El tiempo es oro, y mucho más después de un infarto de miocardio. Cuanto antes se aplica el tratamiento, mejores resultados se obtienen. Por eso, desde hace años los equipos de urgencia y hospitalarios se afana en ofrecer al paciente el mejor tratamiento en el menor tiempo posible, lo que ha aumentado la posibilidad de supervivencia de cada paciente. Sin embargo, según un estudio que acaba de publicare en «The Lancet», la tasa de supervivencia global sigue siendo la misma. Parece una paradoja, pero, según los autores de este informe la ésta se desvanece cuando se hace un análisis más detallado sobre qué pacientes han estado recibiendo los tratamiento. Según el artículo, cada vez son tratadas muchas más personas con las terapias indicadas para un infarto, angioplastia coronaria y stents de emergencia, pacientes en los que ahora se incluyen personas con problemas de salud más complejos que pueden ponerlos en mayor riesgo de morir en el hospital o poco después. Es decir, aseguran los investigadores de la Universidad de Michigan y de la de Yale (EE.UU.), sí es cierto que desde un punto de vista individual se están salvado más vidas, pero en términos globales las cifras siguen siendo las mismas.
(ABC)