..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
La doctora había terminado por fin su jornada laboral. Echó un vistazo a la lista de pacientes, en donde se contabilizaban 45 nombres tachados. De eso hacía ya nueve horas, aunque parecía que hubieran pasado dieciocho. En ese tiempo, había conseguido descansar cinco minutos entre paciente y paciente para tomarse un café e ir al baño. Echó un leve suspiro reflexivo y su flequillo se removió con el paso del aire. “Yo que escogí Atención Primaria por vocación, porque era mi pasión, ¿por qué termino agotada cada día?”.
Marisa, que así se llamaba la médica, se quitó la bata y se dispuso a volver a casa. Ya era de noche porque tenía el turno de tarde. También tenía dos hijos a los que vería despiertos a la mañana siguiente. Estarían acostados cuando volviera. En el trayecto del centro de salud a casa, se puso a repasar mentalmente el desarrollo de la jornada. Eligió Atención Primaria por vocación, y desde que era residente, adquirió esa costumbre. Por si se le había escapada algo, decía.
Se acordó de D. Maximiliano, un septuagenario con dificultad respiratoria, tos con expectoración de moco y silbidos al respirar. Una simple espirometría le valdría para confirmar el diagnóstico de EPOC. Sin embargo, su centro de salud no contaba con espirómetro. “¿Cómo explicarle que si se fuera a otro centro o a otra Comunidad Autónoma le podrían confirmar rápidamente el diagnóstico?”. Una mezcla de tristeza e incomprensión atisbó en su mirada.
Un día en el que se reivindicarán las condiciones actuales del primer nivel asistencial
También se puso a pensar en su compañero Francisco, gran aliado de profesión que se jubilaría en septiembre. Esto conllevaba un ligero problema, porque se le había comunicado que no cubrirían esa plaza por ningún trabajador nuevo. Y la cosa iría a más, porque en un año otra compañera colgaría la bata igualmente. Marisa seguía reflexiva. “¿Cómo haré si ya prácticamente no puedo aumentar mi cupo de pacientes?”.
Rápidamente recapacitó sobre otra paciente, Dña. Ana. Venía varios meses quejándose de dolencias en el pecho y otros síntomas poco relacionados. Marisa no conseguía identificar qué le pasaba concretamente. Reflexionó sobre ese curso de formación al que no había podido acudir por la enorme consulta. También sobre el proyecto de investigación que había querido realizar pero que, por falta de tiempo, no llevó a cabo.
Ya estaba a punto de llegar a casa. Le vino a la mente la conversación que había mantenido con una compañera. Siempre le había parecido que ella tenía poca involucración con los pacientes. También era la última en llegar y la primera en irse. Sin embargo, cobraba más que Marisa. A pesar de que ella actuara al revés: la primera en llegar y la última en irse.
De repente, se tropezó con una baldosa del suelo que le obligó a volver al mundo real. En esa baldosa vio una pegatina que decía #PasiónPorLaPrimaria. Se sonrió a sí misma. Recordó que el próximo 11 de abril es el Día Nacional de la Atención Primaria. Un día en el que tanto Marisa, como otros doctores, aprovecharán para reivindicar las condiciones actuales del primer nivel asistencial. Un día en el que, a pesar de todo, también les servirá para celebrar su vocación.
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