..Juan Pablo Ramírez / Cristina Cebrián.
Nadie duda de que el sistema sanitario debe pivotar sobre atención primaria. A pesar de esta realidad, el primer nivel asistencial continúa infrafinanciado en un contexto marcado por la presión asistencial. El presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el Dr. Antonio Fernández-Pro, insiste en que en este entorno cambiante “la prioridad es el paciente” y en esta dirección deben dirigirse todas las reformas.
Cuando aún era consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, la hoy ministra de Sanidad, Carmen Montón, expresó su objetivo de situar el presupuesto de atención primaria en el 20%, ¿es suficiente?
La evidencia dice que hacen falta recursos. El 20% es una cifra mágica, más que un objetivo de mínimos. No se puede seguir funcionando con presupuestos en diferentes comunidades que rozan el 12%, el 14% o el 15%. Además de eso, todas las modificaciones que se planteen desde el punto de vista de crónicos, de innovación, se plantean en atención primaria con los mismos recursos y sin memoria económica detrás. Siempre digo que cualquier tipo de apoyo político en el sentido de la implicación de primaria en la resolución de problemas tiene que llevar aparejado, para que sea creíble un aumento de presupuesto. Y no un incremento de manera gratuita. Las cosas tienen un valor. Cuando se dice que atención primaria va a atender una serie de consultas. Eso tiene un precio en personal, en recursos, en costes. A partir de ahí deberá tener una memoria económica que deberá acompañar a cualquier modificación o a cualquier innovación. Es de sentido común.
¿Hacia dónde debería dirigirse este incremento presupuestario? ¿A personal? ¿Qué tipo de reformas?
Más que a personal, diría que a resolución de problemas. Los análisis están hechos, los problemas están evidenciados, las deficiencias sabemos cuáles son. El dinero lo volcaría en solucionar problemas. Sería la única manera de colocar al paciente en el centro del sistema. Si el problema surge del flujo del paciente dentro del sistema sanitario, pondría el dinero ahí. Seguramente en homogeneizar, en homologar, en hacer fácil ese flujo. Evidentemente hace falta personal y requiere recursos. Se trata de crear los circuitos suficientes y necesarios para solucionar problemas. Si trabajáramos en ese contexto y después lo valoráramos con respecto a resultados sí podríamos avanzar adecuadamente.
El dinero lo volcaría en solucionar problemas. Sería la única manera de colocar al paciente en el centro del sistema
¿Qué prioridades surgen en la solución de problemas?
La prioridad es el paciente. Estamos trabajando en dos prismas muy concretos. En primer lugar, tenemos que aumentar la capacidad resolutiva. El mayor copago que tienen los pacientes son las listas de espera. Nosotros evidenciamos cuando los circuitos no son adecuados. Lo vemos y sabemos cómo solucionarlo. Tenemos que medir. No se trata de que nadie tenga la piedra filosofal y conozca cuáles son las soluciones de los problemas. Aquí de lo que se trata es que habrá que hacer las cosas diferentes para obtener diferentes resultados. Al final el paciente tiene que estar en el eje del sistema y no lo servicios o los profesionales.
La presión asistencial es cada vez mayor y al mismo tiempo vemos más estrategias especializadas para determinadas enfermedades que pasan por primera atención primaria, ¿es posible con los recursos que existen?
Es una evidencia. Cualquier medida que el sistema adopte, si pasa por ser sostenible, si pasa por ser coherente, si pasa por ser posible, tiene que pasar por atención primaria. Pero atención primaria está en una situación difícil, una situación que la estamos viviendo cada día. Ahora mismo las plazas de difícil cobertura, estamos en un verano que serán difícilmente suplidas y los profesionales hacen un verdadero esfuerzo para cubrir todo. ¿Eso qué significa? Cuando se innova o se aplican nuevas situaciones. Cuando en esas nuevas situaciones no han contado con el profesional y ver cómo se pueden implantar en su día a día. Tenemos que parar, reflexionar, hacer un punto de inflexión y analizar sobre todo bajo el punto de vista de resultados por dónde vamos, hacia dónde vamos y qué es lo que queremos. Tampoco se debe plantear esto como una pelea de especialidades. Hay que sentarse bajo el punto de vista de la reflexión, de la normalidad y con el único objetivo de que el paciente esté en el eje. Y en el eje, significa en el centro. De tal manera que todo lo que hagamos sea para disminuir listas de espera y copagos, que al final redundarán en calidad y en beneficio del paciente.
