..Elena Santa María.
El problema de las resistencias es el mayor problema de la humanidad. Esta frase la ha pronunciado Bruno González-Zorn, microbiólogo y director de la Unidad de Resistencia a los Antibióticos de la Universidad Complutense de Madrid, durante una jornada de formación a periodistas sobre las resistencias bacterianas organizada por la tecnológica Biomérieux. Desde luego, es un problema grave y creciente del que también ha alertado la ONU.
Las bacterias consiguen hacerse resistentes a los antimicrobianos, lo que coloquialmente llamamos antibióticos, fundamentalmente de tres maneras: cambiando la estructura del fármaco y neutralizándolo; desplazando el fármaco antes de que empiece a actuar o cambiando su propia estructura para que el antibiótico no pueda unirse a ellas. El problema es que comparten su ADN, de manera que transmiten esa resistencia a otras bacterias.
El problema es que comparten su ADN, de manera que transmiten esa resistencia a otras bacterias
Supone un gran desafío porque infecciones que antes se trataban con ciertos antibióticos dejan de ser curables con esos mismos antibióticos y es mucho mayor el ritmo de crecimiento de resistencia en las bacterias que el de desarrollo de nuevos antibióticos. A esto hay que añadir que la medicina moderna no se entiende sin el uso de antibióticos: cirugía, tratamientos con quimioterapia, etc.
A día de hoy las resistencias bacterianas causan 3.000 muertes al año en España, más del doble que los accidentes de tráfico. A nivel mundial, se ha estimado que en 2050 supondrá la muerte de 10 millones de personas al año. Estamos hablando de un riesgo para la salud pública que además conllevaría pérdidas económicas estimadas en más de 100 billones de dólares, según el informe de Jim O’Neill.
Es mucho mayor el ritmo de crecimiento de resistencia en las bacterias que el de desarrollo de nuevos antibióticos
Una de las principales causas del aumento de resistencias es el uso inadecuado de antibióticos. Las bacterias aumentan su capacidad de resistencia al estar en contacto con antibióticos, y pueden pasar a otros individuos –también entre personas y animales- que no hayan estado expuestos al tratamiento.
En los últimos años el consumo de antibióticos se ha disparado en todo el mundo, pero la situación en España es especialmente preocupante, puesto que es el primer país de Europa en consumo de antibióticos en veterinaria y en Atención Primaria. Estos datos se deben en buena medida a la automedicación por lo que es fundamental poner en marcha campañas de concienciación.
A día de hoy las resistencias bacterianas causan 3.000 muertes al año en España, más del doble que los accidentes de tráfico
En el caso de los animales de abasto los antibióticos se han utilizado, y aunque en la Unión Europea está prohibido, se siguen utilizando en muchos países, como promotores de crecimiento. Su uso terapéutico también se está controlando, estableciendo programas de vigilancia de resistencia a antibióticos, así como controles para garantizar que los alimentos no contienen antibióticos ni microorganismos que puedan ser dañinos.
Invertir la evolución de las resistencias bacterianas es imposible, pero sí se puede ralentizar y controlar. Para ello es necesario tomar medidas, en primer lugar de prevención de infecciones, en segundo lugar de desarrollo de técnicas de diagnóstico rápido para comenzar el tratamiento correcto lo antes posible y especialmente de mejora del uso de antibióticos.