Investigadores de la Universidad de Stanford en Estados Unidos han conseguido transformar células de un cáncer de la sangre en glóbulos blancos, las células que son encargadas de defender al organismo de las infecciones y ayudar a eliminar los residuos y desechos de los tejidos, en pocas palabras, nuestras defensas.
En información recogida en el diario El País, esta transformación lograda por estos investigadores, dirigidos por el médico Ravi Majeti que, también es miembro del Instituto de Cáncer de Stanford y el Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de Stanford, supone un descubrimiento que parte casi de manera casual, y es que habían aislado en un laboratorio células con cáncer de un paciente con leucemia linfoblástica de células B precursoras, una de las más agresivas que producen esta enfermedad.
Como si de un “balneario” se tratara, los investigadores “cuidaban” de la mejor manera estas células cancerosas con todo tipo de nutrientes para mantenerlas con vida, y por ende servir de estudio a la comunidad científica. Sin embargo, sería uno de sus investigadores, Scott McClellan que, como informa El País, se dio cuenta de que las células dañinas, contradictoriamente, se estaban transformando en inofensivos macrófagos, que son unas células defensivas cuya función, en pocas palabras, es “comerse” el material extraño que hay en el cuerpo, como bacterias, microbios, residuos, e incluso células cancerosas.
La razón por la que estaban cambiando estas células cancerosas, tanto de forma como de tamaño era la exposición a ciertas proteínas que se unen a algunas secuencias de ADN.
El investigador Thomas Graf, del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, en declaraciones a El País, considera que “lo ideal ahora sería encontrar una sustancia química que acelere esta transformación que ya ocurre espontáneamente” de células con cáncer en glóbulos blancos. Como explica Graf, el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, llegó a patentar el método, pero tras un año sin éxito en la búsqueda de un fármaco que lograse los efectos deseados, se dejó de pagar la patente. Ahora es labor de los investigadores de Stanford buscar esa sustancia química. De momento, y no es poco, para ellos, el poder haber transformado células tumorales en glóbulos blancos, “puede representar una nueva estrategia terapéutica”.