Una de las quejas que tienen muchas veces los médicos de primaria es que deben dedicar demasiado tiempo a la burocracia, ¿cómo se pueden liberar recursos para que el médico esté más tiempo con el paciente?
Es la eterna canción. La burocracia en la atención primaria ha disminuido de manera clara. Nosotros, si miramos atrás, no podemos denostar todo. Hay cosas que se han hecho muy bien, otras menos bien y cosas que no se han hecho. Evidentemente, la burocracia, por ejemplo, con la receta electrónica, que está implementada en la mayoría del Estado. Lo que hace falta es que sirva, que los sistemas de información no sean mudos y ciegos entre diferentes CC.AA. y a partir de ahí se normalice ese proceso. Eso ha mejorado de manera clara. Los partes de las bajas laborables y de la incapacidad temporal también se han modificado. No ha resuelto el problema al 100% porque ha creado una serie de conflictos. Parece que el profesional se va adaptando a esta nueva situación, pero queda muchísimo por hacer. Lo básico es que cada profesional asuma la carga burocrática que le corresponda y quiero ser muy claro. Si un paciente sale de un hospital no debe salir sin una receta prescrita o sin una unidosis tomada que le haga efecto hasta que vaya a su médico de cabecera. Un paciente no puede salir de alta de un hospital con un papel en el cual se le diga que tiene que seguir un determinado tratamiento. Tendrá que buscar un médico, buscar un punto de atención continuada… Hay un camino por recorrer tremendamente importante y es un camino de honestidad y de responsabilidad, en el que cada profesional, independientemente del nivel asistencial, asuma de manera clara y rotunda en beneficio del paciente cuáles son las cargas asistenciales y burocráticas de cada nivel. Es decir, si cada nivel asume su propia carga burocrática de tareas, todas las que recaen en atención primaria se verían aliviadas de manera importante.
Si cada nivel asume su propia carga burocrática de tareas, todas las que recaen en atención primaria se verían aliviadas de manera importante
¿Puede ayudar aquí la farmacia comunitaria o cuál debe ser el cauce de colaboración?
La farmacia comunitaria puede ayudar en muchas cosas, siempre que queden claro cuáles son las funciones de cada uno. El médico prescribe y el farmacéutico dispensa. Siempre que se respeten esas premisas, la farmacia comunitaria entrará en juego con absoluta claridad. Lo que no puede pretender la farmacia comunitaria, y lo he hablado con ellos y estamos creando grupos de trabajo conjuntos, es prescribir medicamentos. Eso sería la línea roja que no se debe cruzar.
Los servicios de farmacia hospitalaria han ido ganando peso en los hospitales, ¿deberían integrarse farmacéuticos en los servicios de atención primaria?
En la mayoría de los servicios de atención primaria, hay farmacéuticos. Habría que analizar cuáles serían las funciones de los farmacéuticos. En la farmacia hospitalaria, el farmacéutico dispensa y asesora. En atención primaria, el farmacéutico solo asesora y generalmente a los equipos directivos. Existe alguna acción concreta con los médicos de atención primaria con lo que se refiere a información. Pero tienen funciones diferentes el farmacéutico hospitalario y el de atención primaria. No entiendo muy bien por qué.
Tienen funciones diferentes el farmacéutico hospitalario y el de atención primaria. No entiendo muy bien por qué
Durante el Congreso de la SEMG pusieron especial énfasis en la violencia de género, ¿cómo debe actuare el médico ante la sospecha de una agresión?
No hay duda. Tolerancia cero. El médico, la enfermera y la farmacia comunitaria están en un puesto de privilegio. Es el primer contacto que tiene el paciente. ¿Cómo puede ayudar? La mejor manera de tenerlo claro es contar con que puede pasar. Hay muchos algoritmos, muchas evidencias, debe prevalecer el sentido común y cuando el profesional sospecha que hay una violencia, debe referenciarlo, debe investigarlo y si se deniega, hacer un posible seguimiento. Sobre todo en el caso de la violencia de género e infantil. El médico está absolutamente concienciado. El primer punto fundamental es tenerlo presente.
