..Cristina Cebrián.
Los videojuegos son algo muy serio si hablamos de adicciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyo esta adicción en su apartado de trastornos mentales y puede llegar a afectar a entre el 1% y el 10% de la población adulta. El hecho de diagnosticar un trastorno por videojuego requiere que los síntomas del paciente sean severos durante al menos 12 meses, en lo que respecta a su patrón de comportamiento y su afectación al ámbito familiar, social, educativo y laboral.
La depresión, la ansiedad, la dependencia del alcohol, el TDAH y el TOC son los trastornos mentales que más se asocian a las adicciones comportamentales
La Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) hace hincapié en que los profesionales sanitarios que atienden este tipo de adicciones investiguen cuáles son los trastornos mentales que subyacen. Durante la celebración de las III Jornadas de Adicciones Comportamentales y Patología Dual (ADCOM 2018), que organiza la SEPD, el doctor Francisco Ferre, vocal de Adicciones Comportamentales de la SEPD y jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, sostiene que la depresión, la ansiedad, la dependencia del alcohol, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), son los trastornos mentales que más se asocian a las adicciones comportamentales.
Una adicción con sustancia y una adicción comportamental “siguen los mismos mecanismos cerebrales y conductuales en cuanto al abuso, la tolerancia, la dependencia y la abstinencia y, en ambos casos, el consumo se vuelve patológico cuando hay consecuencias negativas a nivel social, económico, familiar, legal y físico”, añade el Dr. Ferre.
Dr. Ferre: “El consumo se vuelve patológico cuando hay consecuencias negativas a nivel social, económico, familiar, legal y físico”
¿Son realmente estas adicciones un trastorno mental? En palabras del doctor Néstor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual y jefe de Servicio de Salud Mental Retiro del Hospital Universitario Gregorio Marañón, “las adicciones comportamentales son un trastorno mental y no un vicio o una mala conducta”. Además, sostiene que “el abordaje preventivo y asistencial debe partir de esta premisa básica que sustenta el concepto de patología dual”.
Para sufrir una adicción, afirma el Dr. Szerman, hace falta tener una vulnerabilidad previa, por lo que la mayor oferta de ocio, las nuevas tecnologías y los juegos de la sociedad actual facilita que más personas vulnerables entren en contacto con ellas. “Es probable, como ya está pasando, que la incidencia de las adicciones comportamentales aumente con el paso de los años”, concluye.
Mayor incidencia en niños y adolescentes
Este tipo de adicciones comportamentales comienzan a edades cada vez más tempranas, tal y como refleja la encuesta ESTUDES 2017 elaborada por el Plan Nacional sobre Drogas. En ella se observa una evolución sobre el uso compulsivo de internet hasta el 21%, entre los estudiantes de 14 a 18 años, lo que supone un 4,6% más que en la anterior edición de esta encuesta.
Más de un tercio de los estudiantes de 4º de la ESO hace un uso problemático de internet
Además, Madrid Salud y la Universidad Camilo José Cela presentaron recientemente un estudio sobre el “Uso de Internet, Apps y Dispositivos Electrónicos en Adolescentes de la ciudad de Madrid”. Los resultados mostraron que más de un tercio de los estudiantes de 4º de la ESO que participaron hace un uso problemático de internet y casi otro tercio está en riesgo de desarrollarlo; el 43,5% presenta una conducta problemática en el uso de aplicaciones como whatsapp y casi un 40% utiliza las redes sociales de manera problemática.
La doctora Beatriz Mesías, subdirectora General de Adicciones del Instituto de Adicciones de Madrid Salud, destaca las acciones que se vienen desarrollando desde su departamento para frenar estas adicciones. “El Servicio de Orientación Familiar del Instituto de Adicciones cuenta con un programa de orientación familiar personalizada, que ha constatado un aumento progresivo de las intervenciones, hasta las más de 200 familias madrileñas atendidas en 2017”.
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