Primera terapia con células madre mesenquimales eficaz en un modelo experimental de alopecia androgénica

El Dr. Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos, lidera un estudio preclínico para abrir nuevas vías terapéuticas en alopecia androgénica mediante la combinación de células madre mesenquimales y trifosfato de adenosina, una molécula con efecto energizante. Esperan comenzar los ensayos en humanos en 2027-2028

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Pablo Malo Segura
La alopecia androgénica, la forma más frecuente de pérdida de pelo en hombres y mujeres, representa un problema de salud con un impacto significativo no solo en el ámbito psicológico, con una disminución de la autoestima y alteraciones del estado de ánimo, sino también físico, al aumentar el riesgo de cáncer cutáneo en el cuero cabelludo debido a la pérdida precoz de la barrera protectora capilar. El Dr. Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y director médico de Clínica Imema, lidera un estudio que ha demostrado la eficacia de la primera terapia combinada con células madre mesenquimales derivadas del tejido adiposo y una molécula energizante, el trifosfato de adenosina (ATP), para estimular el crecimiento del cabello en un modelo experimental de alopecia androgénica en ratones.

La combinación de células madre derivadas del tejido adiposo y trifosfato de adenosina estimula la regeneración capilar, al unir la capacidad regenerativa de las primeras y la energía celular aportada por la segunda. El investigador resalta que esta sinergia favorece la recuperación del folículo piloso, promoviendo el crecimiento capilar. El estudio se puso en marcha debido a la necesidad de alternativas terapéuticas más efectivas, seguras, y menos invasivas y crónicas para tratar la alopecia androgénica. Los datos de la investigación se publicarán en las próximas semanas en la revista Stem Cell Research & Therapy, pero el Dr. López Bran ha adelantado en un encuentro con un reducido grupo de medios que los resultados son positivos. «Estamos ante la primera terapia con células madre mesenquimales y una molécula energizante que puede abrir una nueva vía en el tratamiento de la alopecia androgénica», ha asegurado.

El Dr. López Bran, pionero en técnicas avanzadas de trasplante, relata que desde sus inicios se interesó por mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por la alopecia androgénica. «Esto me llevó a buscar la manera de mejorar los resultados de supervivencia de las unidades foliculares que empleamos en los trasplantes», precisa. El origen de este proyecto innovador con células madre se remonta al periodo entre 2014 y 2018, cuando en la Clínica Imema desarrollaron compuestos para mejorar la supervivencia de los folículos trasplantados.

Diseño del estudio 

El estudio indujo alopecia androgénica en ratones mediante la administración de dihidrotestosterona (DHT) y se aplicaron diferentes dosis de células madre derivadas de tejido adiposo solas o combinadas con trifosfato de adenosina, en sus formas liposomada y no liposomada. El tejido adiposo necesario se obtuvo mediante liposucción y, tras ello, fue tratado para aislar las células madre y multiplicarlas mediante cultivo en la sala blanca o de terapia celular.

La investigación se ha llevado a cabo en un modelo de ratón con alopecia androgénica causada inducida por dihidrotestosterona, la hormona causante de esta patología

El desarrollo del estudio tuvo que superar numerosos desafíos de infraestructura y recursos económicos, así como las dificultades en la administración intradérmica en ratones que tienen la piel muy fina. Esto requirió la estabilización de protocolos para minimizar la variabilidad experimental, un elemento clave para cuando empiece a estudiarse en humanos, señala el investigador principal.

En cuanto a la aplicación clínica futura, la propuesta es un tratamiento alogénico con células madre procedentes de donantes, preparadas en salas de fabricación celular acreditadas, y administradas mediante mesoterapia en el cuero cabelludo del paciente. «Esperamos que con una sola aplicación se pueda obtener un efecto terapéutico significativo», explica el Dr. López Bran. En este sentido, el investigador destaca que el objetivo es «evitar la cronicidad de los tratamientos actuales y ofrecer una alternativa que no requiera medicación continua de por vida».

«Esperamos que una única aplicación sea suficiente para lograr un efecto terapéutico significativo»

¿Cuándo llegará a humanos?

«Estamos al inicio del camino. Vamos a continuar a partir de septiembre los ensayos preclínicos de seguridad y eficacia y en el año 2026 está previsto hacer la fase 1 y 2. Calculamos que en el año 2027 o 2028 podríamos iniciar los ensayos clínicos en humanos, con una duración estimada de dos años, aunque los plazos están sometidos a la evolución en los ensayos y los resultados que vayamos obteniendo en las diferentes fases», ha explicado el investigador principal.

En este sentido, señala que el tratamiento debe demostrar una eficacia superior a las terapias actuales y tener un coste razonable. Aunque inicialmente se prevé que los primeros ensayos se realicen en hombres, se contempla la inclusión de mujeres en fases posteriores, dado que un porcentaje significativo también padece esta condición.

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