Más del 75% de los pacientes con cáncer sufren dolor crónico e irruptivo

Especialistas en Oncología advierten que el dolor irruptivo pasa en muchas ocasiones a un segundo plano, a pesar de la trascendencia que representa para la calidad de vida y para la supervivencia del paciente. En los últimos años, los profesionales disponen de nuevas alternativas terapéuticas y, sin embargo, en la práctica clínica se emplean todavía opciones que pueden no ser las más adecuadas para este tipo de episodios de dolor tan específicos. Con el objetivo de actualizar los conocimientos de expertos en Oncología acerca de los progresos médicos alcanzados en esta área, la compañía Takeda ha celebrado en Madrid la Jornada TAKE-M-ONCO, un curso teórico-práctico que ha reunido a alrededor de un centenar de médicos de esta especialidad. En el encuentro, que cuenta con el aval de SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), la experiencia clínica ha tenido un peso importante dentro del programa a través de la presentación de casos reales.

Además del abordaje del dolor en el paciente oncológico, durante la jornada se han revisado otras cuestiones de máxima actualidad e interés para el oncólogo, como la epigenética y farmacogenética del dolor y su impacto sobre la progresión del tumor y la supervivencia del paciente, así como el nuevo rol de la inmunoterapia en el tratamiento del cáncer.

La formación en el área de dolor es especialmente importante, ya que más del 75% de los pacientes con cáncer sufre dolor crónico e irruptivo”, asegura el Dr. Juan Antonio Virizuela, médico oncólogo del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, y vocal de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). El doctor Virizuela destaca que “en ocasiones, este dolor pasa a ocupar un segundo plano, a pesar de su trascendencia para la calidad de vida y la supervivencia del paciente”.

El problema del dolor irruptivo oncológico es que es impredecible. La persona que lo padece puede estar haciendo sus tareas más habituales, y en un momento dado, el dolor aparece. Esto le impide llevar una vida normal”, afirma la Dra. Ana Casas, oncóloga médica del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y promotora del grupo de pacientes oncológicos Creamos lazos frente al cáncer. Por ello, la doctora hace hincapié en que el tratamiento debe ajustarse a la naturaleza de este dolor. “Las nuevas terapias tienen un inicio de acción muy rápido y, al mismo tiempo, una duración muy corta. Además no se mantienen mucho tiempo en el organismo”, afirma la doctora Casas, que explica que esto debe ser así ya que “la media de duración del dolor irruptivo puede ser solo alrededor de media hora”.

A diferencia del dolor crónico oncológico, el dolor irruptivo aparece de manera repentina y no se puede predecir, motivo por el cual los expertos indican que es difícil de abordar. Se trata de una exacerbación transitoria de un dolor oncológico crónico que ya está siendo tratado. Se estima además que alrededor de tres cuartas partes de los casos de dolor irruptivo no están bien diagnosticados.

El dolor en los distintos tipos de cáncer
Según el Dr. Virizuela, “un buen conocimiento de las características del dolor y de las posibilidades de prevención del mismo, ayudan a tratarlo bien”. El oncólogo afirma que “existen algunos tumores con mayor prevalencia de dolor, como aquellos que se caracterizan por compresión o infiltración de las estructuras nerviosas”. La Dra. Casas añade que, aunque el dolor irruptivo se da “en todos los tipos de cáncer”, señala que “es más frecuente en tumores de cara y cuello, así como en cáncer de pulmón, cáncer de próstata, tumores digestivos, sarcomas, etc”.

La Dra. Casas también advierte de que “hay personas que piensan que se pueden acostumbrar al tratamiento para el dolor. Sin embargo la realidad es que, cuando no se trata al paciente adecuadamente, se entra en una dinámica en la cual el dolor aumenta y es más difícil de combatir”. Por ello, la oncóloga incide en que “es importante tratar bien desde el principio tanto el dolor oncológico como el irruptivo”. Además, señala que el dolor en los pacientes con cáncer “es multidimensional, y afecta a la persona en todas las esferas de su vida”.

La Jornada TAKE-M-ONCO se ha dividido en 3 módulos. El primero ha tratado temas como la genética en el paciente oncológico, y aspectos generales como la definición, clasificación, epidemiología y caracterización del dolor oncológico, así como la determinación de los criterios diagnósticos. El manejo integral del dolor y los protocolos de actuación han sido otras de las cuestiones que se han abordado en esta primera parte de la jornada.

En el segundo módulo, se han recogido las novedades en inmunoterapia en el tratamiento del cáncer. Además, los especialistas han podido asistir a una conferencia sobre epigenética y farmacogenética del dolor, en la que se ha tratado el impacto del dolor oncológico sobre la progresión del tumor y la supervivencia del paciente.

Por último, el tercer módulo ha sido práctico, con la celebración de una charla-coloquio en la que han participado médicos oncólogos, una enfermera, un paciente y un familiar. Esta tertulia ha puesto sobre la mesa cuáles son las repercusiones del dolor crónico en la biografía del paciente, dando a conocer que supone un antes y un después en la vida de quien lo padece. Se han abordado temas como la calidad de vida, la supervivencia y la percepción del tratamiento, así como los aspectos emocionales, relacionales, familiares y sociales, y las repercusiones laborales y económicas que puede tener este tipo de dolor. Los participantes en la tertulia han manifestado que el dolor puede suponer no solo un terrible sufrimiento físico, sino un impacto en el estado emocional y en las relaciones con los demás, así como en las expectativas vitales del paciente. La jornada ha finalizado con la presentación de casos clínicos cuya intención es ayudar a compartir experiencias sobre el abordaje del dolor, el dolor irruptivo y otros temas de interés en oncología en la vida real.

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