Publicado en El País Hospital de Torrejón, 11.00 horas. Un grupo de ancianos con depresión está sentado en una sala. Forman un círculo con sus sillas. Llegan Tango y Ron, dos perros de terapia y la habitación se llena de risas, conversación y alegría. Esta magia se produce todos los martes y jueves en el hospital. Hoy, Begoña y Miguel, miembros de Yaracán, organización dedicada a la terapia asistida con animales, plantean varios ejercicios para que los mayores saquen a flote su positividad, fluyan las emociones y ejerciten su memoria. Tango, de raza Golden retriever y con cara de sabio bonachón, se acerca a Pepita, casi ciega, que dice sentirse muy triste. Se coloca pegado a sus tobillos y espera a que le acaricie. “He dormido muy mal, pero luego me he acordado que hoy tocaba perros y me he puesto tan contenta de saber que venía a verles otra vez”, comenta sonriente, mientras acaricia a Tango. Mientras, Ron, un bichón maltés, vivaracho, activo y alegre mira a los componentes del grupo y se acerca a la persona que parece más cohibida. Es su primer día de terapia, Andrés se relaja y sonríe cuando Ron se acerca a saludarle. “Los perros tienen empatía e instinto para saber qué persona del grupo necesita más atención, cuando se encuentra peor”, explica Begoña Morenza, directora Yaracán, de perros de terapia.