El ritmo de las oscilaciones de la corteza cerebral, la clave para entender el síndrome de Down

Un equipo de científicos del Centro de Regulación Genómica (CRG) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de España ha identificado por primera vez las alteraciones a nivel neuronal que afectan a la fisiología de la corteza cerebral y que podrían ser las causantes de los déficits cognitivos en el síndrome de Down.

El trabajo, publicado en el último número de la revista Journal of Neuroscience, explica cómo un gen vinculado con el síndrome de Down se asocia a cambios en los ritmos cerebrales de la corteza cerebral, la región responsable de nuestra capacidad de razonamiento, del lenguaje y del comportamiento social.

La actividad cerebral se rige por un equilibrio minucioso entre la excitación y la inhibición neuronal. Específicamente, la activación neuronal se produce por mecanismos de excitación que están regulados a través de procesos inhibitorios. Para ciertas funciones, la red neuronal necesita estar sincronizada. Esto produce oscilaciones de alta frecuencia que hacen posible el correcto procesamiento de la información y la ejecución de comportamientos. Esta sincronización depende del equilibrio entre la excitación y la inhibición que se ve afectado en un gran número de trastornos que implican una disfunción cognitiva.

En la investigación se describen alteraciones en el ritmo y en la sincronización de la corteza cerebral para un gen candidato del síndrome de Down en un modelo de ratón. Dichas alteraciones se han relacionado con problemas en funciones tan importantes como la toma decisiones, la impulsividad, la memoria de trabajo o la atención.

En el pasado ya habíamos detectado cambios en la arquitectura celular de las neuronas de la corteza cerebral en modelos animales de síndrome de Down. Observamos que la estructura de las neuronas era distinta. Ahora hemos ido un paso más adelante y hemos estudiado la fisiología, es decir, la función de esta corteza cerebral y hemos podido comprobar que esas alteraciones celulares y pequeños cambios en la conectividad inhibitoria se traducen en un déficit de la activación de esta región y en su ritmo y sincronización de la actividad neuronal“, explica la Dra. Mara Dierssen, jefe del grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas y co-investigadora principal de este estudio. “Uno de los grandes problemas de la discapacidad intelectual es que no comprendemos cómo las alteraciones que detectamos a nivel celular desembocan en cambios a nivel de los circuitos cerebrales y alteraciones de la función cognitiva. El trabajo que acabamos de publicar explica algunas de estas alteraciones celulares y ofrece por primera vez un estudio in vivo de la fisiología de la corteza cerebral, estructura clave en las funciones ejecutivas como la concentración, el aprendizaje o la resolución de problemas“, añade.

Los científicos se centraron en uno de los genes relacionados con el síndrome de Down. Mediante experimentos con modelos animales que sobreexpresan el gen candidato, los científicos han demostrado que el exceso de este gen provoca cambios muy sutiles en el equilibrio excitación/inhibición y éstos llevan a una reducción notable de la actividad y sincronización de las neuronas excitadoras en la corteza prefrontal. En otras palabras, cuando este gen se encuentra sobreexpresado, reduce el nivel de descarga de las neuronas y altera el ritmo en las ondas de alta frecuencia de la corteza cerebral. Pero no sólo eso, también observaron que el problema radica en unas neuronas que se encargan de controlar la inhibición.

En resumen, si hay una menor actividad y existe una desequilibrio entre las frecuencias de las ondas cerebrales en el síndrome de Down, se debe a los cambios en la conectividad de las neuronas que deben controlarlas.

El estudio combinó experimentos de electrofisiología e histología con un modelo computacional que emula virtualmente el circuito neuronal de la corteza cerebral. “Hemos identificado alteraciones anatómicas y funcionales y, mediante un modelo computacional, hemos demostrado cómo dichos déficits pueden explicar las observaciones experimentales“, comenta la Dra. Sánchez Vives, jefe del equipo de Neurociencia de Sistemas y co-investigadora principal del estudio. “Gracias al modelo computacional hemos podido comprender todo el engranaje y realizar predicciones sobre el funcionamiento de la corteza cerebral en esta patología y sobre la evaluación del impacto en la función cognitiva de las alteraciones detectadas“, concluye la investigadora.

En este trabajo, cuyos primeros autores son Marcel Ruiz-Mejias del IDIBAPS y María Martínez de Lagrán del CRG, también han participado investigadores de la Universitat Pompeu Fabra, Universidad Pablo de Olavide y del Instituto Superior de Sanidad de Roma.
..Susana Calvo

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