades entre los ciudadanos europeos, ya que tratamientos disponibles en otros países aún no lo están aquí.

¿Cómo se aborda la personalización de los tratamientos en hematología para garantizar resultados óptimos en pacientes con perfiles diversos?

Yo creo que la personalización del tratamiento en hematología se debe abordar desde tres pilares fundamentales. El primero es el perfil biológico de la enfermedad, es decir, qué grado de agresividad presenta y si asocia factores genéticos de alto riesgo, como las formas no mutadas o la presencia de una alteración en TP53, lo que influye mucho en la elección del tratamiento.

El segundo tiene que ver con las características del paciente, especialmente si tiene comorbilidades como enfermedades cardiovasculares o insuficiencia renal, que pueden ser limitantes para algunos tratamientos.

Por último, está la voluntad del propio paciente, ya que hay varias opciones disponibles, como tratamientos limitados en el tiempo o tratamientos orales continuos, algunos en monoterapia y otros que requieren acceso intravenoso. Estos tres aspectos, combinados, permiten elegir la mejor opción para cada paciente. La reciente DANA en Valencia afectó gravemente servicios esenciales, incluyendo centros sanitarios.

Desde su experiencia, ¿qué medidas cree que podrían mejorar la resiliencia del sistema de salud ante desastres como este?

La DANA puso de manifiesto la importancia de herramientas como la telemedicina para garantizar la atención sanitaria en situaciones de emergencia. Este sistema permite realizar consultas telefónicas o por videollamada para controlar el estado de los pacientes, gestionar el envío de medicación y priorizar casos urgentes sin necesidad de desplazarse. Durante la pandemia se consolidaron las visitas telefónicas y el envío de medicación a domicilio, lo que resultó clave para mantener la continuidad de los tratamientos.

En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, ya existe un sistema que facilita el envío de medicación directamente a los hogares de los pacientes, algo que debería fortalecerse y expandirse para afrontar futuras crisis.

La telemedicina no solo ayuda a supervisar efectos secundarios, sino que también permite observar al paciente a través de videollamadas, lo que puede ofrecer información valiosa sobre su estado de salud. Este enfoque es especialmente relevante en pacientes con tratamientos crónicos, ya que asegura la adherencia al tratamiento, fundamental para mantener la eficacia de los fármacos.

«La telemedicina no solo ayuda a supervisar efectos secundarios, sino que también permite observar al paciente a través de videollamadas»

En situaciones de catástrofes como la DANA, ¿qué papel pueden jugar los programas de telemedicina y asistencia a distancia para garantizar la continuidad en la atención a los pacientes?

La telemedicina juega un papel crucial en situaciones de emergencia como la DANA, ya que permite garantizar la continuidad de los tratamientos y la supervisión de los pacientes a distancia.

En pacientes que ya están bajo tratamiento, es posible monitorizar la tolerancia a los medicamentos, detectar efectos secundarios tardíos y decidir si requieren atención presencial. Esto es especialmente relevante porque muchos fármacos tienen una vida corta en el organismo, por lo que es vital que los pacientes mantengan una adherencia estricta al tratamiento.

Además, los programas de telemedicina pueden evitar interrupciones en la atención sanitaria al permitir a los médicos priorizar los casos más urgentes, al tiempo que se asegura el seguimiento de aquellos que no necesitan desplazarse al hospital. Esta continuidad es esencial para prevenir complicaciones mayores en pacientes crónicos o vulnerables.

«Los programas de telemedicina pueden evitar interrupciones en la atención sanitaria al permitir a los médicos priorizar los casos más urgentes»

Desde su experiencia, ¿cómo se vieron afectados los hospitales y los pacientes durante esta crisis climática? ¿Qué lecciones se pueden extraer para evitar interrupciones similares en el futuro?

Los hospitales y centros de salud más cercanos a la zona cero de la DANA sufrieron graves daños, llegando algunos a quedar completamente inutilizados. Esto evidenció la necesidad de trabajar en medidas preventivas que refuercen la infraestructura sanitaria frente a desastres climáticos.

Además, el estancamiento de agua y fango durante tanto tiempo generó infecciones atípicas, como leptospirosis y brotes de gastroenteritis, problemas de salud que a menudo se minimizan. Aparte de fortalecer la infraestructura, es fundamental mejorar la coordinación entre las administraciones para garantizar una respuesta más efectiva y rápida en este tipo de situaciones.

Iniciativas como la telemedicina y el envío de medicación a domicilio han demostrado ser herramientas valiosas, pero deben integrarse en un plan más amplio que contemple tanto la prevención como la gestión efectiva durante y después de la emergencia. Esto ayudaría a minimizar los efectos de futuros desastres y garantizar una atención sanitaria adecuada en momentos críticos.

En el ámbito de la hematología, ¿qué avances espera que se consoliden el próximo año? Además, ¿qué líneas de investigación considera prioritarias para mejorar los resultados en pacientes con LLC y seguir ampliando las fronteras del conocimiento?

El próximo año se espera la consolidación de avances significativos en tratamientos limitados en el tiempo para la LLC. En el último Congreso Americano se presentaron combinaciones de nuevos fármacos con esquemas innovadores que podrían implementarse pronto si se financian en nuestro país, marcando un cambio hacia terapias más acotadas y personalizadas.

En cuanto a las líneas de investigación, dos áreas son clave. La primera es el estudio de la enfermedad mínima residual, para determinar si los pacientes con células cancerosas microscópicas tras el tratamiento necesitan continuar con un tratamiento indefinido o pueden suspenderlo de manera segura.

La segunda es la inmunoterapia, especialmente la terapia CAR-T, que modifica genéticamente los linfocitos T de los pacientes para atacar el tumor. Aunque ya es eficaz en varios linfomas, en la LLC sigue en desarrollo, debido al agotamiento inmunitario característico de esta enfermedad.

Además, los anticuerpos biespecíficos y nuevas moléculas dirigidas a mecanismos específicos están avanzando rápidamente, consolidando el abandono casi total de la quimioterapia. Estos en foques, centrados en tratamientos dirigidos y en la inmunidad, podrían transformar el manejo de la LLC y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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