Un equipo de investigadores españoles descubre cómo frenar el riesgo de padecer osteoporosis

La osteoporosis es una patología que afecta a todos los huesos del esqueleto y está provocada por una disminución de la resistencia y de la masa ósea (de la cantidad de hueso por unidad de volumen). Está asociada con un aumento en la diferenciación y activación de las células que degradan el hueso, los osteoclastos, lo cual provoca un aumento patológico de la tasa de reabsorción ósea. Como consecuencia de ello, se produce un adelgazamiento de los huesos (llamado osteopenia), se vuelven más frágiles y propensos a fracturarse de manera espontánea o después de un traumatismo mínimo.

La osteoporosis es la enfermedad ósea más frecuente en el mundo, y es que produce cada año más de 1,3 millones de fracturas de vértebras, cadera y muñeca, un número que aumentará considerablemente en los próximos años debido al envejecimiento de la población. Solamente en Estados Unidos, aproximadamente el 55% de las personas de más de 50 años tienen un riesgo elevado de padecer osteoporosis.

Aunque la enfermedad se ha considerado siempre más propia de mujeres postmenopáusicas, los expertos advierten que la osteoporosis es una patología que afecta también a varones. En España, según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER), aproximadamente 2 millones de mujeres padecen osteoporosis, con una prevalencia en la población postmenopáusica del 25% (1 de cada 4). Se estima que esta enfermedad es la causante de unas 25.000 fracturas cada año. Aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica en su vida restante. La edad, junto con otros aspectos como el sexo, el peso o los hábitos alimenticios, son factores de riesgo que pueden llevar a la pérdida de hueso y a la osteoporosis.

El desarrollo de nuevas terapias capaces de disminuir la actividad de las células que degradan el hueso, los osteoclastos, podría ser de gran utilidad para la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Por ello, un grupo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de Madrid, en colaboración con otros grupos del mismo centro y de Barcelona, Bélgica y Francia, ha descubierto un mecanismo novedoso mediante el cual es posible reforzar la masa ósea mediante el control de estas células “comedoras” de hueso.

El grupo liderado por la doctora Mercedes Ricote, con los doctores María Piedad Menéndez y Tamás Röszer como principales autores, ha demostrado que la diferenciación y activación de los osteoclastos es un proceso controlado por el receptor X de retinoides (RXR).

RXR es una proteína que se encuentra en el interior de las células, donde detecta la presencia de lípidos y derivados de la vitamina A, lo que provoca la inducción de la expresión de genes específicos. Como consecuencia, RXR controla procesos del desarrollo, inmunidad, homeostasis y metabolismo. Los investigadores del CNIC han demostrado que en células progenitoras de osteoclastos, RXR  controla la expresión de MAFB, una molécula clave en el proceso de generación de osteoclastos.

Experimento con ratones modificados genéticamente
Mediante el uso de ratones modificados genéticamente, estos científicos han demostrado que la pérdida de función de RXR en células progenitoras de osteoclastos da lugar al desarrollo de osteoclastos gigantes que inesperadamente, pierden la capacidad de reabsorber el hueso.

Como consecuencia, los ratones macho desarrollan huesos más densos en condiciones fisiológicas normales y los ratones hembra están protegidos de la disminución de masa ósea asociada a la pérdida de estrógenos, como ocurre frecuentemente en mujeres postmenopáusicas.

Un aspecto interesante de esta investigación es la demostración de que la activación selectiva de RXR mediada por bexaroteno, un fármaco de uso actual para el tratamiento de linfomas cutáneos, da lugar a un bloqueo total de la diferenciación de osteoclastos. La posibilidad de modular la actividad de RXR y por tanto la formación de osteoclastos mediante el uso de fármacos podría tener implicaciones terapéuticas para el tratamiento de enfermedades asociadas con la pérdida de masa ósea.

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