¿Qué opina de la medida del Gobierno de regresar a la universalidad de la asistencia sanitaria y su intención de eliminar el copago?
La SEMG de inicio ha estado en contra del aseguramiento sanitario. Nosotros estamos absolutamente a favor de la sanidad universal. Pensamos que el principal copago que tiene el paciente no es el euro que paga por la receta o el porcentaje de medicamentos, pensamos que el mayor copago, el más frustrante y el más duro de solucionar es la lista de espera. Por ejemplo, cualquier patología en un padre o en un hijo que tiene una derivación en el tiempo a seis meses para una prueba o para la consulta de un segundo nivel. Tendremos que hacer algo. Evidentemente accesibilidad máxima al paciente, sanidad universal… Es un punto de inflexión importante para buscar soluciones y modificar determinadas cosas. Hagámoslo con coherencia y no desde el punto de vista cortoplacista del político. Hagámoslo todos, profesionales, administraciones sanitarias y pacientes, y diseñemos el modelo que queremos. Siempre digo a los gerentes que nunca se olviden que los sistemas sanitarios son un bien que la sociedad les entrega para que lo gestionen, que no son dueños de ellos. El dueño es el ciudadano.
Pensamos que el principal copago que tiene el paciente no es el euro que paga por la receta o el porcentaje de medicamentos, pensamos que el mayor copago, el más frustrante y el más duro de solucionar es la lista de espera
Con el cambio de Gobierno, el Real Decreto de Troncalidad vuelve a quedar en suspenso, ¿cuál es la posición del PSOE sobre la posibilidad de que los futuros médicos roten por los centros de primaria?
Cuando las cosas se hablan en terreno corto es siempre más fácil. Cuando contamos nuestros argumentos para que la troncalidad sea generalista, todo el mundo lo entiende. Cuando llevamos esta conversación a los despachos y hablamos desde el punto de vista teórico las cosas se complican más. Al final el Real Decreto de Troncalidad se paraliza porque no había una memoria económica. Hagámoslo bien, con ‘sentidiño’ como dicen los gallegos. No parece de recibo que un sistema sanitario público, que se quiere apoyar en la atención primaria, resulte que esta es absolutamente desconocida para el resto de los profesionales.
La mejora tiene que nacer del conocimiento y el conocimiento del medio y saber lo que se puede hacer y lo que no en una rotación de dos o tres meses. No va a solucionar el problema pero sí acercarlo. Siempre digo que no son importante los grandes pasos, que también, sino dar los primeros pasos en el sentido correcto. Siempre que hay un punto de inflexión como la suspensión de la troncalidad o cómo ha habido ahora, pensemos cuál es el siguiente paso para no equivocarnos. Toda esta situación debe llevar a una troncalidad sensata y acorde con las líneas estratégicas de la política de país. Hagamos que todos conozcan la atención primaria desde su inicio.
Toda esta situación debe llevar a una troncalidad sensata y acorde con las líneas estratégicas de la política de país
En cuánto a la recertificación de los profesionales, ¿en qué situación se encuentra?
Se encuentra en ‘stand by’. No ha habido ningún cambio ni con el anterior Ministerio ni con este. No es un tema que tenga una prioridad para la clase gobernante. Hay temas de máxima urgencia y este es un tema importante pero no urgente. Es verdad que la normativa europea está ahí. Pesa como una losa y tenemos que darle una solución. Los documentos técnicos están elaborados. Los desarrollos técnicos están hechos, la Comisión de Recursos Humanos lo ha estudiado, lo ha puesto en la calle, las sociedades científicas hemos trabajado en el desarrollo profesional de manera importante, hay grupos dentro de FACME trabajando en las competencias transversales de los profesionales y analizando cuáles son las herramientas que las diferentes sociedades hemos puesto en evidencia con respecto al desarrollo profesional, pero falta la salida por parte del Ministerio del decreto que por otra parte estaba en cola de boletín desde hace mucho tiempo. Al final saldrá. La fecha límite que tenía España para ajustarse a la normativa europea era el 1 de enero de 2016. Nos vamos ya a dos años largos o tres años.
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