Pablo Malo Segura
La Dra. Carmen Mariscal de Gante, médico forense y odontóloga en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Comunidad de Madrid, ha sido reconocida con el Premio Dentista del Año 2024 que concede el Consejo General de Dentistas. Su candidatura fue propuesta por el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región (COEM). En una entrevista con iSanidad, explica cómo la odontología forense resultó clave para identificar a algunas de las 224 víctimas de la DANA de Valencia cuando las condiciones de los fallecidos no permitían realizarlo por otros medios. Además, reivindica la necesidad de otorgar una mayor visibilidad a esta disciplina, que tiene un papel fundamental en grandes catástrofes.
El Consejo General de Dentistas le ha otorgado el premio Dentista del Año 2024. ¿Qué significa para usted este reconocimiento y qué mensaje trasladaría a los jóvenes profesionales que inician su carrera?
Para mí ha sido un orgullo recibir este galardón, sobre todo porque procede de mis compañeros, lo que le da aún más valor. Es un reconocimiento al trabajo realizado y al papel de nuestra profesión. Esta distinción me gustaría compartirla con el resto de compañeros odontólogos de otras comunidades autónomas que estuvieron colaborando en estos momentos tan trágicos en la DANA.
A los jóvenes les diría que tomen conciencia de la importancia de la medicina legal aplicada a la odontología. No se trata solo de asistencia o investigación, sino también de identificación. Una buena historia clínica y un examen detallado pueden ser decisivos para identificar a una víctima en caso de catástrofe.
La Dra. Mariscal de Gante colaboró en la realización de las fichas dentales de las 224 víctimas de la DANA de Valencia y, gracias a ello, se pudieron identificar los cuerpos de las personas fallecidas
¿Qué le llevó a especializarse en odontología forense y cómo ha evolucionado este campo?
La medicina forense me atrajo desde el inicio porque une mis dos vocaciones: la medicina y el derecho. Procedo de una familia de juristas, pero yo tenía una fuerte vocación sanitaria. Al ejercer como médico forense, descubrí que la odontología complementaba de manera extraordinaria esta disciplina.
Estuve trabajando en grandes catástrofes como el 11M y el accidente de Spanair en Barajas. Fueron experiencias durísimas. Estas situaciones confirmaron la relevancia de la odontología forense en la identificación de víctimas en grandes catástrofes.
A día de hoy sigue siendo un campo poco desarrollado en España y no se le da la importancia que tiene. No está contabilizado el número de profesionales, pero calculo que apenas hay una decena de odontólogos forenses en todo el país. Debería fomentarse la formación específica en odontología forense a través de universidades y colegios profesionales con cursos serios.
«A día de hoy la odontología forense sigue siendo un campo poco desarrollado en España y no se le da la importancia que tiene»
Usted ha sido reconocida por su papel en la identificación de las víctimas de la DANA en Valencia. ¿Cómo se organizó el trabajo odontológico y qué impacto tuvo en las identificaciones?
Cuando hay una catástrofe con múltiples víctimas lo primero son los levantamientos de cadáveres. Una vez nos llegan, se realiza una autopsia completa y, dentro de ella, una ficha odontológica detallada de cada fallecido. Estas fichas se cotejan con la información antemortem que proporcionan los familiares (tatuajes, intervenciones quirúrgicas con prótesis, fotografías) y, de forma crucial, los datos de las clínicas dentales que han tratado a estas víctimas.
En la DANA, muchos cadáveres llegaban en muy malas condiciones, lo que imposibilitaba la identificación por huellas dactilares. En esos casos, la odontología forense fue clave para poner identificar y poner nombre y apellido a las víctimas. La boca es única en cada persona, como el ADN, y es un elemento totalmente identificativo del individuo. Además, los dientes resisten muy bien incluso condiciones extremas. Gracias a ello se pudo identificar con certeza a los fallecidos y ofrecer a las familias la posibilidad de realizar el duelo. Durante la DANA estaba desbordada y quiero destacar que la presidenta del COEM, la Dra. Marisol Ucha, me ayudó mucho emocionalmente y se puso a disposición para lo que necesitase.
«La boca es única en cada persona, como el ADN, y es un elemento totalmente identificativo del individuo. Además, los dientes resisten muy bien incluso condiciones extremas»
¿Qué protocolos o técnicas resultaron más relevantes y qué retos encontraron?
La técnica fundamental fue la ficha odontológica, complementada con la comparación de datos antemortem. El principal reto fueron las trabas burocráticas, sobre todo derivadas de la protección de datos, que dificultaron el contacto directo con algunas clínicas.
En cuanto a medios técnicos en odontología forense, hoy disponemos de equipos de imagen más ligeros y portátiles que facilitan el trabajo. Sin embargo, todavía queda mucho por avanzar en la digitalización y en la dotación de recursos específicos para odontología forense. Es fundamental visibilizar la importancia de esta figura en general, pero, sobre todo, en las grandes catástrofes.
Como docente en la Cátedra de Medicina Legal, ¿qué considera esencial transmitir a los futuros odontólogos a nivel formativo?
Lo primero es dar visibilidad a qué es realmente la odontología legal y forense. Y lo segundo, concienciar sobre la necesidad de realizar historias clínicas completas.
A menudo, cuando solicitamos la documentación a las clínicas, lo que recibimos son presupuestos, no historias clínicas. Siempre intento transmitir a los alumnos que la historia clínica es básica también para la defensa legal del profesional. En pleno siglo XXI no deberíamos seguir descuidándola.










