¿Tráfico de influencias en las designaciones de puestos en la política sanitaria?

Con el nombramiento de nuevos cargos en las Comunidades Autónomas donde ha habido elecciones han llegado las interpretaciones personales de la ocupación de los cargos sanitarios. El último caso, bien flagrante, ha sido en Baleares.

La nueva consejera de Salud del gobierno socialista de Baleares, Patricia Gómez, ha elegido como director del Ib-Salut a Juli Fuster, según sus palabras por “criterios profesionales“, “queremos a los mejores en nuestro equipo“, ha dicho Gómez, que ha añadido que “el director general de Ib-Salut tiene un currículum profesional brillante y su trayectoria profesional está absolutamente por encima de su trayectoria personal“.

Y es esa referencia a personal lo que ha indignado tanto al Partido Popular como a la población porque actualmente Fuster y Gómez son pareja. Para defender su posición, la nueva consejera puso los ejemplos de las nuevas formaciones vinculadas a Podemos. Por una lado Ada Colau en Barcelona, ha colocado a su pareja, Adrià Alemany, en su equipo, y por otro, Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que ha colocado a Luis Cueto, marido de su sobrina, como coordinador de la alcaldía.

Es cierto que Fuster ya ocupó el cargo fe director del Ib-Salud en el primer Pacto de Progreso, y, además, fue director general de Planificación y Financiación en la legislatura 2007-2011, pero seguramente el Partido Socialista obraría de manera diferente si hubiera ocurrido en el Partido Popular, que ha considerado el nombramiento como “enchufismo y falta de ética“.

La presidenta del Gobierno balear, Francina Armengol, ha defendido que Gómez haya designado a Fuster para el cargo, independientemente de su relación personal.
..Alfonso González

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