Publicado en El Confidencial Las enfermeras y enfermeros españoles en Reino Unido se han cansado. La historia de amor entre los diplomados y los hospitales británicos parece que ha tocado a su fin. Todos esos alegres testimonios de jóvenes, hasta 8.000, que cambiaron de aires ilusionados y se asomaban a los medios de comunicación alabando su nueva vida y todas las oportunidades que se les abrían tras decidirse a emigrar, han cambiado radicalmente el tono. Casi una cuarta parte de los que se marcharon entre 2010 y 2014 ha regresado en el último año. “Y los que aún no lo han hecho es porque no pueden, pero están apuntados a todas las bolsas de trabajo españolas”, precisa Pedro Soriano, uno de estos enfermeros que se volvieron en 2016, el gran año del retorno. Y ya no se marchan tantos. “Nosotros sabemos los que se van, que van siendo cada vez menos desde estos dos últimos años, porque nos tienen que pedir un certificado de penales y otros documentos”, confirma Íñigo Lapetra, portavoz del Consejo General de Enfermería. “Los que se marcharon son sobre todo andaluces y, al final, después de tres años o así todos quieren regresar”, argumenta Lapetra.