Julio Zarco: Para cuidar, el profesional sanitario necesita saber quién es él y cuáles son sus límites

..Elena Santa María.
..Cristina Cebrián (fotografía y vídeo).
La palabra Humanización está de moda en el mundo sanitario, pero, ¿lo está la humanización? Esa es la misión de la Fundación Humans, que la humanización no sea ocasional, sino que sea inherente al sistema. Sobre este reto ha versado el coloquio organizado por iSanidad en el que han participado tres miembros de la Fundación Humans: su presidente, el Dr. Julio Zarco; Antonio Bernal, presidente de la Alianza General de Pacientes y Blanca Fernández-Lasquetty, enfermera, secretaria de ANDE y directora de proyectos e Innovación de +QCuidar.

La humanización es “asumir la responsabilidad de dar unos cuidados holísticos de la máxima calidad y buscando siempre lo mejor para la persona” define Fernández-Lasquetty. “Es una visión determinada de cómo aproximarnos al mundo del enfermo y del familiar” añade Zarco.

La humanización no es una novedad, ha existido siempre. Antonio Bernal recuerda a su médico de cabecera de la infancia, que iba con una sonrisa a su casa. “Es vocacional y ha existido siempre”, apunta. Lo que intentan desde la Fundación Humans es que “las nuevas generaciones lo tengan intrínseco”. En 1985 se creó el primer plan de humanización, aunque el paso importante fue la creación de Departamentos de Humanización en las Consejerías de Salud de la Comunidad de Madrid y Castilla La Mancha. Pero la humanización, puntualiza Zarco, “es inherente al ejercicio de la profesión”. “Lo que tenemos que hacer –explica- es reactualizar el tema año tras año para que siempre esté presente y permeabilizando el sistema sanitario”. De hecho, la razón de ser de la Fundación es “intentar que las iniciativas que surgen sean a largo plazo y no una cosa puntual” añade Blanca Fernández-Lasquetty.

La humanización, puntualiza Zarco, es inherente al ejercicio de la profesión

Medir la humanización
Una forma de implantarla es medir resultados, esto es, valores de calidad que los pacientes reconocen. La medición produce una “rivalidad sana para superarse a sí mismos y lograr cotas de efectividad”, comenta Bernal. Uno de los proyectos que tiene en marcha la Fundación es “definir indicadores que determinen si todo lo que se está haciendo sirve para algo, lo que sea bueno lo podremos replicar y lo que no se dejará de hacer” señala Fernández-Lasquetty. Lo primero que se puede medir es la experiencia del paciente, aunque la experiencia es subjetiva se pueden encontrar parámetros más o menos objetivos.

Uno de los proyectos que tiene en marcha la Fundación es definir indicadores que determinen si todo lo que se está haciendo sirve para algo

Julio Zarco pone un ejemplo: “si dejan pasar al acompañante a la consulta o no es un factor medible”. Bernal advierte de la necesidad de medir todo el entorno socio-sanitario, no solo la calidad del paciente, ahí entran todas las personas que están alrededor: familiares, cuidadores, etc. Aunque, por supuesto, es el paciente quien “permite que los medidores sean válidos o no, dando su opinión con absoluta tranquilidad y franqueza”.

La participación del paciente es fundamental en la humanización. Por esa razón, en la Fundación Humans, muestra Blanca Fernández-Lasquetty, “cada proyecto cuenta con equipos multidisciplinares en los que los pacientes tienen la misma representación y participación que los profesionales”. Un factor fundamental en este sentido, según Julio Zarco, es la personalización, es decir, “tratar de ajustar los cuidados y la atención como traje a medida de la persona que tienes delante”.

Además, opina Fernández-Lasquetty, “solo pensamos en humanización cuando son procesos graves y agudos”, pero “lo del día a día también es importante para el paciente y su familia”.

Formar en humanización
¿Y cómo se implanta la humanización? En primer lugar, tiene que implantarse, opina Zarco, “en todos los ámbitos asistenciales”. La forma es a través de una formación mucho más holística que la que hay. “Si vamos a cuidar –expresa el presidente de Humans- cómo no vamos a saber quiénes somos nosotros y cuáles son mis límites. Hay que saber gestionar el mundo interno. Como decía Terencio, todo lo que es humano me atañe”.

Hay que saber gestionar el mundo interno. Como decía Terencio, todo lo que es humano me atañe

Por ello, Zarco propone incluir en los programas de estudio formación en ética, antropología, sociología, música, literatura, filosofía…porque “el profesional sanitario tiene que tener una dimensión humana colosal”. También sería necesario incluir técnicas de comunicación y aprender a resolver conflictos. “Cuando un paciente nos pregunta si le queda mucho para morirse nos vamos de la habitación porque no sabemos responder, nos da miedo” confiesa la enfermera. Otro factor importante, suma Blanca, es sensibilizar a los propios profesionales. “¿Nos gustaría que nos hicieran todo lo que hacemos en nuestra práctica diaria?”.

Zarco propone incluir en los programas de estudio formación en ética, antropología, sociología, música, literatura, filosofía

Antonio Bernal lo ilustra con un ejemplo sencillo, “el farmacéutico hospitalario es el responsable máximo de la medicación de un paciente y ni siquiera le pone cara, en ningún hospital los pacientes saben que tienen un farmacéutico”.

Uno de los problemas que presenta el sistema es que tiende a funcionalizar el ejercicio de las profesiones, de manera que “la propia administración te atrapa en una trampa en la que todos tus parámetros están supeditados a lo que dice mi gerente del gasto, al conflicto con el servicio, etc y la realidad es que tienes que atender al paciente como si fuera tu familia”, explica Zarco.

La propia administración te atrapa en una trampa en la que todos tus parámetros están supeditados a lo que dice mi gerente del gasto, al conflicto con el servicio

Bernal aprovecha para reclamar que es necesaria una humanización de la sociedad en general. “Tenemos que aprender a humanizarnos, a convivir, a ser humanos con nuestros semejantes”.

La empresa privada, explica Zarco, tiene una responsabilidad social que consiste en ofrecer un beneficio a la sociedad sin esperar nada a cambio. Además, insiste Fernández-Lasquetty, la empresa privada tiene recursos que el sistema público no tiene. Por eso la colaboración entre ambos es vital, concluyen los tres.

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