Publicado en El País Aunque la inducción al parto, por regla general es segura, siempre han quedado dudas sobre sus consecuencias en la salud del futuro bebé. Entre esas consecuencias, una de ellas era que el recién nacido padeciera un Trastorno Del Espectro Autista (TEA), una enfermedad que sufre uno de cada 68 menores en Estados Unidos, donde la investigación está más avanzada. Un nuevo estudio, elaborado en la Universidad de Harvard y publicado en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine concluye que “no se encuentra ninguna vinculación entre ambos fenómenos”. Uno anterior, elaborado en 2013 y que tuvo mucha repercusión entre expertos y población, determinó lo contrario, que este tipo de intervenciones aumentaba el riesgo de padecer algún TEA. Apuntando a la exposición a la oxitocina -hormona que provoca las contracciones en el útero- como responsable de este riesgo.