Publicado en El Español Si hay un adjetivo al que pueda acompañar siempre la palabra autismo es “complejo”. Complicado es el diagnóstico de los trastornos del espectro autista (TEA), complejo definir su origen -que ha llegado incluso a atribuirse falsamente a las vacunas- y, sobre todo, difícil es establecer un tratamiento. Las opciones terapéuticas para el autismo -caracterizado por dificultades en la interacción social, comunicación y comportamientos repetitivos- son limitadas, aunque la ciencia lleva años buscandolas. Un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry abre ahora la posibilidad a la aplicación de una sustancia para mejorar uno de los síntomas más característicos de la patología, la falta de interacción social. Se trata de la oxitocina, también conocida como hormona del amor y cuya aplicación se ha estudiado para diversos trastornos mentales y neurológicos.